El arte accesible del Prado o “una espiral de profunda transformación”

José Tomás Palacín

El Prado se ha situado como uno de los museos más influyentes a la hora de apostar por la accesibilidad. Contamos sus proyectos más relevantes

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Hace menos de un mes, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) premió al Museo Nacional del Prado en la categoría ‘Accesibilidad Universal-Fundación Vodafone España’ por su “acertado despliegue de una estrategia global de accesibilidad universal de sus entornos y servicios y de atención adecuada al grupo de interés de las personas con discapacidad”. Una labor que se ha visto recompensada tras años apostando por la universalización de sus obras. Una “espiral de profunda transformación” –según el presidente del CERMI, Luis Cayo Pérez Bueno– que durante mucho tiempo no fue así. Debido al lanzamiento de su nueva guía accesible –con sus correspondientes planos– hacemos un repaso por sus proyectos más destacados.

Cinco años atrás, el Prado lanzó el proyecto ‘Hoy toca el Prado –si bien llevaban trabajando en él desde el 2006–, una exposición de accesibilidad dirigida a personas con discapacidad visual. Mallorca, Girona, San Sebastián, Vigo, Valencia y Sevilla pudieron disfrutar de una obra itinerante que, mediante obras escogidas por la pinacoteca, pretendía llevar el arte pictórico a aquellos que no podían apreciar con perfección cuadros como ‘La fragua de Vulcano’, de Velázquez, o ‘El caballero de la mano en el pecho’, del Greco.

Pero nada más lejos de la realidad; a veces, la pérdida de un sentido solo trae la mejora de los otros. Con una técnica de reproducción en relieve denominada Didú, realizada por Estudios Durero, estas obras adquirieron nuevos horizontes. La técnica, explican desde el Prado, permite aplicar "diferentes texturas y volúmenes para conseguir unas reproducciones táctiles”.

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Exposición 'Hoy toca el Prado'. (Imagen: Museo Nacional del Prado)

Así, “las personas invidentes, con resto de visión o diversas patologías asociadas a la vista, pueden acercarse a la pintura religiosa, la mitología, la escena costumbrista, el retrato y la naturaleza muerta a través de una selección de piezas destacadas de la pinacoteca”. Desarrollado con la colaboración de profesionales con discapacidad visual, el proyecto –que volvió con motivo de su Bicentenario a ciudades como A Coruña, Cáceres, Málaga, Alicante, Lleida y Zaragoza– “cuenta con material adicional como paneles y cartelas en braille, audioguías de apoyo que proporcionan las indicaciones necesarias para hacer el recorrido táctil de las piezas expuestas y gafas opacas –que impiden la visión– para facilitar esta experiencia sensorial a todo tipo de público”.

El reconocido historiador del arte, Fernando Pérez Suescun, del área de Educación del Museo del Prado, ya explicó cuando lanzaron el proyecto que este primer acercamiento al mundo de la accesibilidad de esta experiencia hace que las personas invidentes “ahora pueden hablar de arte, comentar un cuadro con una persona vidente, porque después de haber podido recorrer las obras con sus manos han aprendido los mensajes que tienen las obras pictóricas”.

Un par de años después nació ‘El Prado para todos’, posiblemente, la iniciativa de accesibilidad más famosa del museo. En este programa se juntan diferentes actividades accesibles para grupos de centros de entidades sociales: son proyectos específicos en el que se promueve, según el museo, la participación de colectivos “como las personas mayores de 65 años o con deterioro cognitivo, personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA), grupos de población migrante o refugiada, Centros Ocupacionales, Colegios de Educación Especial y Centros de Rehabilitación Psicosocial, entre otros”.

El programa, que se lleva a cabo con la colaboración de Samsung, que aporta su tecnología, nació porque “tradicionalmente, hay personas y públicos que no se han visto reflejados en nosotros”. Cada año, ‘El Prado para todos’ cuenta con nuevas actividades, como puede ser ‘Sui Generis. Arte, publicidad y estereotipos’.

Lanzada en esta última convocatoria, la de 2020, pretende “explorar a través de obras de la colección el modo en el que el arte ha creado y perpetuado determinados estereotipos de género, como los de mujeres objeto, madres y esposas, o los de hombres fuertes, poderosos y cultivados”. En ‘Sui Generis’ comparan obras del Prado con campañas publicitarias que mantienen intactas “esas mismas estructuras de pensamiento preponderantes en siglos pasados”.

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Actividad 'Sui generis. Arte, publicidad y estereotipos'. (Imagen: Museo Nacional del Prado)

Por otro lado, dentro de ‘El Prado para todos’ también se encuentra ‘Te quiero en pintura’ dirigido especialmente a las personas mayores con deterioro cognitivo y, concretamente, a su memoria emocional. En esta actividad, obras de Tiziano, Rubens o Velázquez son mostradas de un modo particular: en primer lugar, se conoce a los artistas con autorretratos para que los mayores los identifiquen rápidamente. Y, en segundo lugar, profundizan en sus vida personal y sus experiencias con obras que fueron especiales para ellos: pinturas en las que aparecen familiares, amigos o pasajes bíblicos que hacen referencia a una situación personal de los artistas son ideales para regenerar emociones.

Para personas con daño cerebral adquirido –o en situación de pobreza o vulnerabilidad social– está ‘Invencibles’: esta quiere dar un tipo de experiencia dirigida no únicamente al aprendizaje, sino también al bienestar personal (tanto a nivel emocional como social) de personas que pueden sentir limitada por diversos motivos su participación igualitaria en la vida cultural. “La temática propuesta se articula en torno al concepto de resiliencia, a la capacidad humana de sobreponerse a situaciones complicadas o acontecimientos traumáticos”.

Por último, dentro de ‘El Prado para todos’ cabe destacar también ‘Los sabores del Prado’, una actividad dirigida a de personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA) y al colectivo de migrantes. Esta unión entre colectivos se debe a que la iniciativa está diseñada para personas que tienen una importante barrera para la comunicación oral. “La anticipación, la repetición, el uso de apoyos visuales y el hecho de abordar una temática cotidiana –como es en este caso la vinculada a la comida– contribuyen a esta adecuación”. La idea de esta actividad es trabajar con elementos cotidianos y reconocibles, como los alimentos, y utensilios relacionados con la comida facilita la experiencia en la percepción y comprensión de las obras de arte, permitiendo trazar conexiones lingüísticas y mentales.

Además, se debe subrayar la obra del Prado en cuanto al lenguaje de signos, una labor a la que dedican gran dedicación con iniciativas como visitas guiadas y lazos de inducción magnética. “Se ofrece también la posibilidad de solicitar un servicio de Intérprete de LSE para cualquier actividad del Área de Educación, con al menos 15 días de antelación”, avisan. Asimismo, cuentan con una visita guiada “especial”: la dirigida al estudio de Francisco de Goya, uno de los grandes referentes del museo. Y es que el personaje no está elegido al azar, ya que suele suscitar un especial interés en la comunidad sorda, por la enfermedad que le causó una importante pérdida de audición en las últimas décadas de su vida.

En ‘El arte en signos’, una profesional sorda realiza la exposición “sin necesidad de traducción o interpretación, lo que permite una transmisión directa de la información y una interacción personal más eficaz”. Como por ejemplo, que la cuestión de que Goya se volviera sordo, “pudo influir en su producción, pero sin llegar a suponer una ruptura. De hecho, la evolución de Goya hacia un lenguaje propio y más moderno se produce de forma gradual, compaginando obras de mayor libertad creativa con su faceta de pintor de cámara”, explican.

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Visita guiada 'El arte en signos. Goya' frente a 'Los fusilamientos del 3 de mayo'. (Imagen: Museo Nacional del Prado)

Del mismo modo, el Prado cuenta con gran cantidad de dispositivos accesibles para la visitas mediante un préstamo gratuito, como un bucle magnético para audioguía, ya que “mediante el lazo de inducción magnética, los usuarios de audífonos o implantes cocleares con posición T pueden hacer un uso normalizado de las audioguías y de los sistemas de guiado de grupo”. También tienen un dispositivo portátil multimedia llamado signoguía “que ofrece la posibilidad de realizar un recorrido autónomo por 52 obras maestras mediante videos en Lengua de Signos Española y subtítulos en español”. Y, además, una audioguía con audiodescripciones adaptadas de una selección de 50 obras maestras para que las personas ciegas o con baja visión puedan realizar una visita libre.

Volviendo a la actualidad, y como se ha citado en el primer párrafo, el Museo del Prado acaba de lanzar un proyecto pionero: una guía de lectura fácil y un plano accesible que, según la pinacoteca, facilitará la visita no solo de personas con discapacidad intelectual, sino también de personas con otros tipos de discapacidad, “con formación cultural limitada, personas con deterioro cognitivo o trastornos de desarrollo o comunicación”.

“El Museo del Prado es una organización comprometida en materia de responsabilidad social, de ahí su esfuerzo para eliminar también las barreras cognitivas y contribuir a la comprensión y el disfrute no solo de los contenidos y relatos del Museo, sino también de sus espacios y servicios” señala sobre este lanzamiento Virginia Garde, coordinadora general de Desarrollo de Públicos y Seguridad del Prado. “La lectura fácil es un sistema alternativo de comunicación en el que España es pionera, el cual beneficia a todas las personas con discapacidad cognitiva o con cualquier otra dificultad de comprensión”.

En total, diez obras que, según ha comentado Ana Moreno, coordinadora general de Educación, en la presentación, podrá ampliarse hasta 50. Son –por orden del itinerario del plano–: ‘El Lavatorio’, de Tintoretto; ‘La Anunciación’, de El Greco; ‘La Adoración de los Pastores’, del mismo; ‘La fragua de Vulcano’, de Velázquez; ‘Las meninas’, también del genio sevillano; ‘Carlos V en la batalla de Mühlberg’, de Tiziano; ‘La Adoración de los Magos’ y ‘Las tres gracias’, de Rubens; y, por último, dos de Goya, ‘La familia de Carlos IV’ y ‘La maja desnuda’.

Desde el Prado no parar de lanzar iniciativas de este tipo y se necesita mucha visión para mejorar lo que parecía inmejorable. Con la reciente celebración del Bicentenario, la pinacoteca se ha dedicado a expandir el arte que llenan sus salas a todas las personas que han podido, desde turistas del propio país a extranjeros. Pero al final, “abrir” un museo y extender su mensaje es algo más que tener millones de visitantes: es que todas las personas tengan la oportunidad de ver, oír o escuchar ese mensaje.

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