Hace casi un año anunciamos en Innovaspain algunos avances del proyecto europeo ARCHES, una iniciativa de ámbito cultural que se centraba en la investigación participativa para el diseño de la tecnología, así como de la accesibilidad. Ahora, los resultados finales de la investigación se ha presentado en uno de los seis museos que forman parte del consorcio, en el Museo Thyssen –Museo Lázaro Galdiano y el Museo de Bellas Artes de Asturias, españoles, forman parte también–.
“¿Qué ha ocurrido en estos años?”, se preguntan desde Thyssen a causa de ARCHES –financiado por la Unión Europea desde hace tres años con 3,8 millones de euros. Y es que, según ellos, “en los últimos años, se han realizado numerosas actividades encaminadas a la sensibilización sobre las necesidades de accesibilidad que tienen las personas. También se ha creado una gama de materiales de orientación y capacitación (apps y relieves táctiles, entre otros) para actividades dentro del museo y una guía para profesionales de estas, instituciones sobre cómo trabajar hacia un museo más inclusivo”.
El objetivo de ARCHES se ha centrado en crear herramientas de accesibilidad que “podrían ser útiles para un gran número de personas, con o sin discapacidad”. Por ello, muchos de estos recursos incluyen “información en lenguaje claro y lectura fácil, audiodescripciones, recursos multisensoriales y vídeos en lenguaje de signos. Los relieves táctiles permiten a los visitantes del museo tocar réplicas de las obras maestras y conocer más sobre ellas con la ayuda de una innovadora guía multimedia controlada por gestos. Se presenta también una aplicación que ofrece rutas temáticas por el museo, y un juego digital que se puede utilizar dentro y fuera de estos espacios. Todo ello incluye herramientas diseñadas de acuerdo con las necesidades de los grupos de investigación”, informan en un comunicado.
Por otro lado, la metodología de investigación participativa de ARCHES ha situado las necesidades reales de los usuarios en el centro de un proceso iterativo de diseño e implementación, a través de su participación activa en tres ejercicios piloto. “Esto también facilitó la validación de posibles soluciones en escenarios de los seis museos, así como el compromiso con audiencias más amplias (por ejemplo, niños, ancianos y otros grupos potencialmente marginados) y la extensión a otros sectores, principalmente educación y turismo”, destacan.
Así, el proyecto ha combinado “la colaboración internacional y el desarrollo tecnológico con la metodología de investigación participativa con personas con discapacidad visual, auditiva o intelectual”. De hecho, se ha involucrado a diferentes socios, provenientes de universidades, empresas y museos, dedicados a encontrar aplicaciones novedosas para facilitar el uso de las colecciones de los museos. Aún así, “en todas las circunstancias indicadas resulta imprescindible ser flexible y estar atento a las dinámicas del grupo, conservar una distancia profesional con los participantes, manteniendo al mismo tiempo un fuerte contacto humano. La práctica participativa no consiste en un tipo de actividad concreta, sino en la manera en que se lleva a cabo toda la actividad”, indican en sus resultados.