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Museo Würth: el arte que hace respirar a La Rioja

Aunque la pandemia ha frenado la actividad de los museos, la filosofía que el mecenas Reinhold Würth instauró en la región sigue intacta: la cultura es la base para una sociedad mejor
Museo Würth
Silvia Lindner, directora del Museo Würth La Rioja (Foto: Rafael Lafuente). A la derecha, interior del museo con algunas obras recientes. (Foto Andi Schmid)

“Un año de reseteo”. Silvia Lindner, directora del Museo Würth La Rioja, prefiere ahondar en la capacidad de reinvención del sector de la cultura y el arte, y de los museos en particular, a profundizar en esas seis letras –crisis– que han protagonizado los titulares en España desde marzo de 2020. “La pandemia frenó de manera repentina y forzosa los museos a todos los niveles, desde las actividades para el público hasta las actividades internas y cotidianas. También la propia concepción de los museos y su función y cómo las colecciones se han trasladado al público”, explica.

Aunque asume que las cifras económicas y de visitantes a escala global “son catastróficas, además de la cantidad de puestos de trabajo perdidos y el aumento de la precariedad”, Lindner destaca la parte positiva, “que es también abundante”: el Museo Würth ha logrado trazar más redes de contacto, acercarse a su público de una manera distinta y encontrar espacios desde los que construir conocimiento que antes pasaban desapercibidos.  

Dos hitos destacan en torno al museo en este convulso año, ambos unidos por “la generosidad que han mostrado los artistas desde que comenzó la pandemia”, aplaude Lindner. Gracias a la exposición Arte español a partir de la Colección Würth, durante el confinamiento el museo pudo generar actividades para distintos públicos. “Contamos directamente con los artistas, que nos abrieron sus casas y que dedicaron su tiempo a encontrarse con nuestros visitantes a través de las redes”, indica la directora, que reconoce que “lograr que estos encuentros hubiesen sucedido en un formato presencial hubiera sido mucho más complejo por las agendas complejísimas de los artistas” –como José Manuel Ballester o David Rodríguez Caballero, entre otros, que participaron en el proyecto–.

Vista exterior del museo. (Foto: Rafael Lafuente)

Por otro lado, la reapertura del museo en junio de 2020 supuso un emocionante nuevo punto de partida. “Fue como abrir el museo al público por primera vez. Las primeras actividades presenciales, tanto culturales como educativas, que programamos permitían con toda la cautela recuperar y valorar la cotidianidad previa a la pandemia”, sostiene Lindner.

El ámbito de la educación sigue jugando un papel decisivo en el Museo Würth, que durante este año ha puesto en marcha el nuevo programa 10×5, pensado para escolares, personas con discapacidad intelectual y grupos de mayores en residencias de ancianos y centros de día. “Nos ha permitido seguir trabajando con ellos de manera segura y de calidad, y a la vez trasladar las artes plásticas al día a día de estos colectivos… creo que ha sido uno de nuestros grandes aciertos este año”, apunta Lindner.

2021 y el equilibrio

“El reto principal es equilibrar”, afirma Silvia Lindner de cara a 2021, un año en el que “si se cumplen los planes vacunación se podrá recupera un poco el ritmo expositivo y de visitantes”. Aunque la directora teme que “va a ser un año difícil de nuevo para los museos de todo el mundo, no solo los españoles”. A su juicio, no habrá grandes exposiciones que congreguen a público multitudinario, sino una mirada a las colecciones propias. “Necesitamos un poco de tiempo para pensar cómo queremos que sea el futuro, aunque por otro lado tampoco disponemos de mucho, porque el coronavirus está llevando consigo una destrucción gradual de puestos de trabajo y de la capacidad de las propias instituciones de cumplir su función educativa, de investigación y de conservación”.

Pese a la aceleración tecnológica provocada por el coronavirus, desde el Museo Würth están convencidos de que lo digital no sustituirá a lo presencial. No es un año cualquiera. De hecho, en 2021 se cumplen tres décadas desde que el profesor y mecenas Reinhold Würth materializase en Alemania su sueño en forma de museo: contribuir a una una sociedad mejor gracias a la cultura. El resultado fue una red de museos que mantienen una activa programación cultural y educativa abierta a todo el público presentes en Francia, Austria, Dinamarca, Holanda, Italia y Suiza.

Imagen de la exposición Arte español a partir de la Colección Würth. (Foto: Laura Peña Ibañez)

Aunque el mundo ha cambiado desde aquel 7 de septiembre de 2007, cuando el Museo Würth abrió sus puertas en La Rioja, la esencia sigue intacta. “Lo digital ha de acompañar a lo presencial. Nos permite romper fronteras, democratizar el acceso al arte, llegar a lugares del entorno rural o de la España vaciada, incluso de fuera de España. Pero esto ha de acompañar a lo presencial, la pastosidad de las obras de Lehmpfuhl, por ejemplo, a fuerza de sus trazos, el estallido de color en sus pinturas… todo esto ha de experimentarse de manera presencial, es insustituible”, analiza Lindner.

No obstante, según la directora, los museos no deben obsesionarse con la oferta para atraer y recuperar los visitantes que en su día tuvieron. “Los museos tienen contenidos de sobra para que el público acuda. No creo que sea un problema de oferta, sino de miedo a la masificación y a los lugares públicos. Los espacios culturales, y por lo tanto los museos, son espacios seguros. Se ha demostrado durante las distintas desescaladas, la exquisitez con la que se trata la seguridad y la higiene en un teatro o en un museo es incuestionable, quizá tan solo se necesita que los visitantes pierdan el miedo a los lugares de concurrencia pública”, reflexiona.

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