La música de fondo que suena en los locales contribuye de forma positiva al comercio y a la satisfacción de los clientes. Bajo esta premisa surgió el proyecto europeo Music360, cuyo objetivo es crear una plataforma digital que recopile datos sobre el valor económico y no económico de este tipo de música y analizar sus efectos positivos y negativos para generar conocimiento basado en técnicas de inteligencia artificial (IA).
Esta música también constituye una importante fuente de ingresos para los titulares de los derechos de propiedad intelectual de la música. "Sin embargo, las partes interesadas no comprenden del todo el valor de la música", avisa Óscar Pastor, investigador del instituto VRAIN de la UPV, la parte española implicada en la iniciativa junto a la empresa Bmat. Music360 combinará los datos de las organizaciones de gestión colectiva con el fin de proporcionar a las partes interesadas del ecosistema musical de la Unión Europea una herramienta para evaluar el valor de la música.
El proyecto acaba de presentar sus primeros avances, entre los que se incluye el primer prototipo: una plataforma digital a través de algoritmos de machine learning. Hasta el momento, se han comparado las diferencias obtenidas entre el valor cultural, social, económico y emocional que hombres y mujeres otorgan a la música que se escucha en la celebración de los 'moros y cristianos' versus una verbena en la calle.
"El trabajo humano inicial que estamos desarrollando delimita qué preguntas son relevantes para poder determinar si cierto tipo de música hace que el consumidor decida añadir algún producto al carro de la compra, o si la música que suena en un centro hospitalario sirve a un paciente para tranquilizarse o lo contrario", explica Pastor, que resalta que "la selección de las preguntas adecuadas va a posibilitar que la IA realice su trabajo".
La plataforma recopila datos a un nivel muy detallado utilizando tecnología de huellas dactilares y los combina con los datos de las organizaciones de gestión colectiva para ponerlos de forma transparente a disposición de las partes interesadas del ecosistema musical de la UE, incluidos los creadores, los locales y los responsables políticos. "Con estos datos, los creadores comprenderán el valor de la música y podrán identificar nuevas oportunidades de negocio. Los locales podrán evaluar el valor de la música para sus ingresos. Los responsables políticos obtendrán información sobre el impacto de los acontecimientos en el ecosistema musical, de modo que las respuestas a perturbaciones como la pandemia del COVID-19 puedan basarse en datos", detalla Pastor.
El consorcio está formado por cinco CMOs, dos universidades, una empresa de huellas dactilares, una empresa europea de lobby para artistas y otra de diseño de ecosistemas. Conjuntamente, sus clientes abarcan todas las partes interesadas relevantes del ecosistema musical de la UE. Está previsto que de aquí a que termine el proyecto (dentro de tres años) las universidades desarrollen una teoría del valor de la música basada en experimentos reales.