Promover las vocaciones STEAM desde una perspectiva de género, inspirar y exponer de manera nítida el problema de la brecha que separa a hombres y mujeres en ciencia y tecnología. Sobre esas líneas maestras se mueve Mind the Gap, una iniciativa de la Embajada de Suecia en España que, enmarcada en la XIX Semana de la Ciencia y la Innovación, se ha celebrado un año más en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid con el apoyo de varias entidades públicas y privadas.
Nadia Calviño, ministra de Economía y Empresa en funciones, manifestaba en su intervención sentirse “orgullosa” por formar parte de un gobierno feminista que tiene en cuenta que “estas cuestiones no pueden ser menores si queremos un país mejor”. Pese a todo, la responsable pública recordaba que, en algunos puntos, como la brecha digital, la crisis de 2008 provocara retrocesos en lugar de avances. “Estamos lejos de los niveles de 2007. Erradicar este problema debe ser una prioridad”.
Los planes del Ejecutivo en funciones pasan también por solventar la brecha salarial, de más del 12 % entre hombres y mujeres. “Es una situación que perpetúa disparidades económicas de género. La pobreza en la jubilación tiene nombre de mujer”, añadía Calviño. “Si lo hacemos, es además porque es lo más racional desde un punto de vista económico: en España, el PIB subiría un 15 % si cerramos la brecha de género. Necesitamos activar todos los recursos de nuestra sociedad, no perder el 50 % del talento. Hoy, las mujeres se ven obligadas a trabajar a tiempo parcial para cuidar de sus familiares. Esto merma la capacidad del Estado de Bienestar porque reduce la contribución de la mujer”, exponía Calviño sobre el cariz económico del problema.
La titular de la cartera de Economía aportaba más datos, como que en 2017 más de la mitad de los graduados universitarios en España fueran mujeres, pero que éstas sólo representaran un 18 % de las matriculadas en estudios tecnológicos o un 16 % del total de trabajadores con perfil técnico en el sector digital. “Las mujeres ven restringidas sus opciones de contribuir al progreso. Si ellas no están presentes, la brecha crece. No podemos perder ni un minuto más o en pocos años veremos que hemos perdido un tren irrecuperable”, decía Calviño.
Para hacer frente a estos déficits, la política económica propuesta por Calviño se basa en sostenibilidad fiscal, sostenibilidad social y reformas estructurales. “Hay que priorizar la ciencia y la innovación para abordar el futuro y alinear el gasto público y privado en estos campos”, señalaba la política coruñesa, antes de aludir a otras medidas como la transformación digital de las pymes o a la capacitación digital de toda la población. “Necesitamos ciudadanos activos que entiendan qué hay detrás de los algoritmos que controlan nuestra vida, no simples marionetas”.
“Igualdad y diversidad contribuyen al crecimiento económico, a la competitividad y al bienestar, pero también a una sociedad inclusiva, dinámica, innovadora y creativa, que tiene en cuenta el potencial de toda la población”. Teppo Tauriainen, embajador de Suecia en España, sostenía que reducir la brecha de género y fomentar la igualdad son condiciones obligadas en la consecución de un desarrollo sostenible y para captar en pleno la capacidad innovadora de un país.
El diplomático detallaba cómo su país emprendió el camino del cambio. “Trabajamos dentro, pero también hacia el exterior. En 2014 desarrollamos una política exterior feminista. Muchos nos han seguido, y eso nos alegra. Los recursos han de usarse de la mejor forma, y la inclusión de la mujer en el mercado laboral es esencial. Los sectores deben estar equilibrados -Tauriainen invitaba también a que más hombres ocupen empleos hasta hoy eminentemente femeninos- y aprovechar la perspectiva y el talento de cada género. Diversificar ciencia e industria es clave para el futuro”.
Como recordaba Carmen Morenés, directora general de Fundación Telefónica, “es una certeza que Europa necesita profesionales de la ciencia y la tecnología; sin embargo, en 2020 habrá más de 800.000 puestos sin cubrir, sobre todo en informática y telecomunicaciones”.
Este desajuste es aún más acusado en el caso de las mujeres. Morenés aludía al compromiso de Fundación Telefónica y a cómo la institución fomenta proyectos formativos con la mira puesta en las disciplinas del futuro. “Queremos que hombres y mujeres adquieran habilidades con las que acceder a un mercado laboral cada vez más técnico”. La apertura de los campus 42 son ejemplo que muestra el empuje que en la casa tiene esta propuesta de valor.
Con sólo un 33 % de mujeres dentro de la comunidad científica europea, Morenés llamaba a trabajar “en un modelo inspirador en el que mujeres del mundo puedan mostrar que hay un lugar para nosotras. Que la tecnología nos necesita”. La responsable de Fundación Telefónica aludía a la pionera toma de posiciones de los países nórdicos, con Suecia a la cabeza, en su afán por comprender que la diversidad y la inclusión son la base para el avance en todos los campos.