Natalia Rodríguez atesora un espíritu multidisciplinar que es la esencia de su proyecto, Saturno Labs, gracias al que ganó el Premio Nacional de Innovación 2023 en la modalidad Joven Talento Innovador. Charlamos con ella con motivo de su participación en el VIII Congreso Nacional de Científicos Emprendedores, que hoy concluye en la sede de la Fundación Botín en Madrid.
Ingeniera de Telecomunicaciones por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), donde se especializó en inteligencia artificial cursando el doble máster de procesado de señales, machine learning y big data, pedimos a Rodríguez que defina cuál es el leitmotiv de Saturno Labs. “Somos una empresa bastante peculiar. Nos llamamos laboratorio de innovación pero, ¿qué quiere decir eso? Vimos un hueco por cubrir. Muchos grupos de investigación universitarios tienen un enfoque muy académico. Mucha tecnología puntera se queda en los papers y falla la transferencia de conocimiento hacia el mercado”.
A partir de esa problemática, en Saturno Labs actúan como un grupo ‘privado’ de investigación en tecnologías como la IA. “Investigamos lo último, pero con una visión muy clara: aquello que creamos debe traducirse en un producto que impacte positivamente en la sociedad”. Hay más, sus desarrollos tienen la vocación de alcanzar a un amplio número de personas, aportando soluciones novedosas a retos diversos en educación, salud, retail, banca… “No hacemos tecnología para unos pocos”, asegura Rodríguez.
Las piezas
La emprendedora detalla que el modelo por el que han apostado es complejo, pero que es precisamente en sus peculiaridades donde se hace fuerte. “Contamos con muchas piezas de tecnología. Es como un Lego. Podemos construir productos con agilidad porque tenemos muchas piezas”. Llegar a este punto ha supuesto años de esfuerzo innovador. “Progresivamente ganamos en versatilidad, en la capacidad para diseñar trajes a medida. Somos como el Equipo A; acudimos allí donde nos necesiten. Diversificar tanto nuestra actividad nos ha dado un toque diferencial. Pese a que desde el venture capital nos invitaban a ser más concretos, no caímos en esa tentación”.
Esta estrategia, donde cada pieza que manejan es susceptible de ser en sí misma un ‘mini’ producto que una empresa puede usar, dificulta que otros competidores les hagan sombra. “Manejamos varios tipos de tecnologías que podemos aglutinar en un único producto y abordar problemas muy complejos”.
Seguir creciendo
En la ruta hacia la madurez del proyecto, la fundadora de Saturno Labs considera que el Premio Nacional de Innovación marcó un punto de inflexión. “Fue un paso adelante. Nos aportó visibilidad más allá de nuestro nicho. Ahora atravesamos un momento en el que nuestra tecnología ha sido ampliamente validada tanto por grandes empresas (parte del IBEX es cliente de la compañía) como por administraciones públicas”. El terreno público se les resistía, y no ha resultado fácil, pero ya aportan soluciones en el campo de la salud o en lo social. “Trabajar con las administraciones es clave para cumplir con nuestra voluntad de alcance masivo”.
Saturno Labs compagina el crecimiento en España con la exploración de otras latitudes. “En esto también somos diferentes”. Natalia Rodríguez se refiere al modo en el que se han asentado en EEUU, México o Chile a lo largo del último año. “Establecemos alianzas con grandes distribuidores que conocen bien el mercado y que se encargan de comercializar nuestra tecnología. Lo difícil es convencer a estos partners de que lo que hacemos es en verdad relevante. Una vez lo logramos, todo es más sencillo. Cuantas más personas usen nuestra tecnología, mejor a todos los niveles”.
Un Alexa más social
Como muestra de su tecnología empática, la fundadora de Saturno Labs elige uno de sus proyectos estrella. En colaboración con Amazon, han creado un asistente integral para personas mayores que mira también hacia la soledad no deseada. “Es una Alexa de pantalla con el que interactuar mediante el tacto o la voz. El sistema -uno de los más potentes de Alexa en todo el mundo a nivel de funcionalidades- puede evaluar, en tiempo real, cómo se encuentra la persona en el plano emocional, físico y cognitivo. Lo hace bajo certificación, siguiendo el protocolo de un servicio medico, por ejemplo en el triaje, lanzando una serie de preguntas”.
En función de las respuestas, de manera automática, el usuario recibe vídeos y audios elaborados por profesionales con recomendaciones y pautas personalizadas en base a su estado. Además, el sistema incluye recordatorios de medicación y eventos que el usuario o sus familiares pueden modificar y actualizar; está conectado con los servicios municipales, como la teleasistencia, y ofrece opciones de ocio tipo audiolibros y otras. Natalia Rodríguez indica que la guinda de un pastel tan bien horneado es la posibilidad de que los usuarios hablen entre sí a través de esta solución tecnológica, gracias a la cual es posible combatir la soledad no deseada.
Científicos Emprendedores
De forma directa e indirecta, la empresa contribuye con sus acciones a separar el grano de la paja entre tanto hype tecnológico, con la inteligencia artificial a la cabeza. “En Saturno Labs asumimos nuestra responsabilidad mientras la legislación en la materia avanza. Hay que tener cuidado porque abundan los ‘vende humos’. Una cosa es que determinadas prácticas sean legales, y otra es que funcionen bajo fundamentos éticos. Por eso la buena divulgación es tan importante. Todo el mundo debe poder conocer cómo y para qué sus datos son accesibles, así como los riesgos y las enormes ventajas de la IA en muchísimos ámbitos”.
Una de las cuestiones a debate durante el VIII Congreso Nacional de Científicos Emprendedores ha sido la desconexión entre el trabajo de laboratorio y las exigencias inherentes al acto de emprender. “Por mi experiencia creo que grandes investigadores en su campo no siempre son buenos emprendedores. De ahí que lo idóneo sea calibrar la tecnología o el trabajo investigador con un equipo experto y de confianza que conozca bien el mercado e indique si existe o no demanda. Nos encontramos con avances técnicamente punteros por los que nadie está dispuesto a pagar, al menos en este momento”.
Natalia Rodríguez cree que tampoco juegan a favor del cruce ciencia-emprendimiento las arraigadas jerarquías que dominan el tablero de juego de la investigación. “Conviene dejar a un lado el ego y delegar en gestores más a pie de calle. Dentro del proyecto, cada parte debe dedicarse a lo que mejor sabe hacer. También es importante tener muy en cuenta toda la parte burocrático-legal antes de lanzarse a emprender en lo que atañe a patentes, la dependencia de la universidad de la que formas parte o incluso matices dentro del propio grupo investigador”.