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NAW, la firma española que dota al calzado deportivo infantil del rigor que merece

Detrás de la marca donostiarra está la arquitecta y emprendedora Silvia Echeverría, que se ha rodeado de los mejores para lograr un producto técnicamente perfecto sin renunciar a la circularidad
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“Los de Eibar somos así”. Silvia Echeverría, fundadora y CEO de NAW, se refiere durante esta entrevista a una de las posibles razones para explicar un carácter inquieto y curioso que la llevó, entre otras muchas cosas, a estudiar “publicidad por las mañanas y arquitectura por las tardes” en la Universidad Complutense de Madrid. Su relación con la arquitectura fue más bien breve, aunque fructífera. “En 2010, las oportunidades surgían en el exterior; en el boom asiático de la construcción o en países como Brasil, que se preparaba para los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol”.

Un MBA en la Universidad de Navarra propició el primer giro de guion de su carrera. Echeverría intuía que el retail iba a vivir una etapa revolucionaria y no falló. En INDITEX se especializó en gestión comercial del producto y, más tarde, en la empresa de calzado MERKAL, pudo trabajar en contacto directo con toda la cadena de suministro. “Comprobé que el calzado deportivo suele aglutinar lo último en innovación y que deja mucho espacio a la creatividad”, indica.

«Ahora o nunca»

Además de la experiencia acumulada, una serie de circunstancias la empujaron definitivamente a emprender con un proyecto propio. “Llegó la maternidad en un momento en el que cada vez era más consciente de un cambio generalizado en los parámetros de consumo que afectaba todos los sectores. Sin ir más lejos, en la industria del calzado empezaban a nacer empresas de la categoría minimalista, traducida aquí como respetuosa. Me dije: es ahora o nunca”.

Después de ocho meses de mucho trabajo “técnico y burocrático”, en septiembre NAW (Natural Active Wear) se hizo realidad en San Sebastián. Como primeros apoyos, Echeverría destaca la ayuda prestada por BIC Gipuzkoa y otras instituciones, además del impulso recibido desde los Fondos Next Generation EU, cuyas bases casan bien con la filosofía de la empresa: salud, economía circular, proximidad y relocalización industrial.

Espacio sin cubrir en el mercado

Pero hablemos de las zapatillas deportivas NAW que ya disfrutan niños y niñas de 4 a 10 años. “Hemos desarrollado el producto desde cero, algo casi inédito en este sector, y por tanto creamos una cadena de suministro propia, avanzando de la mano de biomecánicos y podólogos. Desde el principio tuve claro que quería invertir más en el proceso que en el stock. Salir con buenos cimientos en I+D es fundamental. El stock siempre se puede escalar, pero hay procesos que resulta muy complejo revertir”, argumenta Silvia Echeverría.

NAW miró hacia el desarrollo psicomotor y musculoesquelético de los niños. “Hasta los 16 años, los huesos no están del todo formados y la psicomotricidad es estable a partir de los 8 años. En realidad, como mejor estarían es descalzos, pero como no es posible, hemos conseguido un producto que respeta al máximo la pisada natural”.

Echeverría considera que el quid de la cuestión de las zapatillas NAW está en las carácter plano -Zero Drop- y en la innovación única de las suelas. La podóloga Neus Moya y el centro biomecánico Umana han participado activamente en este proceso. “El ‘piso’ fue desarrollado en 3D, no es de catálogo, y trabajamos con hormas basadas en pies reales. Aunque derivado de la goma, el material es adherente, ligero y muy flexible”.

Más innovación y economía circular

Fiel a su condición de calzado deportivo, NAW ha desarrollado y registrado un modelo de utilidad en la parte del antepié formado por varios cilindros huecos con un espesor muy concreto. “Los cilindros funcionan como una trama y favorecen la disipación de la carga en cada pisada”. Echeverría pone el acento en el diseño industrial de las suelas con un único material, una visión que la aproxima de nuevo a la arquitectura. “El calzado deportivo suele mezclar materiales distintos para el agarre, la amortiguación o disipar fuerzas”.

La homogeneidad del material favorece que el proyecto conecte con la economía circular. NAW colabora con CETIA, plataforma de innovación dedicada a la reciclabilidad de artículos textiles y de cuero. Ubicado en Hendaya, es uno de los pocos espacios que dispone de maquinaria para tratar desechos del calzado. En sus instalaciones, la parte de arriba de las zapatillas -sin cordones y con velcro, elaborada con material light knit- será separada de la suela, que a la postre se convertirá en solado de parques infantiles gracias a la cooperación con una empresa de Zarautz. Las zapatillas usadas podrán ser enviadas gratuitamente desde cualquier punto Nacex.

“El calzado respetuoso ha existido siempre, pero a muy pequeña escala. No salía de círculos reducidos”, asegura Echeverría. “Ahora las cosas han cambiado. Existe un respeto creciente hacia el desarrollo natural del niño. Es una cuestión de evolución social”.

Cambio cultural

A nivel comercial, la oportunidad es grande. “Ofrecer nuevas opciones de calzado deportivo para los niños era casi una obligación”. La emprendedora opina que hemos vivido demasiado tiempo anclados a la cultura deportivo-marketiniana de los años 70, cuando las grandes firmas empezaron a transmitirnos que deporte era sinónimo de progreso, masculinidad y rendimiento. “Después han dado entrada a la mujer y, en último término, a los niños, pero la oferta no deja de ser una réplica en miniatura de lo que llevan sus padres; un producto más cerca del capricho de los mayores que de las verdaderas necesidades de los niños”.    

Silvia Echeverría, fundadora y CEO de NAW.

En lo que resta de 2023 y a lo largo de 2024, Silvia Echeverría quiere mantener como único canal de venta de NAW el ecommerce (accede aquí a su tienda online) salvo excepciones puntuales. “La venta online está funcionando muy bien. Vamos hacia un cliente acostumbrado a comprar con conciencia. Más adelante, romperemos otras barreras y llegaremos más lejos. Hace no tanto, determinados alimentos nos parecían una rareza hasta que pasaron del herbolario al lineal del supermercado y asumimos su consumo con naturalidad. Con el calzado y otras muchas cosas sucederá algo parecido”.

El año próximo también esperan desembarcar con sus zapatillas Made in Europe (casi todas son fabricadas en Portugal) en lugares como Alemania, Países Bajos y Holanda, donde la cultura de NAW permeó con anterioridad. “Esperemos que en 2024 podamos ‘recuperar’ stock suficiente como para llevar a cabo una primera transformación de producto con nuestras suelas”.