Microscopios, telescopios, juegos de mesa… la niña que quería entender el mundo mantiene intacta su curiosidad. “Necesitamos niñas y niños curiosos. Ya decidirán después qué quieren estudiar. Familiares y docentes deben inculcar el afán por descubrir de forma igualitaria, eso es lo más importante”. La investigadora Nerea Méndez abría ayer una nueva edición de Ciencia y Tecnología en Femenino, la jornada celebrada en el Parque Científico de la Universidad Carlos III de Madrid – Leganés Tecnológico con el impulso de APTE.
Nerea Méndez estudió Biología en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y realizó el último año de carrera en la Universidad de East Anglia en Reino Unido. Más tarde, cursó el Máster de Biomedicina en la UAM y se doctoró en Bioquímica, Biología Celular, Biomedicina y Biotecnología por la misma universidad en 2014.
Durante años, amplió conocimientos en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), el Whitaker Cardiovascular Institute (Boston) o el Vascular Translational Science, INSERM (París). De vuelta a España, y gracias a la sólida continuidad de su carrera, desde 2020 es investigadora principal de programa Miguel Servet del Instituto de Salud Carlos III como integrante del Laboratorio de Patología Vascular de la Fundación Jiménez Díaz.
Nuevos referentes
Hace unos meses, la investigadora madrileña fue una de las cinco científicas españolas menores de 40 años premiadas por el programa L’Oréal-UNESCO ‘For Women in Science’. El galardón reconoce el tanto joven y el liderazgo femenino en trabajos pioneros del ámbito de las ciencias de la vida. “Se trata de iniciativas que demuestran a la sociedad que las mujeres podemos ocupar las mismas posiciones que los hombres en la carrera científica”, apuntaba ayer en su intervención. “Está claro que la ciencia necesita mujeres, y las mujeres necesitan ciencia”.
En el camino de acabar con la brecha de género en áreas STEAM, Méndez opina que ha llegado el momento de otorgar visibilidad a referentes femeninos más próximos a las generaciones actuales. Sin restar méritos a Marie Curie o Rosalind Franklin, la investigadora aludía a otras figuras como Jane Goodall, Rita Levi-Montalcini o Margarita Salas, “una mujer que ejemplifica lo que debe ser una gran científica y una referencia para muchas de nosotras de la que he podido disfrutar en vida”.
Brecha de género STEAM
La científica lanzaba algunos datos para entender mejor la realidad de una situación de desigualdad. Un estudio publicado en Nature en otoño de 2020, exponía que, estadísticamente, las mujeres que firmaran un paper científico junto a investigadores senior masculinos, tenían más probabilidades de alcanzar puestos de responsabilidad que las que lo hacían en solitario.
“En España, según datos de 2019, hombres y mujeres son el 50 % en el comienzo de la carrera de biología o biomedicina. También existe paridad en la etapa del doctorado. Sin embargo, cuando hablamos de investigadores principales, sólo un 30 % de las mujeres logra liderar un grupo en el laboratorio”. ¿Qué ocurre por el camino?, se preguntaba Nerea Méndez. “Conciliación, maternidad… nada que por desgracia no suceda en otras profesiones. Además, las mujeres tendemos a hacernos pequeñitas, pero debemos mirar hacia adelante y perseverar”.
Para transitar mejor este camino, Méndez no rechaza la ayuda de los hombres, todo lo contrario. “No podemos hacerlo solas. Tampoco existen profesiones de hombres o de mujeres, sino personas con talento”. La investigadora recuerda lo pronto que se sintió fascinada por la biología y el poco ánimo que le transmitió su profesor para que continuara formándose. “Soy muy cabezota, así que me matriculé. La biología celular se convirtió en mi asignatura favorita”.
Reconoce que hizo investigadora paso a paso, en una “carrera de fondo” que nunca termina. “Estudiamos constantemente. La ciencia no frena, está en perpetuo movimiento. Es muy gratificante ofrecer soluciones a las personas y mejorar su calidad de vida. También hay momentos tristes, cuando por ejemplo una hipótesis no funciona. Entonces tenemos que empezar de nuevo con los experimentos. Es un trabajo vocacional, pero también apasionante”.
Anticiparse a la enfermedad
Su especialidad es el estudio de las enfermedades cardiovasculares, “un grave problema socioeconómico y sanitario”. Nerea Méndez explicaba que la complejidad de su investigación es que se trata de patologías silentes -arteriosclerosis, aneurisma-, que transcurren a lo largo de mucho tiempo, y que suelen ser descubiertas después de un evento clínico.
En ese momento, la enfermedad ya está muy desarrollada y es difícil tratar a los pacientes. La investigadora trabaja para reconocer a los pacientes que van a sufrir uno de estos eventos en el futuro y anticiparse. “Estudiamos los mecanismos que regulan el inicio de la enfermedad. Lo hacemos a través de cultivos celulares (están tratando de generar la formación de un vaso sanguíneo en 3D), con modelos animales y trasladando los avances al contexto clínico".
Más divulgación y más recursos
La investigadora recordaba la necesidad de divulgar y transmitir a la sociedad que los científicos y científicas “no somos unos entes con bata blanca y gafas que nadie sabe muy bien lo que hacen”. Admitía que la pandemia ha ayudado a romper estereotipos, “pero nos hemos quedado cortos a la hora de demostrar a la ciudadanía el verdadero papel que jugamos”.
Añadía que la investigación no consiste solo hacer experimentos, sino que es cada vez más una actividad multidisciplinar. La cooperación de perfiles muy distintos es fundamental. A los futuros profesionales STEAM, Nerea Méndez les recomendaba salir fuera de España como enriquecimiento profesional y personal, y advertía a los poderes públicos de la necesidad de activar medidas para evitar que ese talento no vuelva al país.
En este sentido, la investigadora considera insuficiente la inversión pública en I+D. “Seguimos a la cola de Europa. La ciencia debe reivindicarse y demandar más estabilidad y más recursos”.