Las cápsulas del café de Nespresso también sirven para cultivar arroz. O eso afirma la compañía que, con su proyecto ‘Arroz Solidario’, ha donado 117 toneladas de este cereal a la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL). Basándose en la idea de economía circular y con la idea de generar valor dando una nueva vida a este producto, Nespresso, con la colaboración de Tradebe y la Cámara Arrocera del Montsià, lleva a cabo esta iniciativa gracias a la colaboración de sus propios clientes.
“No es necesario llevar las cápsulas a las planta, ya que Nespresso pone a disposición de sus clientes más de 1.000 puntos de recogida en toda España”, explican desde la compañía. Tradebe, compañía de servicios medioambientales, ubicada en Jorba, cerca de Barcelona, es la que cuenta con la planta dedicada al reciclaje de estas cápsulas y es quien comienza todo este proceso.
“Las cápsulas llegan a la planta desde toda España en grandes sacos y nosotros las acondicionamos en el almacén como paso previo al proceso de reciclaje”. Adriana Blasco, Corporate Communications Manager de Tradebe, lo explica así: “El proceso de reciclaje de las cápsulas Nespresso es un claro ejemplo de economía circular. Una vez hemos utilizado el producto, consumiendo el café, podemos reciclar el 100 % de sus elementos. Abrimos la cápsula y separamos el poso del café del aluminio; el poso se convierte en compost, y el aluminio se incorpora de nuevo al proceso productivo como materia prima, evitando así la explotación de nuevas materias. La tecnología lo hace posible, pero es imprescindible la colaboración del consumidor que recicla”.
Del mismo modo, Nespresso explica que la fase en la planta de Tradebe cuenta, por otro lado, con otros tres pasos. En el primero tienen la máquina trituradora, donde abren las cápsulas para que suelten su contenido de café –“está modificada y diseñada para este fin”, apuntan–.
Según la información proporcionada por la compañía, “en la segunda fase del reciclaje, separamos con una máquina a través de una malla muy fina, y lo que hacemos es separar definitivamente el aluminio del café. A su vez, el aluminio se lleva a otra instalación donde, simplemente, se convierten en lingotes para que puedan ser fundidos y convertidos a su vez en nuevo aluminio, un metal perfectamente reciclable”. Por último, el café se mezcla con productos vegetales y, mediante un proceso de compostaje que dura varios meses, se obtiene un abono de alta calidad. Este se utilizará para fertilizar los campos de cultivo de arroz del Delta del Ebro.
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Y de Jorba, a Tarragona, en el Delta del Ebro, donde cobra protagonismo la cooperativa Cámara Arrocera del Montsià. Este compost es el que sirve para cultivar los campos de arroz. "Entre otras propiedades, este café reciclado a abono orgánico dulcifica al campo, le da materia prima, le da estructura y, desde luego, le da nitrógeno. Del café originario tenemos un abono para hacer arroz. Este compost, además, es una reducción importante de un abonado químico y es, sobre todo, más tradicional”, indican.
Marcel Matamoros, presidente de la Cámara Arrocera del Montsià, especifica que, en un área de unas 38 hectáreas, “cultivamos un arroz de alta calidad, muy característico de esta zona de Tarragona. Además, el compost elaborado con posos de café que aplicamos contribuye a mejorar la estructura de nuestros suelos, ayudando a luchar contra el cambio climático”.
Primero, se trabaja la tierra en seco. "Luego se inunda, se siembra el arroz, las plantas van creciendo y llega un momento en el que la espiga ya está madura”. Y es ahí cuando empieza la recolección con la cosechadora: se corta el arroz, se separa la paja del grano y el cereal se lleva a los almacenes.
Por último, Nespresso compra la totalidad de la cosecha a esta cooperativa agraria cuando toca recolección y la dona a la FESBAL, que es quien encarga de empaquetar y distribuir el arroz entre los 54 Bancos de Alimentos que coordina desde hace nueve años. ‘Arroz Solidario’, nacido en 2011, ha donado a estas instituciones de toda España más de 960 toneladas de arroz, que han llegado a más de 1 millón y medio de personas.