2021 consagró la revolución artística y tecnológica de los NFT, un mercado que solo en los primeros meses del año tuvo ventas por valor de 3.025 millones de euros. Este auge de los llamados 'tokens no fungible' también ha agudizado la imaginación de los ciberdelincuentes, que han protagonizado robos a cada cuál más variopinto.
En marzo se produjo el primer robo de NFT en la plataforma Nifty Gateway, una de las páginas más importantes de comercio de este tipo de obras, que ascendió a los 150.000 euros. A partir de entonces, el volumen y el impacto de los ataques ha escalado hasta llegar a un robo de más de 100 millones de euros en tokens del mercado de NFT de videojuegos Vulcan Forged. Un usuario lanzó un ciberataque que comprometió los sistemas de seguridad de la plataforma para hacerse con las carteras de los usuarios. Todos perdieron las claves de acceso y no pudieron recuperar los fondos que tenían almacenados.
No obstante, Eva Peribáñez, responsable técnico del departamento de Arte y Clientes Privados de Hiscox España, asegura que "los NFT son una expresión artística totalmente dependiente de la tecnología blockchain, lo que la convierte, a priori, en digitalmente muy segura". En conversación con Innovaspain, la experta afirma que los ciberataques que más daño podrían hacer al sector vendrían derivados de fallos humanos, como el phishing. "Es muy importante que los compradores y vendedores tengan conocimientos necesarios para reconocer las estrategias de los ciberdelincuentes y tener cuidado con los correos que abren, los links que siguen y la información que comparten".
Aunque novedosos por el contenido del robo, estos ataques han seguido técnicas clásicas de ciberataques como la ingeniería social. Este fue el caso del robo denunciado por el coleccionista de NFT Jeff Nicholas, que perdió toda su cartera de archivos NFT, valorada en 400.000 euros. Los ciberatacantes se hicieron pasar por el soporte técnico de la empresa para ayudarle a solucionar un problema de derechos. Así, le convencieron para que compartiera su pantalla y escanearon el código QR que le servía como llave para su cartera digital de la plataforma OpenSea, otro de los espacios de comercio de NFT más populares.
"Más que un posible ataque en donde la obra esté alojada, la preocupación debería ser negarle la puerta de entrada a los ciberlicuentes a través de los datos personales", sugiere Peribáñez. Como en otros sectores de la ciberseguridad, el factor humano se ha convertido en el eslabón débil de la cadena. "Ya lo hemos visto con la mayoría de los robos, que han seguido técnicas clásicas de ingeniería social", añade la responsable.
No ha habido, sin embargo, un cambio de modus operandi. Los robos de arte se siguen perpetrando en el mundo físico. En España se produjo un robo en el Hotel Miguel Ángel que se saldó con una escultura y tres cuadros sustraídos valorados en 340.000 euros, entre los que se encontraba un Sorolla. También en 2021, Inglaterra vio cómo desaparecía un objeto artístico e histórico único, el emblemático rosario que María Estuardo llevó durante su decapitación. La joya fue sustraída, junto con otras piezas de oro y plata valoradas en hasta 1.000.000 de euros, del castillo de Arundel, que acababa de abrir sus puertas tras el confinamiento.
La tecnología recupera los botines
Por tercer año consecutivo, Hiscox recopila las obras de arte robadas y recuperadas más destacadas de 2021, año en el que la tecnología se ha convertido en protagonista indudable de estas historias. Gracias a la inteligencia artificial se ha podido recuperar la serie Medicina, Jurisprudencia y Filosofía, las denominadas Pinturas de la Facultad, de Gustav Klimt, destruidas el día antes de que acabara la II Guerra Mundial, cuando el ejército nazi quemó el castillo austriaco en el que se encontraban para que el Ejército Rojo no confiscara el patrimonio artístico que habían espoliado durante años. De estas obras solo se conservaban fotografías en blanco y negro que, en combinación con millones de imágenes y documentos de la época, fueron usadas por los expertos de Google Arts and Culture y del Museo Belvedere de Austria para reconstruir el color original de las piezas.
Al otro lado del planeta, en Japón, numerosos investigadores lograron reproducir un fresco budista destruido en 2001 por los talibanes en Afganistán. Para ello, realizaron un tratamiento digital a un centenar de fotografías del fresco original tomadas por arqueólogos antes de la destrucción. Así, crearon un modelo informático de su superficie que fue reproducido en un bloque de poliestireno por una impresora 3D y posteriormente un equipo de artistas completó la obra con los colores y materiales originales.
La inteligencia artificial también ha servido para reconstruir las partes perdidas de La ronda de noche, uno de los cuadros más famosos de Rembrandt. En 1715 el cuadro se cortó en cuatro partes para que pudiera pasar por la puerta de la sala del Ayuntamiento de Ámsterdam, donde iba a exhibirse, lo que supuso que se eliminaran algunos bordes. Sin embargo, gracias a una copia que se conservaba y la ayuda de un ambicioso estudio de fotografía en 3D, este año el Rijksmuseum de Ámsterdam expuso la obra completa por primera vez en 300 años.
2021 también fue testigo de la recuperación de otras grandes obras de arte como el cuadro de Cabeza de Mujer de Picasso, robado hace más de nueve años, que fue encontrado por la Policía de Grecia, o las dos obras de arte del Renacimiento que fueron robadas del museo del Louvre en París en los años 80 y que volvieron a la institución parisina. La policía francesa descubrió estas piezas del siglo XVI, un casco y la parte posterior de una coraza, en manos de una familia de Burdeos cuando se gestionaba una herencia y, tras identificarlos, los devolvió a su lugar de origen.
En Estados Unidos, el multimillonario y filántropo Michael Steinhardt devolvió 180 obras de arte y antigüedades valoradas en 62 millones de euros y robadas en el mundo en las últimas décadas. Esta recuperación fue fruto de una investigación de varios años al millonario, que durante décadas comerció con obras de arte sin preocuparse por la legalidad de sus orígenes. Entre otras muchas piezas, se encontraban el Rhyton de cabeza de ciervo, un recipiente ceremonial que representa una cabeza de ciervo del año 400 a.C., valorada en 3 millones de euros; y el Larnax, un cofre de Creta, Grecia, de los años 1400-1200 a.C., utilizado para guardar restos humanos y valorado en casi 900.000 euros.
"El arte siempre ha sido un objetivo atractivo para los ladrones por su alto valor, por eso no es de extrañar que en 2021 hayamos sido testigos del auge del arte digital con los NFT y, por tanto, de sus robos", comenta Peribáñez, que deja una recomendación de cara al futuro: "No podemos bajar la guardia en el entorno digital ni en el físico, donde debemos aumentar, más si cabe, las medidas de concienciación y protección para asegurar obras que más allá de su valor económico tienen un valor patrimonial incalculable".
NFT, un reto aún pendiente en España
Los orígenes del NFT se encuentran fuera de España, muy vinculados al mundo cripto, lo que ha podido suponer una barrera de entrada para los inversores y coleccionistas españoles, así como la aparición de las primeras subastas. Por ejemplo, en octubre se produjo la subasta de OLEA Genesis, la obra de Solimán López, que se convirtió en la primera obra NFT subastada en España en la casa Fernando Durán, que también subastó las obras digitales del artista Jaime Sanjuan por 20.000 euros.
"Debido a su naturaleza digital, el mercado de los NFT está muy desestructurado y no responde a un esquema geográfico tan delimitado y tradicional como al que estamos acostumbrados", expone Eva Peribáñez. No obstante, compradores y artistas nacionales ya existen, como es el caso de Javier Arres, que ha cosechado un gran éxito con sus obras. "En España es cierto que está costando un poco despegar, pero la tendencia poco a poco está cambiando y en la actualidad cada vez es más común encontrar inversores en este mercado. Todo apunta a que España irá siguiendo el camino de mercados como el estadounidense o el asiático, donde se trata de una realidad más asentada a pesar de ciertas inconsistencias", prevé Peribáñez.