Vivimos en la incertidumbre permanente cuando pensamos en el futuro. Disponemos de conocimiento, tecnología e información pero se han venido abajo patrones culturales, económicos y religiosos asentados. Cada vez surgen más preguntas sin respuesta. Estas líneas maestras llevaron a pensar a Nicola Cerantola en una alternativa coherente y sólida que hiciera frente a tanta zozobra.
A finales de la década pasada y como consecuencia de una exploración de las diferentes capas de la Economía Circular y de la Economía Azul (uno de los pilares de la primera) puso en marcha ecologing para difundir (y muchas veces propagar en modo cruzada) estas teorías. Consultoría, mentoring a emprendedores o la participación activa en foros internacionales le han convertido en una referencia del nuevo paradigma.
Durante su conferencia hoy en Vitoria en el foro NESI Clima, Cerantola ha sacado los colores a algunas prácticas de la economía lineal. “Si no necesitamos algo, el marketing se encargará de crear esa necesidad. Así funcionan las cosas”, ha dicho el italiano afincado en Madrid, quien en contraposición a un modelo de consumo casi obsceno, ha invitado a una reflexión general sobre lo que realmente necesitamos y cómo esa postura más responsable puede traernos alegrías a nosotros y a un medio ambiente agotado en el que cada paso de los procesos productivos tradicionales contribuye al desgaste de un planeta enfermo en lo físico y en lo moral.
Para darle la vuelta a la tortilla, Nicola Cerantola promueve que la Naturaleza “deje ser percibida como una vaca lechera y pase a ser nuestra maestra”. Ingeniero industrial de formación, es consciente de que lidiar con ciclos muy asentados de oferta y demanda no es sencillo aunque la Economía Circular defiende un modelo virtuoso en el que todo lo que ‘sacamos’ de la tierra se convierte en algo valioso para otras industrias. Una fortaleza que gana enteros gracias a otros elementos como los principios bioinspirados o el diseño de productos y servicios regenerativos.
El emprendedor ha puesto como ejemplo a Holanda, “que siempre ha tenido que pelear” o, “pese a empezar con cierto retraso”, algunas iniciativas del Ayuntamiento de Madrid como el proyecto para dar una segunda vida en forma de energía a los residuos orgánicos. Sobre plasmar de forma tangible las etéreas teorías escritas ha recordado que todos tenemos en nuestra mano cambiar las cosas, actuar. “La tecnología permite que podamos fabricar todo lo que necesitamos en nuestro barrio”, ha dicho Cerantola, firme defensor de extender la vida útil de los productos y de fomentar su reparabilidad.
Esa austeridad voluntaria se ayuda de relaciones con los servicios impensables tiempo atrás en un viaje que va “de la propiedad al uso” sin olvidar que “hay cosas que no se comparten –Cerantola ha mencionado su Vespa, bautizada ‘Pinta’, que con más de 90.000 km sigue dando guerra- lo que nos obliga a ir a un modelo híbrido para que lo que se ‘servitice’ sean sólo las commodities”.
En su opinión, estas actitudes ciudadanas deben ser apoyadas a capa y espada por políticas públicas. “Algo que están haciendo Ámsterdam, Glasgow o Bilbao es estudiar el metabolismo del territorio y los flujos de energía y recursos que se consumen para determinar los puntos de acupuntura y llevar a cabo la transformación. La Economía Circular solo puede ser local y ha de ser la excusa para decidir cómo queremos vivir”, ha sentenciado el fundador de ecologing, que aboga por cambio drástico.
“Si quitamos el postureo y nos quedamos en lo esencial, nos daremos cuenta de que no necesitamos el 80% de las cosas. Y el fin último de la nueva economía es que seamos más felices a través de mecanismos socio económicos para lograrlo. El salto que tenemos que dar el muy grande; hemos de ser muy atrevidos o no llegaremos. Hay que derrocar el sistema actual porque es injusto Nadie mejor que los emprendedores para lograrlo”, ha concluido.