Ana Lozano atiende la llamada de Innovaspain desde lo alto de una obra en Salamanca. En una parcela de 21.000 m2 de techo, la tecnología de Nidus Lab permitió reducir los tiempos del anteproyecto de varios meses a unos días. La plataforma llegó para solventar una problemática mal asumida por el sector inmobiliario en el inicio de los proyectos. “La potencial viabilidad de un proyecto no había recibido la atención necesaria; y hablamos de que subestimar estos cálculos puede comprometer el retorno de la inversión. Vimos que el sector gastaba altas sumas de dinero en informes relacionados con aspectos medioambientales, jurídicos o comerciales y que rara vez comprometían un anteproyecto de arquitectura”.
Lozano argumenta que la urgencia por acortar los plazos en un sector altamente competitivo y los elevados recursos necesarios para elaborar esta documentación, ha llevado a los promotores y fondos de inversión a seguir adelante sin tener en cuenta consideraciones importantes. Los estudios previos existentes apenas han sido replicados en la realidad de la obra por ser poco detallados o por no entender la relevancia de ciertos elementos. La consecuencia es una menor rentabilidad en conjunto. “Entendíamos que era poco sensato comprometer muchos millones de euros sin poner sobre la mesa las opciones más viables. Ello nos llevó a desarrollar herramientas de estandarización y automatización que incrementaran el abanico de posibilidades de cada solar”.
Pero necesitaban algo más. “De manera natural, y antes del boom actual, incorporamos la inteligencia artificial. El objetivo era maximizar la rentabilidad de los proyectos, pero sin dejar de apostar por una arquitectura atractiva, bella y creativa”. Después de entrenarse en programación paramétrica, en 2020 la startup recibió el apoyo del CDTI y a finales de 2021 disponían de un primer producto mínimamente viable “bastante robusto”.
Multiplicar las opciones
Nidus Lab ha comenzado su andadura in house, como una forma de dar ventaja competitiva y restar incertidumbre a los clientes. “Por ejemplo, en la obra de Salamanca, el 95 % de lo que se va a construir es similar a lo que expusimos en un primer estudio”, asegura Ana Lozano. “Colaborar con clientes reales ha dotado a la plataforma de mucha fiabilidad”.
Frente a la tradicional dinámica del sector -prueba-error, intuición, imposibilidad de comparar distintas opciones- la herramienta está en condiciones de simular situaciones muy diversas. “Introducimos una serie de parámetros y la plataforma nos da los 20 mejores escenarios. Solemos elegir una de las tres primeras opciones, pero las modificaciones a todos los niveles podemos ejecutarlas casi de inmediato. Nuestro algoritmo itera 50.000 veces por segundo. Un arquitecto, en el mejor de los casos, lo hará un par de veces por semana”.
Valor diferencial
“Desde la humildad más absoluta, no podía concebir que nadie más estuviera haciendo algo parecido”, admite. Un estudio a escala mundial detectó 6-8 herramientas con una lógica parecida, fundamentalmente en EEUU. “Nos dio energía. Si hay competencia significa que existe mercado”.
Pero si vamos más al detalle, Lozano destaca una serie de elementos que confirman el carácter pionero de la propuesta de Nidus Lab. La CEO y fundadora de la startup considera que la principal diferencia estriba en que atacan la cadena de valor muy al principio, en el momento ‘hoja en blanco’. “Es entonces cuando el promotor, el fondo de inversión o el estudio de arquitectura buscan respuestas muy elementales sobre la viabilidad y rentabilidad de la parcela. Nos obsesionaba la usabilidad. Ofrecemos respuestas certeras y sencillas”.
En paralelo, la arquitecta habla de una libertad de diseño que solo Nidus Lab ofrece. “En la competencia hemos percibido más rigidez. Nosotros podemos proyectar geometrías complejas. No ponemos límites a la creatividad. ¿Quieres que el edificio tenga forma de donut? ¿Te gustaría incorporar un claustro? No hay problema. Somos fieles a la creación de valor a través de la arquitectura”. Todo ello con un nivel de detalle en los elementos nunca visto y considerando una serie de costes, más allá de los habituales en la construcción, infravalorados hasta la fecha.
El mercado
Ana Lozano espera que el actual modelo de negocio de Nidus Lab, evolucione hacia un B2B ‘customizado’, flexible a la demanda de promotores muy potentes que tienen un porfolio sólido y un Libro Blanco que guía cómo hacen las cosas. “Las herramientas estándar no les sirven, pero podemos adaptarnos a su estilo”.
Este punto enlaza con la decisión de la compañía de no usar machine learning. “Pensamos que no es adecuado para esta vertical. En arquitectura no existe una respuesta unívoca para cada pregunta, sino muchas posibilidades. Por otro lado, el machine learning podría hacer accesible el know how de nuestros clientes, que prefieren preservar determinados sellos diferenciales”.
Más adelante, Nidus Lab quiere lanzarse al B2C. “Un servicio SaaS que vaya creciendo en funcionalidades, en base a una hoja de ruta ambiciosa marcada por las demandas del mercado y que tenga en cuenta desde el primer momento variables de sostenibilidad, huella de carbono o gobernanza”.
Un nuevo periodo
En un sector “arcaico y que apenas ha cambiado en siglos”, Lozano cree que el cambio vendrá de la mano de los grandes players, con los fondos de inversión a la cabeza. “Las reglas del juego no son las mismas. Ellos mismos darán entrada a la inteligencia artificial de manera más generalizada. Abogamos por una inteligencia artificial que con la ética, la regulación y la madurez adecuadas, nos ayudará a liberarnos de trabajos improductivos y tediosos para centrarnos en aquello que aporte verdadero valor”.
La CEO de Nidus Lab es una de las ganadoras en la tercera edición del Pitch Competition Women Edition, el evento organizado por AticcoLab, la aceleradora de startups. ¿Y los próximos pasos? “Cada día me hago esa pregunta, y la respuesta va ganando en ambición”, afirma Lozano. “No tenemos techo. Si tuviera que pedirle algo a los Reyes Magos sería la consolidación de la plataforma tanto en residencial convencional como en residencial público, sacar adelante la parte de SaaS y explorar mercados internacionales, con el foco en EEUU, Japón, Francia y Alemania”.
Arquitecta vocacional gracias a su padre, también arquitecto –“me llevaba con él a las obras”- Ana Lozano tiene otras muchas pasiones. Madre de tres hijos y profesora universitaria, “por vocación de servicio”, descubrió unas capacidades escondidas para las finanzas después de cursar un máster en IESE que la han llevado a ejercer como business angel. “En mi día a día navego entre dos aguas. Necesito nutrir mi parte más creativa, nada me gusta más que la hoja en blanco, pero me encanta el mundo financiero”. Lozano es parte de Women Angels for STEAM, una comunidad internacional que invierte en startups fundadas o cofundadas por mujeres en las áreas científico-tecnológicas.