“Queremos ser los líderes del mercado del turismo vacacional sostenible”. El ambicioso objetivo de Ignasi Ribó y su socio Antonio Luque no parece descabellado si nos fijamos en el rápido ascenso de Nomade Vans apenas unos meses después de su nacimiento. La que pretende convertirse en la primera marca digital de furgonetas sostenibles personalizadas revoluciona el mercado de la camperización por distintas vías: el diseño, la sostenibilidad y la optimización y estandarización de todas las fases de producción.
“Los primeros sorprendidos somos nosotros”, explica Ribó a este periódico. Al otro lado del teléfono, el emprendedor detalla que cuando empezaron en enero se conformaban con vender tres unidades a lo largo de todo el 2022, una previsión que superaron en apenas unos días. “Nuestra capacidad de producción en este momento es de 13 furgonetas al año. Visto lo visto, ya estamos trabajando para ampliarla cuanto antes”.
La idea le sobrevino preparando sus propias vacaciones. “Ya estábamos inmersos en el boom de las cámper -un mercado que crece a un ritmo del 40 % anual- pero no encontré ninguna marca diferencial en cuanto a calidades: la California (buque insignia de Volkswagen) o la Mercedes Marco Polo emplean plásticos y otros materiales poco respetuosos con el medioambiente y, estéticamente, son muy limitadas. Por otro lado, los camperizadores no son, generalmente, la mejor opción, ya que trabajan con plazos largos y precios altos”.
La gran pregunta sin respuesta era: Si la camperización está en auge, ¿por qué nadie ha pensado en industrializarla con estándares elevados? Nomade Vans ha respondido en clave nórdica. “El cliente puede elegir desde su casa modelos ya predeterminados dentro de un abanico amplio, pero no infinito. Es una personalización online tipo Tesla. Las variedades estéticas están industrializadas y no afectan a la producción. Gana el cliente, que tiene su camper en el plazo de un mes”, asegura Ignasi Ribó.
Las cámper de Nomade Vans son, por el momento, vehículos Fiat Ducato con un precio final medio -“más que razonable”- de 53.000 euros. Son producidas en un taller de Terrasa en conexión con una red de artesanos que contribuye -con muebles de madera procedente de bosques sostenibles- a que el resultado final sea “tan confortable como una cabaña nórdica”.
Ignasi Ribó admite que el apartado medioambiental todavía es mejorable. “Pensamos en furgonetas de gas natural, pero nos advirtieron que el futuro de las campers es el nitrógeno. La opción 100 % sostenible aún no ha llegado a este mercado. Las eléctricas, además de un precio muy elevado tienen una escasa autonomía. Cuando llegue el momento, seremos los primeros en adaptarnos”.
Con una facturación prevista de 700.000 euros para 2022, Ignasi Ribó opina que la pandemia ha disparado la demanda de alternativas como la propuesta por Nomade Vans. “Después de estar encerrados somos conscientes de lo que nos perdemos cuanto tenemos restringidas la libertad y la movilidad. El COVID-19 ha potenciado la necesidad de conocer mundo. Ya no queremos permanecer siempre en el mismo lugar”.
Más allá del turismo responsable y en contacto con la naturaleza, la startup pretende ofrecer una opción inédita a una nueva tipología de profesionales. “Pensamos que la vitalidad del turismo local va a permanecer en el tiempo. Por otro lado, muchos trabajadores han roto la barrera que les impedía moverse con libertad y ejercer su actividad desde cualquier lugar. Nuestras cámper ayudan a hacerlo en el desierto, la playa o la montaña”.
Según Ribó, en un par de años esperan ser la marca de referencia en cámper sostenibles a escala mundial. “Nos gustaría vender en toda Europa y convertirnos en la gran alternativa a las opciones más comerciales del mercado”, concluye el cofundador de Nomade Vans.