El mercado mundial de la nube alcanzó los 370.000 millones de euros en 2021, y se prevé un crecimiento considerable de aquí a 2030. A medida que la oferta cloud va madurando, se está convirtiendo en un producto cada vez más generalizado, distribuido y descentralizado. Y, sin embargo, hasta ahora, la nube se ha construido sobre un mito: que solo un puñado de proveedores de soluciones cloud puede atender todas las necesidades de los clientes.
Para deconstruir este mito, es necesario revisar los profundos cambios que han tenido lugar en la última década. La adopción de los smartphones ha inaugurado una era de demanda de informática desde cualquier lugar. Accesible actualmente para más del 80% de la población mundial, representa más de 10.000 millones de conexiones móviles activas, incluyendo el IoT.
Los usuarios esperan ahora un acceso instantáneo a casi todo, a la carta, y potencialmente simultáneo por segmento de usuarios, con unas expectativas que evolucionan rápidamente con el tiempo, desde el texto hasta los vídeos en alta resolución.
Esta evolución por parte de la demanda llevó a los distribuidores a cambiar la oferta informática de un modelo caro, en propiedad y en las instalaciones, a una oferta asequible, alquilada y como servicio.
Este nuevo modelo permitió el comercio electrónico, la búsqueda de información y la colaboración a escala, disponibles en cualquier momento y lugar y para cualquier propietario del planeta con un móvil o un ordenador.
Por lo tanto, es lógico que los líderes del e-commerce, la búsqueda de información y los sistemas colaborativos participaran en la creación de la primera generación de servicios cloud, invirtiendo masivamente en infraestructuras físicas para sus propios usos. Más tarde, además, invirtieron en el desarrollo de software, para que sus soluciones fueran modulares y accesibles de forma muy elástica a todo tipo de proveedores de software como servicio (SaaS). Este nuevo tipo de infraestructura en la nube se conoce como nube pública, y engloba la infraestructura como servicio (IaaS) y la plataforma como servicio (PaaS).
La situación en 2022 es ahora un poco más compleja, por varias razones. Los clientes han comprendido las ventajas que aporta la nube para escalar. Pero ahora también tienen expectativas más sofisticadas, exigiendo respuestas válidas a una serie de problemas que implican la seguridad, la regionalización de los datos, los costes, los bloqueos o la geopolítica... todo lo cual nos obliga a considerar la nube como un problema de proveedores con nuevas consideraciones en cuánto a la gestión de riesgos.
Al mismo tiempo, la tecnología ha madurado hasta el punto de que ya se trata del privilegio de un puñado de proveedores que han disfrutado de la mayor parte del mercado durante demasiado tiempo, amasando cientos de miles de millones en el proceso y creciendo demasiado para el gusto de muchos reguladores antimonopolio. Los exigentes clientes de hoy en día se preguntarán qué tecnología de base se utiliza, a quién pertenece la licencia y la propiedad intelectual, o si esta licencia puede ser anulada por algún gobierno. En otras palabras, ¿hasta qué punto puedo confiar en este servicio? Y con relación a los datos: ¿cómo están protegidos, a quién pertenecen, ¿quién tiene acceso a ellos y en qué circunstancias, y bajo qué jurisdicción? Por último, ¿hasta qué punto es sostenible todo el proceso, más allá del brillo del marketing, el greenwashing y las “métricas de vanidad” que sólo suelen compensar las emisiones de carbono?
Y lo que es peor, se han estado utilizando una serie de técnicas para atraer a los clientes (como ofrecer precios iniciales negativos o muy bajos, conocidos también como “créditos cloud”), para luego atraparlos con las medidas opuestas, como elevados costes de salida (ya sea mediante costosas tasa para darse de baja o costes de migración, o debido a productos que no dejan clara la ruta para lograr la reversibilidad de los datos).
Este contexto está propiciando la tormenta perfecta en torno a dos conceptos clave: multicloud y la elección. De hecho, la mercantilización de la nube significa que el 80% de las necesidades de los clientes cloud están cubiertas por sólo el 20% de los productos ofrecidos por un grupo de proveedores. Esto significa que los clientes necesitan dejar de ser prisioneros de un único proveedor cloud. Al contrario, combinar varios proveedores cloud les permitirá crear su equilibro ideal entre localización, jurisdicción, disponibilidad, precio, sostenibilidad e incluso la alineación de valores.
A diferencia de la década anterior, en la que la elección era irreversible y muy cara, este nuevo arbitraje implica la posibilidad de elegir de forma dinámica y reversible. Ya sea simplemente adoptando una nube híbrida, como eligiendo una combinación de nube pública, nube privada y local; utilizando varios proveedores diferentes en paralelo o secuencialmente; o, simplemente, teniendo la capacidad de pasar libremente de un proveedor a otro, sin perder dinero ni datos.
En otras palabras, hacer una elección real.