La mitad de población de Masaya, una localidad al sur de Managua (Nicaragua), contará por fin de un sistema de tratamiento de aguas de calidad. Además de mejorar el medio ambiente, prevendrá muchas de las enfermedades hídricas que hasta ahora venía sufriendo la población. Y todo esto gracias a la construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales financiada por la Cooperación Española como parte del Programa Integral Sectorial de Agua y Saneamiento Humano (PISASH) que desarrollo el Gobierno de Nicaragua y diversos financiadores internacionales.
Al final del proyecto, la población con acceso mejorado a saneamiento será de 67.000 personas aproximadamente. Aunque, indirectamente, el hecho de que se evite verter los desechos en la laguna de Masaya beneficia a toda la localidad.
La tasa de incidencia de enfermedades y muertes relacionadas con falta de saneamiento como la diarrea se ha incrementado en los últimos años en Nicaragua. El departamento de Masaya presenta una incidencia de enfermedades diarreicas agudas en niños menores de cinco años del 18 por ciento, lo que le sitúa en segundo lugar a nivel nacional en la prevalencia de este tipo de afecciones.
La nueva planta de tratamiento resolverá otro problema grave: el actual vertido de las aguas residuales de la localidad de Masaya (más de 130.000 habitantes) en la laguna, tesoro natural ubicado en el Parque Nacional Volcán Masaya. Se contribuye de este modo a la prevención y la mitigación de los impactos nocivos de las aguas vertidas sobre el medio ambiente que afectan al equilibrio del ecosistema.
Las obras tendrán una duración prevista de 24 meses y cuentan con un importe de 12,1millones de euros, aportados por el Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento (FCAS) de la Agencia Española de Cooperación (AECID).
El proyecto de ampliación y rehabilitación del sistema de alcantarillado sanitario de Masaya tiene como meta el incremento de la cobertura del servicio de saneamiento a partir de la ampliación y refuerzo de la red, así como la mejora del tratamiento y la disposición de las aguas negras de la ciudad. Para ello se ha previsto una inversión total de 21,5 millones de euros aportados por la Cooperación Española y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).