La Universidad Politécnica de Madrid (UPM), la Universidad Complutense de Madrid (UCM), el Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas (CENIM) y la empresa New Infrared Technologies (NIT) forman parte del consorcio de investigación que ha propuesto una nueva metodología para evaluar y controlar la calidad de los productos agroalimetarios y de los biocombustibles. En concreto, esta nueva técnica busca reemplazar las utilizadas habitualmente en los laboratorios y su punto fuerte reside en un innovador espectrómetro portátil basado en tecnología infrarroja.
Controlar la calidad de los productos en la industria agroalimentaria y petroquímica es una necesidad creciente en los últimos años, en consonancia con una creciente preocupación por la salud, el cambio climático y el medio ambiente. Ejemplos de ello son la necesidad de aumentar la vida útil de los alimentos eliminando, si es posible, el empleo de conservantes artificiales; o la mejora de las características de los biocombustibles mediante aditivos no perjudiciales.
Hasta la fecha, para evaluar y controlar la calidad de los productos agroalimentarios y de los biocombustibles se han aplicado técnicas que requieren del uso de dispositivos experimentales complejos, de la necesidad de personal altamente cualificado y de un elevado consumo de muestras, tiempo y reactivos requeridos en el laboratorio. En definitiva, métodos que pueden llegar a ser muy costosos y ante los que este consorcio de investigación trata de ofrecer una alternativa diferente.
El nuevo sistema propuesto consiste en “complementar y/o reemplazar las técnicas actuales de laboratorio con un innovador espectrómetro basado en una combinación de un sensor lineal en el infrarrojo medio (Mid-wavelength infrared - MWIR), que emplea seleniuro de plomo depositado en fase de vapor, con un filtro variable lineal”, ha informado la UPM. El espectrómetro, patentado y fabricado por la empresa española NIT, es un dispositivo muy compacto, de bajo coste y “muestra resultados muy satisfactorios tanto cualitativos como cuantitativos” en el análisis de la calidad de biocombustibles y de productos agroalimentarios.
Tal y como han destacado los investigadores, este nuevo sistema “proporciona dispositivos portátiles y robustos para el análisis no destructivo de combustibles (incluidos aditivos y adulterantes), así como de los volátiles, resultado de la degradación de alimentos conservados en sorbato potásico como ejemplo de aplicación a las industrias petroquímica y agroalimentaria respectivamente”.