Una tecnología que detecta emisiones y fugas de gases contaminantes y nocivos y minimiza las posibilidades de que se produzcan fugas de gas. Esta es la carta de presentación de Sensia, una spin-off participada por la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), que ha desarrollado este dispositivo que, si bien de momento puede utilizarse en la industria, también podría encontrar aplicación en el ámbito doméstico.
Las industrias que operan o transportan gas corren el riesgo de sufrir fugas, con los peligros que ello conlleva. “Por una parte, podrían producirse problemas de seguridad, porque esos gases pueden ser tóxicos o venenosos; por otra parte, podrían producirse problemas a nivel medioambiental, dado que otros gases poseen un efecto invernadero muy superior al del CO2”, ha explicado Francisco Cortés, CEO de Sensia Solutions e investigador de la UC3M.
La tecnología consiste en cámaras infrarrojas que son lo suficientemente sensibles como para detectar, localizar y cuantificar la cantidad de gas emitido. Para realizar una inspección en unas instalaciones, ha añadido Cortés, “grabamos un vídeo con nuestros equipos, lo que nos permite comprobar perfectamente de forma visible si se está produciendo o no una emisión fugitiva del gas. Y si es así, posteriormente, empleamos otros equipos alternativos que permiten cuantificar la cantidad de gas que se está fugando”, ha añadido Cortés.
En su opinión, “cualquier componente que esté orientado al transporte de gas o a la operación con gas está sujeto a un potencial riesgo de que haya fugas y se escape gas, con todos los riesgos que ello conlleva, tanto a nivel de seguridad como por su potente efecto invernadero”. De esta forma, si se este sistema se implantara en tareas de operación y mantenimiento, también podría ayudar a reducir la huella de carbono procedente de fugas de gas en torno a un 70%. Asimismo, favorecerá “un ahorro de costes muy significativo” debido a que el sistema mejora la eficiencia en la operación y el mantenimiento de las operaciones.
USO DOMÉSTICO
El sistema ha necesitado dos años para desarrollarse y ya está disponible para su comercialización a nivel industrial. No obstante, Cortés ha resaltado que también está pensado para su uso a nivel doméstico, “para el control de potenciales fugas en las calderas de nuestras casa o en los vehículos que hoy en día están circulando propulsados por gas”.