Los 'gastroconsumidores' actuales no esconden que su fidelidad a la hora de comprar según qué producto ha descendido considerablemente. Especialmente tras la pandemia. El sector alimentario se está transformando con nuevos agentes que han entrado en escena, capaces de competir de tú a tú con los que tradicionalmente han dominado el mercado. La clave, como han reflexionado distintos representantes de la gastronomía en un encuentro organizado por la agencia MARCO, pasa por ofrecer mayor sostenibilidad y una experiencia personalizada. Y sobre todo innovar.
"Están llegando proyectos nuevos basados en la diferenciación", asegura Miguel Sanz, director general de DO Ribera del Duero. Para una compañía que data de 1979, adaptarse a los tiempos ha sido prioritario, especialmente en el último lustro. "¿Cómo conquistar al consumidor? Esta es la pregunta que nos hacemos cada día. La especialización es clave para el éxito", explica Sanz.
Por ejemplo, de las 208 bodegas de DO Ribera del Duero, 102 producen menos de 150.000 botellas al años. "Esto refleja que la cantidad no es importante, sino saber qué ofrecer en cada momento", sostiene Sanz, que reconoce que la pandemia ha generado incertidumbre en el mundo del vino. "Nos encontramos con un consumidor que busca cuidarse a sí mismo. Y por tanto reclama un producto que cuide el entorno. Los nuevos gastroconsumidores buscan autenticidad. En nuestro caso, no quieren aprender de vinos, sino disfrutar y experimentar. Y ahí está la verdadera diferenciación".
Los gastroconsumidores actuales no lo ponen sencillo. Premian la inmediatez y lo buscan un producto de calidad y a buen precio. O dicho en román paladino: lo quieren todo. Aun así, la industria de bebidas y alimentación en España representa un 2,5% del PIB. Continúa siendo el sector industrial con más fortaleza, en palabras de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB). "Es un mercado tan exigente como el actual es fundamental que cada empresa busque su nicho. El cliente tiene que sentirse identificado con lo valores de la marca. Y esto no solo incluye la calidad del producto o lo que se vende, sino la imagen, la salud, la historia, su compromiso medioambiental", afirma Alejandro Calvo, cofundador y propietario de Cuac AOVE.
Este último punto destacado por el responsable goza cada vez de mayor importancia. Según el estudio Global Consumer Insights Pulse Survey 2023 de PWC, más del 70% de los consumidores afirma que "en cierta o gran medida" están dispuestos a pagar más por alimentos producidos localmente y por productos fabricados por compañías reconocidas por su ética, su apoyo a los derechos humanos y por no experimentar con animales.
"Los años covid han cambiado la tendencia. Los grandes grupos dominaban todo. Ahora hay una vuelta al origen, al producto local. Esto supone un refuerzo importante a toda la cadena de valor alimentaria local", dice Paco Hevia, Director Corporativo de Galletas Gullón. En este sentido, apunta que 30.000 compañías agro en España se han reforzado y se consideran beneficiadas de esta tendencia. "España se ha dado cuenta de que el agro es la cadena de valor que más impacto tiene. Somos muchos productores pequeñitos pero generamos mucho impacto".
Esta lluvia fina está contribuyendo a las cifras globales, de las que España puede sacar pecho respecto a sus vecinos europeos. La facturación de la industria alimentaria española creció el 19,8% de este año respecto al mismo mes de 2022, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Dentro de esta bonanza, Hevia apela a no relajarse. "¿Estamos resolviendo las necesidades del consumidor? Si no planteamos esto no somos relevantes. El producto tiene que solventar una necesidad real y la innovación debe estar enfocada a esto".
Hay una creciente preocupación por los alimentos que tomamos y este detalle toma protagonismo en los gastroconsumidores incluso más que el precio. "El mercado de la alimentación saludable ha crecido mucho. El futuro de la restauración pasa por saber qué comemos. Los que formamos parte de negocios medianamente nuevos debemos adaptarnos a las necesidades de un consumidor que se preocupa mucho por lo que va a comer", considera Sofía García, directora de Marketing de Healthy Poke. La apuesta de la empresa es clara: localizar al consumidor y humanizar las marcas. "Comer puede ir perfectamente de la mano a hacer ejercicio. El poke, por hablar de nuestro caso, está muy ligado a una vida saludable. Nuestro público demanda un producto rico y sano, y en eso debemos trabajar".
Pese a que la innovación es un activo para el sector, Jorge Alonso, director de Marketing de Grupo Calvo, reconoce que se ha ralentizado. "Vivimos tiempos inflacionistas. La innovación sigue siendo un motor fundamental para cualquier compañía alimentaria, pero hay otros factores en juego". Por ejemplo, la sostenibilidad y la personalización, como analizaban sus colegas de profesión. "Tras la pandemia se ha potenciado la experiencia del usuario. Poner en el centro al consumidor es obligatorio", afirma Alonso, que define a la innovación de esta década "de una triple perspectiva": social, económica y medioambiental.