Un equipo del Centro de Investigación bioGUNE ha conseguido dar un paso más en el conocimiento del cáncer hepático. Y lo ha hecho describiendo el mecanismo que ‘gobierna’ el comportamiento de la proteína quinasa LKB1 en este tipo de tumores.
“Cuanto más sepamos de los comportamientos de las proteínas en los distintos tejidos, mejor podremos diseñar tratamientos específicos para los distintos tumores”, señala María Luz Martínez Chantar, la doctora que ha dirigido el estudio junto a Teresa Cardoso.
Se da la circunstancia de que esta proteína “funciona de forma absolutamente diferente en un cáncer de hígado que en otro tipo de tumores”, apunta en declaraciones a Innovaspain. En oncología, la LKB1 se comporta como un inhibidor del crecimiento tumoral principalmente en cérvix y pulmón.
“En cambio, lo que hemos visto en el hígado es que esta proteína induce la progresión de tumores”, añade Martínez Chantar. Además, la LKB1 “regula de forma muy clara el metabolismo, es decir, regula la cantidad de energía que tiene esa célula tumoral”.
“Es muy importante saber si funciona como un supresor o como un inductor de tumores en los diferentes tejidos e intentar identificar por qué y cuál es el mecanismo diferencial”, añade la investigadora del bioGUNE, Centro de Excelencia Severo Ochoa con sede en el Parque Científico Tecnológico de Bizkaia.
Es habitual que las proteínas jueguen un doble papel según el tipo de cáncer. María Luz Martínez compara los tumores con una “competición” entre las células malignas y las células sanas. Cada bando intenta “crear un entorno favorable” y, para ello, busca distintos aliados.
Fármacos específicos
El equipo de CIC bioGUNE ha descrito el mecanismo que “gobierna”. La proteína SUMO (de sus siglas en inglés small ubiquitin-like modifier) modifica covalentemente a otras proteínas en las células de diversos organismos, mediante un proceso denominado sumoilación.
La sumoilación se encuentra muy enriquecida en el cáncer hepático, sobre todo en regiones hipóxicas (con déficit de oxígeno). De hecho, es el principal mecanismo regulador de la actividad de la LKB1 en el núcleo de las células tumorales, ya que induce su división y proliferación, así como su capacidad invasiva y metastásica.
El análisis computacional, mediante métodos de modelado molecular, de la estructura tridimensional de la proteína LKB1 modificada por SUMO ha permitido diseñar fármacos ad hoc que pueden evitar la interacción LKB1-SUMO y, por tanto, interferir con el desarrollo del tumor.
Por tanto, el tratamiento con estos fármacos podría bloquear eficazmente la ventaja proliferativa e invasora que confiere esta modificación a las células tumorales en el cáncer hepático en un estadio avanzado.
Trabajo en equipo
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores emplearon modelos preclínicos de ratón y posteriormente validaron sus descubrimientos en pacientes con tumores hepáticos. Los resultados han sido expuestos en un artículo publicado en la revista EBioMedicine-The Lancet por los investigadores Imanol Zubiete, Juan Luis Rodríguez y Fernando Lopitz, bajo la dirección de las ya mencionadas Martínez Chantar y Teresa Cardoso.
La investigación sido posible gracias a la estrecha colaboración con la red internacional de Women in Hepatology (WINHP) y el CIBER de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD). Este último, dependiente del Instituto de Salud Carlos III (Ministerio de Economía, Industria y Competitividad) y cofinanciado con fondos FEDER, tiene como finalidad la promoción y protección de la salud por medio del fomento de la investigación.