Que algo tiene que cambiar en el panorama y el sistema educativos de España es algo que hemos escuchado en muchas ocasiones. Sin embargo, son contadas las veces en que estos cambios se llevan a la práctica y son palpables. El Colegio Montserrat de Barcelona es uno de esos centros que apuestan por una formación con aspectos que le hacen diferente.
Núria Miró es su directora y tiene claro que una buena formación pasa por despertar el pensamiento crítico de los alumnos. También apuesta por centrar menos miradas en el informe PISA y cambiar el foco para situar al estudiante en el centro del proceso de aprendizaje.
El colegio que usted dirige es un referente internacional en la innovación educativa… España nunca sale muy bien parada en estudios como el informe PISA. ¿Tan mal estamos?
Los sistemas de evaluación también hay que saber analizarlos teniendo en cuenta qué cosas están evaluando y estos exámenes están, de entrada, enfocados a cosas muy concretas que también están evolucionando y que no siempre tienen en cuenta todo lo que son las 'off skills'. España está en un momento de evolución, en un momento de cambio. No hace falta que recuerde que realmente en educación estamos demasiado dependientes de temas políticos y que desde luego no nos ha favorecido. Pero hay un cierto consenso en enfocarnos en aquello que realmente va a ser útil para los aprendices del siglo XXI, sobre todo para que desarrollen esa competencia de aprender a lo largo de toda la vida y sean buenos comunicadores, ágiles, flexibles, etc.
En cualquier caso, parece claro que habría que darle una pequeña vuelta al sistema educativo en España. ¿En qué sentido?
Creo que se está dando una vuelta. Hay un consenso, una conciencia importante de que las cosas tienen que ir de otra manera. Hay entusiasmo y motivación en el liderazgo educativo y en los mismos profesores por hacer las cosas de forma distinta, porque sobre todo queremos que sean los alumnos los que se sientan activos y responsables de su aprendizaje, que estén motivados para aprender. Quizás no sea buscar tanto los resultados últimos, sino todo lo que va complementando a esta persona a medida que va haciendo el viaje educativo.
También sabemos de algunos países que están en cotas altas en los informes PISA y que no nos gustaría ser como ellos ni tener esos sistemas educativos. Por lo tanto son indicadores, pero lo importante es que el sistema español de alguna manera vaya creando escenarios en donde todos los niños, en la diversidad de inteligencias y tipos de niño que hay, encuentren su forma de ser capaces de desarrollar su aprendizaje.
Ha hablado de países que salen bien parados a los que quizás no nos gustaría parecernos. ¿Nos puede poner algún ejemplo?
Hay mucho país asiático que sabemos que siguen algunas formas de aprendizaje que no nos gustaría retomar ni son un modelo para nosotros y donde la memorización sigue siendo la base del aprendizaje y quizá se desarrolle poco lo que es ese pensamiento más crítico o la capacidad de creación a partir de un conocimiento.
Alguna vez ha señalado que para cualquier cambio, de la índole que sea siempre hacen falta recursos…
Recursos sobre todo personales, el capital social de un centro, lo que son las personas y el profesor, van a ser siempre algo fundamental. También la capacidad que tiene ese colegio de que las interrelaciones que esos profesores crean entre sí sean de calidad y aumenten el ecosistema de aprendizaje para sus alumnos. Es decir que recursos, los primeros son los personales y a veces con pocos recursos materiales se pueden hacer aún grandes cosas en el aprendizaje. Incluso, por supuesto, que también si se tienen claro los objetivos, el por qué de los recursos materiales o herramientas que utilizamos... Si lo que se tiene claro es el propósito desde luego que pueden ser buenos catalizadores para que los aprendizajes sean más rápidos, más personalizados e incluso puedan ser más profundos en los niños. Es lo que en realidad aporta sentido a lo que es el aprendizaje.
Decía que en España estamos, en el tema educativo, muy a expensas del tema político. ¿Cree que ahora mismo, a esos niveles políticos, hay esa sensibilidad que se requiere para introducir esos recursos y darle esa vuelta que se está demandando?
Como hay socialmente también mucho reclamo, yo creo que se va a dar ese pacto educativo del que tanto se está hablando. Y tantas personas inteligentes de nuestro país que también están pensando, elaborando, apoyando y haciendo todo lo posible para que esto se pueda dar. Yo creo que estamos en un buen momento, no creo que sea el peor sinceramente.
Yendo de lo general a lo concreto, su centro, el Colegio Montserrat de Barcelona, tiene ciertos elementos que lo hacen único. Lo primero es que imparten asignaturas poco convencionales como ajedrez, cine y otra para incentivar el espíritu emprendedor…
A lo largo de los últimos años hemos intentado integrar en el currículum aquellas categorías o asignaturas que nos parecen que deben estar porque los alumnos lo van a poder necesitar. También tenemos un huerto escolar, teatro, música... Asignaturas que creemos que complementan y enriquecen. Incluso algunas de ellas pueden ser competencias claves para el futuro. Todo eso ofrece un entorno donde el alumno, con tantas oportunidades, puede realmente encontrar sus propios intereses, desarrollar su pasión, comprometerse con el aprendizaje... De alguna manera buscar esa superación y ese dominio de aquellas cosas que le gustan, para que realmente sea alguien que llegue a ser autónomo, que llegue a comprender en profundidad y que todo ese aprendizaje para él sea significativo.
En su colegio también hay asignaturas que combinan, hacen materias mixtas para que vean que todo está relacionado y que no son compartimentos estancos.
Exactamente, sobre todo porque la vida real no la vivimos en compartimentos estancos, sino que todo está relacionado y cuando se trabaja por proyectos, a la fuerza las cosas tienen conexiones y esas conexiones le dan mucho poder al aprendizaje. Entonces, en general trabajamos con proyectos interdisciplinares y eso nos facilita la posibilidad de que profesores, que son expertos en distintas materias, puedan también entablar diálogo, buscar cosas muy diferentes que por sí solos no ofrecerían a los alumnos. Es algo que hace que en el colegio también sigamos aprendiendo mucho a través de esas interconexiones que realizamos.
Es como un cambio de foco, quizás antes puesto en los contenidos y ahora es como situar al alumno en el centro del aprendizaje.
Esa es la cuestión, pero esto que todo el mundo lo dice se ha de hacer en realidad. Poner al alumno en el centro del aprendizaje quiere decir conectar con sus intereses, con sus inteligencias, un seguimiento mucho más especializado, darle muchas oportunidades para que se desarrolle en su heterogeneidad y en su unicidad de alguna manera. En ese sentido, el sistema educativo debe ser muy abierto para que eso se pueda dar.
¿Se puede decir entonces que el modelo de enseñanza tradicional basado en la memorización ha pasado a la historia?
Hay cosas que son buenas memorizarlas y se necesitan una serie de conocimientos para que después puedas construir otros. Tampoco es desterrar la memoria, ni mucho menos. Hay unos conocimientos que se deben construir y deben ir haciendo un poso de memoria pero desde luego que a partir de ahí lo que vamos a incentivar es ese pensamiento crítico para la reflexión sobre lo que has aprendido. Y eso es lo que da a lo que es la memoria: unas alas que hacen que el alumno sea capaz de liderar su aprendizaje y sobre todo sus propias vidas, de encontrar necesidades, de encontrar soluciones y de ser buenos comunicadores de aquello que aprenden.