En la batalla por la competitividad en inteligencia artificial (IA), Europa va varios pasos por detrás de Asia y Norteamérica. Para nivelar este desequilibrio, el viejo continente tomó cartas en el asunto hace algo más de dos años. ELLIS, fundación sin ánimo de lucro, fue la respuesta más contundente posible a China y Estados Unidos porque su propuesta de arranque nacía del impulso de la propia comunidad científica europea.
La red ELLIS está compuesta hoy por más de 30 unidades en 14 países europeos e Israel. Están implicadas Oxford o Cambridge, los prestigiosos institutos Max Planck…También la Universidad de Alicante. La razón es que la ciudad mediterránea integra una de estas unidades. La directora científica de la Fundación ELLIS Alicante (bautizada como Instituto de Inteligencia Artificial centrado en la Humanidad) es Nuria Oliver, una referencia mundial en este campo. Oliver compagina estas responsabilidades con la vicepresidencia de ELLIS Europa.
“En Europa se da una preocupante falta de pujanza en IA que implica fuga de talento y una brutal dependencia tecnológica de empresas no europeas”, explica Nuria Oliver en una conversación con Innovaspain. ELLIS nace para contribuir a la soberanía tecnológica europea. “El foco es el talento”, detalla Oliver. “Solo así lograremos atraer más talento y que éste penetre en las empresas y startups. Para lograrlo, el primer paso es crear un entorno competitivo atractivo”.
Alinear objetivos
Las unidades ELLIS como la que la investigadora dirige en Alicante están formadas por científicos de primer nivel expertos en inteligencia artificial. “La nuestra es una unidad singular desde distintas perspectivas”, asegura Nuria Oliver al referirse al origen de Fundación ELLIS Alicante. “Ser parte de la red ELLIS ya era un objetivo expuesto en la Estrategia Valenciana de Inteligencia Artificial (publicada un año antes que la estrategia nacional). Es el resultado de un ejercicio de pensamiento amplio y de apertura de miras”.
La experta destaca que en la administración regional entendieran que la IA es un eje vertebrador para transformar la sociedad desde el corazón de la IV Revolución Industrial. “Hay que prepararse para los cambios que nos afectarán a todos los niveles. Existe una voluntad clara de ser competitivos y por tanto una alineación nítida con la filosofía de ELLIS”. La alicantina es la única unidad de la red creada desde cero y una de las escasas fundaciones europeas de investigación dedicada en exclusiva a la intersección entre la inteligencia artificial y las personas.
“Queremos impartir el programa de doctorado en inteligencia artificial número uno del mundo”
Mientras la red sigue tejiéndose, ELLIS ha puesto en marcha distintas iniciativas para ganar peso lo antes posible. Sus programas paneuropeos de investigación mezclan investigadores senior y junior con la excelencia científica como pilar. “Unimos a los mejores en inteligencia artificial. ELLIS ha identificado más de 300 investigadores líderes en diferentes temáticas de la IA”, apunta Oliver.
Por otro lado, la red ofrece programas de doctorado cuyo objetivo es detectar y dar oportunidades al mejor talento joven con financiación de la Comisión Europea. En la primera convocatoria, cerrada en diciembre de 2020, recibieron casi 1.400 candidaturas de 70 países de las que ELLIS seleccionó en torno a 60. “Queremos que sea el programa de doctorado en inteligencia artificial número uno del mundo”.
La Fundación ELLIS Alicante trabaja en distintas líneas, todas pegadas a la actualidad. Entre ellas, Oliver menciona el modelado computacional del comportamiento humano o, lo que es lo mismo, cómo las técnicas de IA permiten profundizar en nuestros gustos, preferencias y emociones. “Trabajamos este segmento con el propósito de orientarnos hacia un movimiento mundial: el empleo de la IA para lograr el bien social y la consecución de los ODS”. Se trata de proyectos que permiten detectar la pobreza de forma temprana, identificar movimientos migratorios o entender mejor el cambio climático.
La pandemia
En este sentido, y como no podía ser de otra manera, la unidad alicantina se ha volcado desde su fundación en ayudar en la lucha contra la pandemia. “Desarrollamos modelos computacionales con el apoyo de todas las universidades y centros de investigación de la Comunidad Valenciana”, dice Oliver sobre unos esfuerzos “notables” por usar los datos y la inteligencia artificial como combustible para una mejor toma de decisiones.
Con modelos basados en redes neuronales profundas predijeron la curva pandémica en 236 países y regiones. Tuvieron en cuenta las medidas implementadas en cada caso y desde la primavera de este año incorporaron al modelo la campaña de vacunación. Esta labor les valió la consecución del premio mundial 500k XPrize Pandemic Response Challenge frente a más de 100 equipos de todo el mundo. “Muchas veces no intentamos las cosas porque pensamos que son imposibles, pero no es así”, afirma la investigadora.
Sin abandonar el SARS-CoV-2 y sus efectos, el Instituto de Inteligencia Artificial centrado en la Humanidad lanzó la encuesta ciudadana COVID-19 Impact Survey, una de las más grandes del mundo. Abarca 18 meses y aporta información valiosa sobre las percepciones de la ciudadanía a distintos niveles. Los resultados, publicados en la página de ELLIS, han sido utilizados por tomadores de decisiones y medios de comunicación.
Impacto global desde la riqueza local
“Uno de los objetivos de ELLIS es hacer entender que Europa es diversa y que esa diversidad es muy valiosa”. Nuria Oliver habla de la promoción de ecosistemas regionales potentes, a sabiendas de que cada unidad no puede ser competitiva a escala global por sí sola. La clave es la conexión en una red que sí está en condiciones de jugar esa partida.
Más adelante, la intención es que algunas unidades se conviertan en Institutos ELLIS, sinónimo de grandes infraestructuras ocupadas por un número importante de investigadores “cuyo sueño sea recalar en una organización basada en la excelencia”. En ELLIS fomentan la movilidad entre las diferentes unidades. “La sensación es la de formar parte de una única entidad. Da igual el país en el que te encuentres”.
Inteligencia Artificial Made in Europe
Nuria Oliver es optimista a la hora de dibujar el porvenir de la red. “En primer lugar, en Europa contamos con un potente sistema educativo y un talento excelente. El problema es que no logramos retenerlo”. Oliver recuerda que los últimos ganadores del Premio Touring en IA son europeos, pero ninguno ‘ejerce’ en Europa. “Nuestro objetivo es darle la vuelta a esa situación”.
La Comisión Europea va más allá de una declaración de intenciones a través de distintas medidas regulatorias que promueven la inteligencia artificial Made in Europe. “La IA europea debe estar guiada por un elemento distintivo. Ha de ser acorde a los valores europeos, y adoptar una mirada que difiera del intervencionismo chino o del capitalismo radical estadounidense”, argumenta Oliver.
Ganar en diversidad
En la Fundación ELLIS Alicante también están centrados en investigar sistemas de inteligencia artificial que interaccionan con humanos. “Empujamos la frontera entre nosotros y los chatbots o las aplicaciones móviles inteligentes”. Oliver suma las implicaciones éticas y los retos o limitaciones de los actuales sistemas de IA. “Pueden ser un arma para promover la discriminación algorítmica o manipular el comportamiento humano. Por ello defendemos el desarrollo de servicios digitales explicables y transparentes”.
Nuria Oliver no oculta que la falta de diversidad de género en IA sea “absolutamente preocupante”. La experta hace extensible esta problemática al sector tecnológico en su conjunto. “Falta diversidad en los algoritmos, que moldean nuestros gustos, necesidades e intereses encasillándonos y estereotipando esas preferencias. Echo de menos diversidad algorítmica en la definición de afinidades. Somos más complejos”.
“El problema”, añade, “es que se generan cámaras de resonancia que refuerzan creencias y visiones a través del contenido al que somos expuestos. Es una de las causas de la polarización de la sociedad”.
En los equipos de trabajo que generan los algoritmos, las cosas tampoco van mucho mejor. “Estos déficits dan lugar a una pérdida de capacidad innovadora y a un menor beneficio económico. Precisamos de soluciones inclusivas ideadas desde diferentes perspectivas y experiencias vitales", concluye.