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Propuestas innovadoras para mejorar la empleabilidad juvenil

Observatorio Empresarial contra la Pobreza Fátima Báñez estudio

Con motivo del lanzamiento del informe del Observatorio Empresarial contra la Pobreza, El camino hacia el empleo juvenil. Qué puede hacer la empresa’, la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, se ha acercado a la Fundación Telefónica para aportar los datos Gobierno sobre el asunto. Este tema en cuestión ha tratado las razones según las cuales el sector empresarial debe incluir programas que mejoren la empleabilidad de los jóvenes, bien desde su estrategia de negocio, su acción social o su posición como lobby.

Cuatro de cada diez personas de entre 20 y 24 años que quieren trabajar no pueden hacerlo por falta de oportunidades. También existe una preocupante cifra de más de 400.000 jóvenes de entre 16 y 29 años en total inactividad (es decir, ni estudian, ni trabajan, ni buscan empleo de forma activa). Por otra parte, si nos centramos en los datos de desempleo, en esa franja de edad la tasa de paro se sitúa en el 34%”, ha explicado la ministra en el evento, realizado el pasado jueves. “La principal herramienta para luchar contra la pobreza es apoyar todas las iniciativas que estén a favor del empleo. Nosotros no queremos que nadie se quede atrás por sus capacidades, su sexo o su edad”, ha asegurado

Asimismo, Sandalio Gómez, profesor emérito de Dirección de Personas en las Organizaciones en IESE y uno de los responsables de la investigación, ha explicado el proceso de revolución tecnológica y de especialidades técnicas en el que está inmerso actualmente la empresa. “Este hecho exige como prioridad estratégica contar con personas especialmente preparadas y motivadas que sean capaces de responder a los retos presentes y futuros que la realidad empresarial plantea. Por esa razón, se convierte en una necesidad vital y estratégica para la empresa la incorporación de jóvenes preparados e implicados en el proyecto empresarial”.

Una opción difícil, ya que el informe denuncia la dureza con que la crisis ha tratado a los jóvenes en lo relativo al empleo, la infrautilización de las becas y los contratos de prácticas, así como el uso inapropiado de determinados modos de contratación, ligados a la contratación temporal. “Más de la mitad de los jóvenes ocupados están empleados bajo modalidades contractuales de este tipo; sin embargo, sólo un 7% lo hace con un convenio relacionado con la formación y las prácticas”, ha afirmado. Por otra parte, la ausencia de empleo tiene consecuencias muy importantes sobre los niveles de vulnerabilidad social de los jóvenes, que ya se encuentran con un 58% de desempleados.

“Se considera joven vulnerable ante el empleo a aquel con una edad comprendida entre los 16 y los 29 años en el que se dan una o varias de las siguientes situaciones: abandono de los estudios y falta de formación y de competencias para trabajar; desempleados de larga duración o con contratos esporádicos, con condiciones inadecuadas y de corta duración; inactivos y desanimados frente al mercado laboral; o afectados por diversos factores de exclusión: discriminación, inmigración, discapacidad, pobreza…”, ha explicado Leticia Henar, jefa de Proyectos en el Área de Estudios e Innovación Social de Fundación Tomillo. Pero si ni el Gobierno de España ni el Observatorio Empresarial contra la Pobreza (formado por Telefónica, Endesa, La Caixa, BBVA y Sener) quieren esta situación, ¿qué hacer para cambiarla?

Medidas para incorporar al mercado laboral a los jóvenes

En primer lugar, prevenir (como se ha citado antes) el abandono escolar temprano. Según las estadísticas, el abandono escolar suele estar vinculado al desconocimiento y/o impacto que puede ocasionar en el joven a largo plazo el hecho de no finalizar sus estudios. En segundo lugar, reincorporar al sistema educativo a estos casos, es decir, “crear entornos formativos muy distintos a los actuales, más flexibles, de menor duración, orientados y cercanos a la práctica y al desempeño profesional”. El informe también recomienda a las empresas con trabajadores sin formación reglada que les ayuden a completarla con políticas de formación. En tercer lugar, realizar, una vez conseguido los dos casos anterior, el paso de la formación al empleo. Básicamente, el estudio recomienda poner en marcha “programas de asesoramiento, de creación de becas y contratos de prácticas, o de fomento del emprendimiento juvenil”, entre otros ejemplos. También “alcanzar acuerdos con centros educativos, crear titulaciones o centros de formación propios que sirvan también para cubrir las propias necesidades de cada empresa”. Y, por último, mejorar la empleabilidad y gestión de jóvenes en especial riesgo de exclusión social trabajando empresas y entidades “de forma conjunta”.

“La empresa española tiene por delante la oportunidad de apostar de forma estratégica por el empleo juvenil, tanto para mejorar su competitividad como para acabar con un problema social de primera magnitud. Puede contribuir a estas medidas bien desde el corazón de su actividad empresarial, la acción social o a través de la incidencia o lobby. Para ello, eso sí, debe comprender bien el problema y trabajar en alianza con otros actores”, ha sentenciado María Jesús Pérez, subdirectora general de Fundación CODESPA, al final del evento.