Mientras la francesa Orange completaba la venta de la participación del 50% que tiene en el capital de la operadora británica Everything Everywhere (EE) a British Telecom (BT), con todas las bendiciones del regulador británico, Ofcom, conformando una compañía que controlará el 31% del mercado móvil y el 35% de banda ancha en el sector residencial, lo que a permitirá a BT tener una cuota total del mercado mayorista de banda ancha del 70%, al mismo regulador de la competencia inglés le ha entrado el yu-yu nacionalista y a través de su CEO, ha lanzado toda su artillería pesada contra la fusión Three y O2 UK (Hutchison-Telefónica).
Aunque la decisión de aprobar la operación entre la hongkonesa y la española está en manos comunitarias, la postura de Ofcom ha escandalizado al sector y ha generado un gran malestar en la Comisión Europea (CE), en donde se considera una injerencia inaceptable de un regulador local en las labores de gobierno de la CE, vulnerando todas las reglas de la diplomacia administrativa y expresando su opinión con el apoyo de la prensa británica con el Financial Times (FT) a la cabeza, días antes de la publicación del pliego de objeciones que deberá presentar la Comisión.
Los intentos británicos de influir en la decisión de la CE, en una defensa sin fisuras de su “campeón nacional”, ya han sido calificados de “arbitrarios” por los distintos protagonistas de la operación y Hutchison ya ha mostrado su disposición de rebatirlos ante la CE, si procede, en sus respuestas al pliego de objeciones, en las próximas semanas.
Hace unos dias, Hutchison daba todo tipo de explicaciones sobre la operación y se mostraba dispuesto a aplicar cuantas reparaciones o “remedies” exigieran las autoridades comunitarias a la fusión de Three y O2 UK, lo que hace pensar que la CE aprobará, con mucha probabilidad, el proceso, una vez que se cumplan las correcciones correspondientes, no en vano, como señalaba un analista, el mercado británico cuenta con un buen número de pretendientes a la hora de aplicar los “remedies” que se impongan, dotando a Hutchison de mayor flexibilidad para negociar y considerar diferentes opciones/combinaciones para ceder capacidad de red.
La reacción del regulador británico y el contenido del artículo de su CEO, Sharon White, en el FT ha sido ridiculizado y desmentido por distintos analistas internacionales, entre los que sobresalen los comentarios del HSBC o de Barlcays desmontando punto por punto los argumentos expuestos por la máxima ejecutiva del regulador británico al que acusan de utilizar la “retórica anti-consolidación habitual”.