Otro año sin Nobel

Severo Ochoa

Cuando ya se conocen todos los premios Nobel de Economía de 2015 y cuando han transcurrido 114 años desde que se entregara el primer galardón, España continuará con el paupérrimo resultado de siete galardones, cinco de los cuales en reconocimiento a los méritos literarios de los premiados y solo dos por la labor investigadora de los científicos galardonados, aunque el último de los cuales, Ochoa, lo recogiera hace 56 años por la labor desarrollada en Estado Unidos.

La comunidad internacional coloca así a España en el puesto que se merece en materia de conocimiento y de investigación, con independencia de consideraciones lingüísticas y muy lejos de la medida que por población y supuesto desarrollo económico podría corresponder a España. Ahí están los cerca de 90 premiados de Alemania, los más de 50 franceses y la veintena de Italia, olvidándonos de los inalcanzables británicos (100) o norteamericanos (255) que tienen el plus del habla inglesa para demostrarlo y recordarnos que nuestro sistema educativo, nuestra universidad y nuestra estructura de I+D es, del todo punto inasumible para una sociedad exigente, aunque el grado de satisfacción que se detecta entre muchos de los dirigentes de todos esos ámbitos pueda resultar pueril por no decir que hasta ridículo.

Días después de la entrega de los galardones a los premiados se van a celebrar unas elecciones generales y por lo que se vislumbra en el horizonte, una vez más, los partidos políticos concurrentes no tienen ni la más remota de las intenciones de hablar de todo lo que significa tan escasa recolección de premios Nobel.
Es lo que hay y mientras los programas electorales se convierten en una colección de reiteraciones que se repiten elección tras elección, España mantendrá el dudoso honor de ser un país al que se le ha colgado una determinada imagen que, a lo mejor, no es tan tópica como creemos.

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