En la vida y en la trayectoria de Pablo Fernández Álvarez confluyen el realismo y el optimismo irracional. Y ambas variables parecen llevarse bien. Nacido en el madrileño barrio de Carabanchel en una familia numerosa (es el segundo de cinco hermanos), el cofundador de Clicars y Clikalia, y fundador y director ejecutivo de Clidrive, vivió una infancia marcada por la decisión de sus padres –enfermera del Hospital 12 de Octubre y operario de Iberia- de convertirse en misioneros de la iglesia católica. “Siempre les digo que, aunque no lo sepan, son emprendedores sociales. Supieron transmitirme el valor del riesgo y la importancia de seguir aquello que te apasiona. En mi faceta como emprendedor, me enseñaron a ser menos racional”.
Fernández ha protagonizado una nueva jornada ‘Inspiring Mornings’, un ciclo de encuentros promovido por Madrid Excelente que reúne a empresarios, emprendedores y directivos de la Comunidad de Madrid con vocación innovadora y ganas de ampliar su red de contactos. El también poseedor de 6 récords Guinness en maratón de natación entre los que destaca el nado más largo en océano o los 100 kilómetros más rápidos en aguas abiertas, ha hecho hincapié en que no todo es tan bonito como muchos lo pintan en Linkedin. Opina que detrás del éxito siempre hay decepciones, errores y fracasos.
Primero, el fracaso
Repetir primero de Primaria por no saber leer, abandonar la carrera de arquitectura a los tres meses deempezarla, graduarse en Relaciones Internacionales en la UCM –“quería ser diplomático”- con premio nacional de licenciatura y premio extraordinario de carrera –“para conseguir las becas tenía que sacar buenas notas”- o convertirse en el vicepresidente ejecutivo más joven en la historia de Banco Santander. Cuando Pablo Fernández se lanzó a emprender con Clicars, no lo hizo a tientas.
“Con 22 años fundé mi primera startup y fracasé», añadía. «De no haber ocurrido aquello, no habría tenido éxito después. Me obsesioné con que todo se puede ir al traste en un abrir y cerrar de ojos. Es la manera de no acomodarse. Está la suerte, claro que sí. Llegar en el momento justo. Pero he aprendido a abrazar las dificultades como parte del camino. Es lo divertido, por raro que parezca”.
El despegue
Durante su etapa en Banco Santander en EEUU, le llamó la atención la trayectoria de Carvana, una empresa dedicada a la venta de coches por internet. En paralelo, el principal negocio del banco en el país consistía en la financiación de automóviles. Pablo Fernández se ‘empapó’ del sector hasta que tomó la decisión de dar el salto a un proyecto propio, por mucho que a su abuela le pareciera una locura.
Sin hipoteca ni hijos y con ahorros, la historia de Fernández en Clicars empezó con humildad en un trastero del barrio madrileño de Manoteras. La empresa creció rápido y desde el principio, lo que les permitió no recurrir apenas a financiación externa. En mayo de 2022, el grupo automovilístico Stellantis, a través de su filial Aramis Group, se hizo con el 100 % de la Clicars. “Me siento orgulloso de que, a día de hoy, la empresa siga en Villaverde, con el mismo nombre, y dando trabajo a unas 700 personas”.
Clikalia creció aún más rápido y protagonizó la mayor ronda de financiación de la historia de España por un importe de 460 millones de euros. En su aventura más reciente, Clidrive, Pablo Fernández ha inyectado solo recursos propios. En lugar de acomodarse y vivir de la rentabilidad de lo generado, ha preferido jugar otra partida. “Es lo que realmente me motiva”.
Experiencia inversora
El empresario también ha ejercido como inversor en más de 80 startups, un volumen considerable que le posiciona como voz autorizada a la hora de exponer les déficits y bondades del ecosistema. Aboga por invertir “aquello que puedas perder”, asumiendo que quizá lo pierdas todo. Fernández prefiere invertir en personas, no en ideas, así que se sienta con los emprendedores antes de entrar en sus startups como de si de una entrevista de trabajo se tratara. “Es mejor invertir en sectores que conozcas y centrarse en añadir valor; tener paciencia y saber decir no a muchas ideas”.
Con 12 años había pasado por 8 colegios distintos, ya que sus padres acudían allá donde se le necesitaba más en cada momento. “Desarrollé resiliencia ante los cambios, aprendí a vivir con los recursos justos y me costó echar raíces”, admitía. Además, tuvo que dejar el fútbol y otros deportes de impacto por un problema de falta de densidad de sus huesos y músculos. A cambio, comprobó que su índice de flotabilidad era inusualmente alto; una herramienta excelente para nadar. “La natación, la aventura y los océanos me apasionan. Los records llegaron después”.
El mejor regalo
Recuerda que en el verano de sus 20 años, le hicieron “el mejor regalo” de su vida. Con el teléfono de un sacerdote amigo apuntado en un papel, sus padres le enviaron a Calcuta todo el verano. Allí trabajó en uno de los orfanatos de la Madre Teresa y en el conocido como Hogar del Moribundo. Pablo Fernández mostraba una foto de aquellos días, en la que posa junto a una niña sonriente. “Discapacitada y abandonada por sus padres, me enseñó a no quejarme nunca”.
Ahora trata de transmitir estos valores y de devolver parte de lo recibido en la Fundación Clicollege, que apoya la formación de jóvenes y promueve el espíritu emprendedor. “Algunos de los chicos y chicas me dicen que los chavales de los barrios más pudientes lo tienen más fácil que ellos. Puede que sea así, pero, en lugar de dejar que sigan quejándose, les guiamos en un propósito con aquello que la vida les haya dado, por poco que sea.
En lo queda por venir, Pablo Fernández tiene un anhelo: que en España se equilibre la balanza entre las personas que quieren emprender y aquellas que pretenden opositar. “El pasado año, se crearon 313.000 empresas y 5 millones de personas preparaban una oposición. Soy un defensor de lo público, pero el desajuste es demasiado grande. Necesitamos más gente dispuesta a emprender”.
Madrid Excelente
Elena Mantilla, directora general de la Fundación Madrid por la Competitividad y de Madrid Excelente indicaba en su intervención que, en los últimos 6 meses, han incrementado un 54% el número de concesiones del Sello Madrid Excelente y un 140% el número de solicitudes. “Encuentros como este nos ayudan a seguir conectando con empresarios y emprendedores. Generamos valor”.
Durante el encuentro, el director general de Estrategia Digital de la Comunidad de Madrid, Ignacio Azorín ha expuesto su trayectoria profesional, pero también el trabajo que se está realizando en la Consejería de Digitalización.
Azorín ha afirmado que “desde la Consejería de Digitalización estamos trabajando en la simplificación de trámites y en mejorar la contratación pública de servicios con el objetivo de ofrecer más dinamismo y diversidad. En este sentido, el sello Madrid Excelente es un gran aliado para las startups y empresas. Para la Comunidad de Madrid es un reto abrirnos a los emprendedores facilitando los trámites en los concursos públicos”.