Pablo Fernández es co-fundador del conglomerado “Cli” –Clicars, Clikalia, Clidrive, Clicollege y Clibrain-, inversor en más de 70 startups y emprendedor Endeavor. Antes, trabajó en Boston Consulting Group y Banco Santander, donde se convirtió en el vicepresidente Ejecutivo más joven del Grupo. Su nuevo proyecto, Cliswim, está íntimamente ligado a una de sus grandes pasiones, la natación, un deporte en el que Fernández posee seis Records Guinnes. Ha sido capaz de nadar la distancia más larga en solitario en el océano (250 km), completar más rápido la distancia de 100 km y, este mismo año, nadó 104 kilómetros a contracorriente en 24 horas.
“Durante mucho tiempo, deportistas, amigos y familiares se han interesado por mi manera de entrenar. Ahora ha llegado el momento de compartir con todo el mundo esta metodología; democratizarla y hacerla accesible”, explica al otro lado del teléfono sobre el origen de Cliswim. La startup, dirigida por el entrenador Jorge Gómez, ofrece cursos grupales y clases individuales a nadadores amateurs y deportistas profesionales en sus instalaciones ubicadas en el distrito madrileño de Chamartín.
El centro es pionero en poner al alcance de todos determinadas tecnologías. “No existe nada así en España. En el mundo del ciclismo, es habitual el análisis de la pedalada, igual que cualquier runner puede conocer su pisada y hacerse con unas plantillas a medida. Ahora llevamos estas mejoras técnicas a la natación”, argumenta.
Tecnología única en España
Las instalaciones, en las que han invertido “varios cientos de miles de euros”, están equipadas con dos turbinas Endless (apenas hay 20 en España). “Esta tecnología permite modificar la velocidad de nadado, ya sea a ritmo de campeón del mundo o de una persona mayor. También es novedosa la incorporación a la piscina de las mejores cámaras HD del mercado, utilizadas por las federaciones de natación de EEUU y Australia. Todas ellas están vinculadas a un software que analiza cada movimiento del nadador al detalle, detecta errores y propone mejoras”.
En tiempo real, nadador y entrenador pueden ver en una pantalla toda la información y corregir aquello que sea necesario. “Hasta ahora, en la piscina nos guiábamos por sensaciones, pero la turbina no engaña, aportamos datos objetivos”, indica Fernández. Más adelante, prevé que Cliswim se ‘cruce’ con Clibrain, y que la inteligencia artificial entre en escena. “Utilizaremos imágenes y vídeos de nadadores para extraer recomendaciones”.
«La natación es un deporte que se puede practicar durante toda la vida»
Con este nuevo proyecto, Pablo Fernández también pretende cambiar la percepción de todos aquellos que argumentan que la natación les aburre o les agota más de la cuenta. “Por encima de cualquier método o tecnología, animo a todo el mundo a nadar; la natación es un deporte que podrán practicar durante toda su vida. Es el mejor para la salud y el menos lesivo con las articulaciones”.
Las enseñanzas de Cliswim ayudarán a ‘enganchar’ a nuevos nadadores y a que otros retomen una práctica aparcada. Junto a los más amateurs, esperan atraer a nadadores y triatletas que quieran mejorar su marca. “Nuestra metodología puede suponer un incremento del rendimiento de entre el 10 y el 15 %. Si hablamos de un ironman, implica reducir el tiempo en unos 10 minutos”. También cuentan con ayudar a nadadores lesionados, ya que el método el flexible y se adapta a las necesidades particulares de cada uno.
¿Cuáles son los errores más habituales en los que caemos a la hora de nadar? “El 97 % del esfuerzo que acometemos cuando nadamos está destinado a vencer la resistencia al agua, mil veces más densa que el aire. La aerodinámica lo es todo. La postura debe ser horizontal, pero tendemos a levantar la cabeza y bajar el trasero. Los brazos deben gastar más energía que las piernas para nadar más eficientemente; las piernas han de ayudarnos a conservar el equilibrio. En Cliswim corregimos estos fallos en 2 o 3 clases”.
Vasos comunicantes
Fernández establece conexiones entre su carrera empresarial-emprendedora y su faceta deportiva. “Muchos creen que emprender es solo una cuestión de actitud. Requiere trabajo, pero también un método con el que hacer bien las cosas. Al nadar ocurre algo parecido: detrás encontramos ciencia y conocimiento”.
“Algo que aplico en la vida y en el deporte es la mejora continua porque genera un efecto multiplicador”, añade. “Cuando nado, trato de recortar un segundo respecto al día anterior. En el día a día de la empresa, busco la mejora competitiva, ganar un cliente o perfeccionar un producto que ya dábamos por cerrado. A todo esto hay que añadirle disciplina, constancia y genética. Yo no era nadador profesional cuando era pequeño. Por eso no debemos ponernos límites. Es lo bonito del juego. No me he cansado de nadar ni de emprender porque cada día se presenta un nuevo reto”.
Deportistas inversores
En los últimos años, España ha consolidado el ecosistema emprendedor-inversor, y los proyectos sport-tech han ganado peso paulatinamente. Algunos deportistas de élite, como Iker Casillas, Pau Gasol o Rafael Nadal han roto los esquemas tradicionales y han empezado a invertir en venture capital. “Son startups cuya actividad comprenden bien y donde perciben que pueden aportar valor”, detalla Pablo Fernández.
Ahora toca consolidar Cliswim y convertirla en una empresa rentable en uno o dos años. El otro ‘recién nacido’, Clibrain, llega en pleno boom de la inteligencia artificial. “Por primera vez, la tecnología es más una realidad que una promesa. Desde ya, la IA contribuye a incrementar la productividad. Hacemos más cosas en menos tiempo y a un coste menor. El blockchain o el metaverso son más abstractas y me cuesta más determinar su aplicación en el día a día. La regulación de la IA es necesaria, pero hay que empezar a actuar. Las empresas que no se metan se van a quedar atrás. Generará nuevos modelos de negocio, y las compañías tradicionales que no den el paso van a sufrir”.