Hace seis años saltó a la fama en España por recibir, de manos del entonces presidente de EE. UU., Barack Obama, el premio más prestigioso que ese Gobierno puede dar a un investigador joven: el Presidential Early Career Award for Scientists and Engineers (PECASE). Se reconoció así la labor realizada por Pablo Jarillo Herrero (Valencia, 1976) en la investigación de las propiedades electrónicas y ópticas de materiales bidimensionales como el grafeno.
Su último trabajo ha demostrado “que el grafeno puede ser superconductor cuando se colocan dos láminas rotadas para formar lo que se llama el ‘ángulo mágico’”. A pesar de ello, este físico valenciano, que llegó al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en 2008, advierte de que “se han creado expectativas poco realistas por parte de empresas, medios y los propios científicos” en relación a este material.
“Hace catorce años que logramos aislar el grafeno y se puede producir desde hace menos de diez; me parece que estamos avanzando a un ritmo normal, todavía es pronto –asegura–. Si en veinte años todavía no hay nada hecho con grafeno, se podrá decir que va lento, pero de momento no me lo parece”.
Sí existen “muchos prototipos”, aunque “ninguna aplicación de alta tecnología a escala industrial que haga uso de sus propiedades únicas”. También hay “toneladas de grafeno de poca calidad para cosas como baterías, son aplicaciones sencillas, nada futuristas”, afirma en una entrevista a la Agencia Sinc, realizada con motivo de su visita a la Graphene Week de San Sebastián.
La principal dificultad es que “producir grafeno de calidad a gran escala es todavía complicado”. “Adaptar los procesos de fabricación de dispositivos electrónicos a su presencia también es difícil –continúa–. Hay problemas de compatibilidad en la química y los procesos térmicos y de contaminación”. También con el formato: el grafeno tiene capas muy finas, mientras que otros materiales son más gruesos y esto requiere adaptaciones que requieren mucho tiempo”.
LA REVOLUCIÓN DEL GRAFENO
Mirando al futuro, Jarillo Herrero considera probable que el grafeno se utilice en tejidos inteligentes. “No es fácil hacer ropa que tenga chips de silicio porque son gordos y no se doblan bien –apunta–. El grafeno y otros materiales bidimensionales los puedes doblar todo lo que quieras y mantienen la conductividad. Son fuertes y muy flexibles”.
Califica al grafeno como “revolucionario” porque “hay cosas que solamente se pueden hacer con él”. “Tiene unas propiedades tan extraordinarias que hay aplicaciones que ni siquiera se nos han ocurrido aún”, añade. Y la mejor noticia es que es “el primer miembro de una familia mucho más amplia”.
“Ahora nos hemos dado cuenta de que hay cientos de materiales bidimensionales con propiedades distintas, no tan únicas, que pueden resultar útiles al ser más parecidos a los materiales convencionales con los que estamos acostumbrados a trabajar. El grafeno es tan raro que todavía estamos pensando qué hacer con él”.
Cree que “la versatilidad de otros materiales bidireccionales es tan amplia que se aplicarán en industrias nuevas donde no haya que reemplazar lo existente”. Son flexibles, finos y semitransparentes, pero con propiedades electrónicas muy parecidas a las del silicio, de modo que con ellos se podrán hacer transistores de manera más fácil –añade–. Quizá en tejidos inteligentes se apliquen antes que el grafeno, aunque de momento tienen peor calidad porque se han investigado menos”.
Preguntado por qué debería aprender el sistema científico español del norteamericano, Pablo Jarillo Herrero señala que “en EE. UU. hay una apuesta muy fuerte por la gente joven” que no siempre ve en Europa. "Allí a la gente joven se le da mucha independencia y medios, y suele tener mucha energía y creatividad. Eso da lugar a recompensas: cuando se corren riesgos salen cosas interesantes. Además, atrae el talento venga de donde venga”.
“Es una mezcla de talento, gente con ganas de aventura y hacer cosas arriesgadas y trabajar duro –señala el físico–. Si se dan medios, eso crea un ambiente casi efervescente, donde las cosas son muy dinámicas y se mueven muy rápido. En Europa y España el ambiente es mas conservador: más reticencia a arriesgarse, atraer talento y dar medios muy grandes a gente joven”.