En los últimos años, casi me atrevo a decir décadas, si hay una palabra que resuena en el ámbito empresarial es, sin duda, innovación. Todas las empresas están obligadas a ello si quieren sobrevivir, ya que su futuro y posición en el mercado dependen en buena medida de cómo la integran en su operativa. Sin embargo, estudios de Instituto Nacional de Estadística revelan que solo un tercio de las empresas afirman ser innovadoras de una forma consciente.
La adopción de la innovación, pese al gran valor que aporta a las empresas, supone un reto importante para las entidades. Un reto en el que hemos trabajado como tejido empresarial y como país, y que ha aupado a España al puesto 29 del Global Innovation Index 2022, pero debemos seguir trabajando y adaptándonos al ritmo vertiginoso al que avanza la tecnología.
En el ámbito de la gestión del riesgo de crédito, que es donde nos especializamos en Experian, innovar se traduce en impactos en la experiencia del cliente, la inclusión financiera, el crédito responsable, los costes operativos, el cumplimiento, las provisiones y el fraude. Tras años de investigación y trabajo con nuestros partners, hemos identificado cuáles son los motores de cambio que impulsan la innovación en nuestro ámbito: la tecnología, la regulación y los comportamientos.
Los avances tecnológicos de las últimas décadas han inducido un círculo virtuoso de constante innovación y cambio. Su impacto es enorme y se aprecia en diferentes aspectos como la forma de distribuir y acceder a productos y servicios, la creación de nuevos modelos disruptivos de negocio o el desarrollo de iniciativas regulatorias o institucionales.
Precisamente el marco regulatorio, por su un impacto directo en empresas y particulares, es otro de los motores de cambio en nuestro ámbito. Veámoslo con un ejemplo sobre cómo aplicar técnicas de inteligencia artificial y machine learning a la valoración de la solvencia y la capacidad de pago de un cliente. Un informe de este tipo requiere la recogida de datos adicionales a los del propio cliente para poder hacer un análisis más profundo y preciso de su solicitud. La clave será establecer un uso razonable de la Inteligencia Artificial, su transparencia y su buen uso, para asegurar que la decisión que se toma sea justa.
El comportamiento del cliente también es otro de los puntos destacables relacionado íntimamente con la innovación, ya que la actitud de los consumidores también ha impulsado nuevos avances. Como usuarios, somos más impacientes y conscientes de la importancia de nuestros datos cuando interactuamos digitalmente con empresas e instituciones. Y el 58% estaríamos dispuestos a dar más información si esto nos aporta una mayor seguridad y protección frente al fraude. Conocer las actitudes y comportamientos de los clientes es clave para innovar en la mejora de su experiencia.
El ritmo de la innovación avanza implacable y es sencillo perderse. Y en este viaje, es imprescindible elegir un partner que nos permita asegurar que la innovación se traduce en valor. Decía Steve Jobs que “la innovación es lo que distingue a un líder de los demás”. No perdamos de vista la tecnología, el marco regulatorio y el conocimiento de nuestros clientes, motores que harán posible que nos lancemos a innovar.