Paloma Piqueras (Valencia, 36 años), coordinadora de laboratorios de la empresa de reproducción asistida Next Fertility, supo desde niña que lo suyo eran las ciencias. Y en este Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, Piqueras destaca la importancia de tener profesores capaces de transmitir su amor por las ciencias para elegir el camino que ella eligió.
“Es vital tener un profesor que sea buen comunicador y que de verdad le guste lo que está haciendo”, opina y cuenta que desde el colegio ella tuvo referentes. En el bachillerato creció su amor por la biología, gracias a su profesor Salva, carrera que estudió más tarde en la Universitat de València (UV). Allí tuvo la suerte de tener un profesor de biología de desarrollo —Juanjo—, quien la motivó para seguir por la rama de la reproducción.
Cuando acabó la carrera empezó a hacer prácticas en IMER y fue ahí donde aprendió las técnicas de laboratorio a la vez que se especializaba con un máster en Reproducción Humana por el Instituto Valenciano de Infertilidad y un máster en Dirección de Hospitales y Servicios de Salud por la Universitat Politècnica de València (UPV).
Un largo recorrido
Pero terminó sus estudios en plena crisis. “No había trabajo en nada. Yo estaba dispuesta a irme a donde fuera” cuenta, “fui muy pesada y llamé a todas las puertas y mandaba el currículum a todo el mundo”. Tras varios años de prácticas (muchas de ellas no remuneradas) consiguió un contrato de formación en Sevilla en la clínica de reproducción asistida Ginemed.
Poco a poco se dio cuenta de que lo suyo no era la investigación, tampoco le gustaban las técnicas rutinarias. A ella lo que le gustaba era la gestión aplicada al ámbito sanitario. Tuvo la oportunidad de montar una clínica en Murcia para la misma compañía, donde comenzó a gestionar varios laboratorios y a liderar uno en proceso de expansión.
No fue sencillo. Tenía solo 30 años y ya estaba asumiendo un puesto de responsabilidad. “Me daba rabia que me lo dijeran pero era consciente y ahora, con el paso de los años, soy todavía más consciente de que para asumir un puesto de responsabilidad tú necesitas tener experiencia vital, no solo experiencia profesional, ser más maduro emocionalmente hablando”, señala.
Pero hoy, cuando mira hacia atrás, considera que no podía ser de otra forma, pese a que no ha sido nada fácil. “Cuando eres más joven lo quieres todo para ya”, afirma, “cuando pasan los años te vas dando cuenta de que tienes que pasar por allí. No es pasarlo mal, es aprender”.
“Al final todo llega”, destaca, “hay que tener paciencia y entender que todo tiene un por qué”. Para ella, la clave es “ser constante, perseverante y tener paciencia”.
En 2022 empezó a trabajar para Next Clinics (que incluye Next Fertility), donde ha podido seguir desarrollando su carrera. En menos de 10 años, la compañía se ha convertido en uno de los mayores grupos de reproducción asistida y diagnóstico clínico de Europa, con siete laboratorios y más de 22 clínicas en 8 países. La marca Next Fertility se lanzó en España en 2022 con la apertura de 3 clínicas en Sevilla, Murcia y Valencia, a las que se han ido sumando Madrid, Huelva, Faro (Portugal), Vitoria y Burgos en 2023.
La difícil conciliación familiar
Piqueras, madre de dos niñas, asegura que no le ha sido fácil compaginar su vida profesional con la maternidad. “Cuando estás embarazada no estás enferma pero no estás igual”, apunta, y relata que su primer embarazo no fue sencillo. “Tu carrera se está frenando e inevitablemente son nueve meses que vas más lento”.
“Hay que pelear por la igualdad entre hombres y mujeres, yo soy la primera, soy feminista. Pero hay una realidad que se le escapa a todo el mundo [...] y es que yo nunca voy a ser igual que mi marido porque mi marido no puede gestar”, exclama.
Por eso, opina que las empresas deben facilitar las condiciones para las mujeres que decidan ser madres: “que no sea un obstáculo [...] hay que naturalizar la situación” y asegura que ella tiene la suerte de contar con un entorno laboral que le facilita la conciliación.
Piqueras cuenta que ella congeló sus óvulos a los 32 años porque en ese momento no quería ser madre pero tenía la duda de si querría en un futuro, y quería estar prevenida. “Para mí la mejor definición de una preservación o de ovocitos es un seguro de coche [...] ¿A que tú no quieres usarlo nunca? Pues esto es lo mismo. Yo voy a pagar un seguro —que va a ser congelar mis ovocitos— para no usarlos nunca. Es el mejor seguro porque ya seré madre cuando quiera serlo o cuando pueda serlo”.
“Yo escojo si soy madre, si no soy madre. Otra cosa distinta es que no lo hagas y cuando llega el momento no tengas y te arrepientas”, zanja.