El incremento de la población mundial estimada en un 34% en el 2050, ha impulsado la necesidad de buscar nuevas fuentes de proteínas con las que lograr una cadena de suministro más sostenible. Es a raíz de la necesidad de dar respuesta a estos desafíos cuando surgen los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) que, como afirma José María Ferrer, jefe del departamento de Legislación Alimentaria de AINIA, "han generado el máximo consenso en la sociedad sobre su relevancia para el futuro del planeta". En este sentido, dentro de la industria alimentaria, AINIA trabaja en el proyecto ProALT en el que investiga fuentes alternativas de proteínas naturales que permitan desarrollar nuevos ingredientes y alimentos con los que lograr los objetivos enmarcados en la agenda europea sostenible.
El centro tecnológico está trabajando en la transformación y adecuación de nuevas fuentes de proteínas (cáñamo, wakame y lemna) a partir de las que han elaborado un pan sin gluten y carne vegetal. En el desarrollo de dichos productos se ha conseguido mejorar no sólo su aporte proteico, sino también el nivel de otros nutrientes como su aporte en fibra dietética. "El incremento poblacional y las demandas del consumidor actual plantean la necesidad de asegurar la sostenibilidad en la gestión de proteínas mediante procesos más eficientes y la utilización de nuevas fuentes proteicas para el desarrollo de una economía más competitiva, sostenible e integradora", asegura Beatriz Pérez, técnico del departamento de Nuevos Productos y Procesos de AINIA.
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Como alternativa a la proteína de origen animal, AINIA está trabajando con nuevas fuentes de proteínas de origen vegetal como las semillas de cáñamo (Cannabis sativa L.), cuya digestibilidad se considera comparable o superior a algunos granos, nueces y leguminosas. Asimismo, las algas marinas, como el wakame, son muy utilizadas en países asiáticos con fines alimenticios. Son de fácil cultivo, rápido crecimiento y ofrecen la posibilidad de modificar la producción de algunos de sus compuestos bioactivos, mediante el control de las condiciones de cultivo.
La lenteja de agua también goza de protagonismo en esta investigación. Esta pequeña planta crece sobre la superficie de aguas estancadas o con poca corriente, especialmente en aguas ricas en nutrientes. Puede cultivarse mediante sistemas de alta productividad y es fácil de cosechar. Por su composición, contiene un porcentaje elevado de proteína (20%-35%), almidón (4%-10%) y lípidos (4%-7% de lípidos) y es por tanto, una buena alternativa a las proteínas de origen animal.