Ni siquiera ha alcanzado la treintena y desde hace seis años se dedica al pastoreo. Algo poco común hoy en día entre los jóvenes. «Se está perdiendo la profesión», asegura Jordi Benages, el pastor castellonense que se trae entre manos su particular revolución en el mundo del queso: quiere poner en marcha el primer sistema de fabricación no contaminante de queso artesanal de oveja. Lo hará a través de la instalación de paneles de energía fotovoltaica con los que completar el proceso de elaboración del producto.
Bajo el nombre ‘El queso valenciano que salva el planeta’, su proyecto busca reducir el impacto medioambiental que tiene este sector sobre el entorno más próximo y renovar la imagen del pastor, atrayendo a la población joven hacia esta profesión y hacia el mundo rural. «En general, el sector agrario español es de avanzada edad y no existe demasiado relevo», sostiene Benages, para quien las nuevas tecnologías «son también una oportunidad», pese a lo tradicional del oficio.
El buen cuidado de su rebaño de ovejas –de raza Lacune–, a las que tiene en una granja familiar situada en Xert (Castellón), y con las que elabora quesos de forma artesanal, es su mejor carta de presentación para lograr su objetivo: conseguir antes del 29 de julio 6.900 euros a través de crowdfunding en la plataforma lateuaterra.com. «Salga o no salga adelante nuestro proyecto, estamos convencidos de que va a ser un espejo para la sociedad», aplaude el pastor.
El principal valor de la elaboración de su queso es la capacidad generar energía limpia y reducir el impacto medioambiental de la fabricación. Pero también contribuir a mantener la práctica de la ganadería extensiva en la prevención de incendios forestales. «Es un drama que lamentablemente vemos demasiado a menudo. Si también podemos frenarlo, habremos conseguido un doble objetivo».
Un producto diferente y combativo
«Optamos por un modelo que respeta el ciclo vital de los animales y las estaciones del año», explica Benages, para quien su producto no es «ni mejor ni peor que el resto, pero sí innovador». En paralelo al proyecto, el pastor considera imprescindible que se pongan en marcha este tipo de iniciativas que modernizan la producción agroalimentaria familiar y contribuyen a derribar estereotipos en torno a la profesión.
Según los datos del Instituto Cartográfico Valenciano, al problema de envejecimiento de la población se añade que los pueblos de la Comunidad Valenciana se están vaciando, sobre todo en la mitad occidental de la provincia de Castellón. Es allí donde se concentran la mayoría de las localidades que más ha azotado el éxodo rural. «El sistema rural valenciano muestra un déficit importante de población joven y en edad de trabajar. Necesitamos atraer a las nuevas generaciones de pastores”, insiste Benages.