Tener menos de 40 años e investigar en torno a alguno de los “grandes desafíos científicos de la humanidad”. Patricia Fernández, del Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas de la UPM, CBGP (UPM-INIA) cumplía con ambos requisitos. Sus avances en identificar los azucares vegetales que activan las defensas de las plantas, las protegen frente a ciertas enfermedades y que podrían usarse como remedios naturales a la hora de combatir los efectos de las plagas, le han valido para hacerse con uno de los cinco premios L’Oreal for Women in Science 2019.
El galardón alcanza su decimonovena edición bajo el lema “El mundo necesita ciencia y la ciencia necesita mujeres”. En palabras de la investigadora, el reconocimiento supone “prestigio, visibilidad y una inyección de ánimo en un momento difícil para mí, en el que conciliar mi vida profesional con la personal supone levantar un castillo de naipes que se cae cada día”.
Dos fueron las personas sembraron en Patricia Fernández sus vocaciones. La primera, su abuelo. “Con él nació mi interés por la biología. Jugábamos a encontrar y observar nidos de pájaros. Me resultaba fascinante”. La otra culpable fue Charo García-Echave, profesora del Instituto Rosalía de Castro, en Santiago de Compostela. “Hizo que me gustara la ciencia y, sobre todo, las plantas. Siempre nos decía algo que aún recuerdo: “Señores, ante las plantas hay que quitarse el sombrero, bioquímicamente, no hay nada que pueda superarlas”.
Desde entonces, y a lo largo de su carrera, no fue consciente de sufrir discriminación de género hasta que llegó al postdoc. “Mientras haces la tesis, no parece haber mucha diferencia entre lo que vivimos hombres y mujeres. Los conflictos empiezan a surgir cuando reclamas un poco de independencia”, explica Patricia Fernández, para quien ese mayor apoyo a los hombres está motivado porque una mayoría masculina habita en los estamentos más altos. “Es la pescadilla que se muerde la cola”.
En su opinión, tampoco ayuda la vigencia de otros estigmas. “Esta asumido que las mujeres psotdoc tenemos como objetivo principal ser madres y que eso implica que nuestra productividad va a ser muy baja. Si algo he aprendido de la maternidad en esa fase de mi carrera es que, de repente, desarrollas el súper poder de la eficiencia. El mismo que permite hacer lo de antes pero con más sueño y menos tiempo”. Fernández invita a que jefes y jefas pierdan el miedo a los embarazos. “Incrementan la productividad de la mujer”.
La investigadora del CBGP percibe además que las mujeres han de enfrentarse a otras trabas, basadas en falsas percepciones, como que no son igual de buenas interlocutoras o negociadoras que los hombres. “A eliminar este tipo de prejuicios ayudaría que los aspirantes a director de grupo recibieran formación de género. Les permitiría ser más transparentes en sus decisiones”.
Patricia Fernández defiende actuar además en el ámbito educativo. “Ir a los colegios o que los colegios visiten a los científicos para que vean que somos muchos las mujeres que hacemos ciencia. Con los adultos lo veo más complicado, pero de nuevo tenemos que esforzarnos más por hacer campañas de divulgación para que nuestro trabajo sea conocido y, por tanto, reconocido”.
Ella misma, convertida en un referente motivador para que las niñas se decanten por la formación STEAM, asegura que les mostraría su “pasión por la ciencia y lo maravillosa que es la profesión”, pero advierte que en ese relato no les pondría ninguna venda. “Es un camino lleno de frustraciones y, por lo tanto, hay que ser fuerte para resistir y, al mismo tiempo, disfrutar sin perder la capacidad de sorpresa con cada nuevo hallazgo”.
Un camino que ha llevado sus pasos hasta el CBGP, que define como “un centro de excelencia a nivel de infraestructuras y personal”. Patricia Fernández asegura trabajar en un ambiente muy dinámico e interdisciplinar, proclive a establecer colaboraciones. “Es un buen ejemplo de institución que cuida la igualdad: 12 investigadoras principales frente a 24 hombres, una cifra muy alta en comparación con otros centros nacionales e internacionales. Aquí mis ideas científicas se valoran y tanto mi grupo como la dirección del centro apoyan y animan mis iniciativas para solicitar fuentes de financiación diversas”.