“La cabeza llena de pájaros… pero con las ideas muy claras”. Así se define Piedad Zamora cuando, con quince años, decidió irse desde Elche, donde vivía, a Ciudad Real, de donde era su familia, para aprender el oficio de corsetera. Todos los veranos iba a la localidad manchega, pero ella, en vez de irse a jugar, se quedaba en la tienda de su tía viendo cómo vendía sujetadores y ayudándola en lo que podía de buena gana.
No era una tienda común y corriente donde se despachan clientas en minutos. Allí, sobre todo, se prestaba atención al cuidado de las vecinas, a que todo fuera preciso. Aquella tienda, recuerda, olía a limón. Le encantaba el “amor” con el que le recibía su tía –“Amparo Maroto, no te olvides de nombrarla, por favor”, insiste- y ese “amor”, una palabra que no deja de repetir durante la entrevista, fue lo que le hizo ser corsetera.
“Mi tía fue mi referente y, como mi familia no sabía ya qué hacer conmigo de lo activa que era, decidí irme un año a Ciudad Real, con quince años, a aprender el oficio de la mano de ella”. Absorbió todo lo que pudo y, un año después, montó su propia tienda en una calle sin asfaltar de un barrio de Elche con ayuda de su madre. Cuarenta y ocho más tarde, la tienda ahora es LaCorsetera, que prevé facturar este año alrededor de un millón y medio de euros y que vende más de 20.000 sujetadores anualmente.
Sueños e ideas “muy claras”
“Yo es que siempre he tenido las ideas muy claras”, reitera Piedad Zamora. Al poco después de abrir la tienda, en el 74, no daba abasto con las clientas. Junto con sus tres hermanas -Celia, Begoña y Raquel, que cada dos años iban sumándose al negocio, una tras otra-, la empresaria sigue lo mismo que le enseñó su tía, aunque con variaciones: productos de mucha calidad y, sobre todas las cosas, asesoramiento personalizado, una atención al cliente que tiene que ser perfecta.
“Ahora se le dice lencería, pero la lencería siempre han sido las batas, los camisones y demás. Nosotras nos dedicamos a la corsetería y a mí lo que me gusta es vender el sujetador adecuado. No uno cualquiera, no. El adecuado”.
Piedad Zamora detalla todo el universo que hay detrás de los sujetadores. Según ella, las mujeres tienen verdaderos problemas para ponérselos. “Se banaliza mucho el mundo de la corsetería. Llevar una talla incorrecta, ya sea con pecho grande o no, acarrea dolores de espalda, de cabeza, mareos, estreñimiento… Y ya en tallas grandes hasta grandes dolores de pies. De ahí la importancia de saber cuál es la mejor combinación de tallas”.
La fundadora de LaCorsetera, asegura, es capaz de saber la combinación exacta de la talla solo con poner una mano debajo del pecho de cualquier mujer y observar un momento su estructura física. Hacer eso no es solo tener un conocimiento extremo de su oficio, sino que lo lleva con “pasión”. “Me encanta mi trabajo. Y es que ese era mi sueño, montar una corsetería”. Un sueño, además, que en plena crisis del 2008 se le empezó a quedar pequeño.
El asalto nacional: la llegada del ecommerce
En 2008, en plena crisis económica internacional, a Piedad Zamora se le ocurrió que por qué no podía dar un paso más allá en su negocio. Su sueño era montar una corsetería, pero ambicionaba también dar el salto al ámbito nacional. Sin embargo, las inversiones iniciales para montar tiendas por toda España era elevado. A ella, incluso en aquel entonces, no le faltaban clientas nunca. ¿Qué hacer entonces?
“Mi hijo Manuel me comentó que por qué no montaba una tienda online a modo de complemento con las dos tiendas que ya tenía en esos años. Tomé la decisión rápidamente”. Poco después, en la trastienda de uno de los establecimientos de LaCorsetera, con ayuda de una trabajadora que colaboraba con ella, llamada Lara, empezaron a dar forma al comercio online de su empresa.
“Teníamos mucha ilusión, pero necesitábamos ayuda”, admite. Pero cuando la página empezaba a diseñarse, Piedad Zamora se dio cuenta de que el teléfono no se ponía al principio de la página. Y ella quería que estuviera al principio de la página.
Piedad Zamora comenta que es lo de siempre. “Tenemos que tener contacto directo con el cliente, porque es a lo que nos dedicamos, esa artesanía, es a lo que estoy acostumbrada, que nadie se sienta mal atendido. El secreto es no vender por vender. No compramos contenedores con ropa interior de baja calidad. Son todo las mejores firmas corseteras y cada mujer debe sentir que lo que se lleva es perfecto para su cuerpo”, explica.
No hubo estrategia de marketing. Como en el año 74, cuando abrió la primera tienda, al final lo que le dio la clientela fue el boca a boca y tener más de 400 variantes de colores, tallas y combinaciones en sus productos. El resultado: más de 20.000 sujetadores vendidos solo en el último año y 40.000 suscriptoras a su tienda online.
Una firma propia y la internacionalización
El pasado lunes, LaCorsetera lanzó su propia marca de sujetadores. “Queríamos abarcar a todas las mujeres, todas las copas, todos los contornos, así que presentamos nuestro propio producto. Tenemos mucha ilusión, porque esto es ya la gota que colma el vaso. ¿Lo próximo? Quiero llegar a toda Europa. Está previsto. Estamos en ello”, adelanta.
Piedad Zamora tiene más de 200 clientas a la jornada y actualmente se reúne todos los días con su equipo de ecommerce porque sabe que el crecimiento exponencial de su firma está en el mundo digital. Sin embargo, ha llegado a hablar personalmente con más de 70 mujeres en un solo día por teléfono. No puede evitarlo. Es de cuando su tía le contaba los secretos del oficio.
“Siempre me decía: ‘Vende con pasión y verdad. Hay que darle a la mujer su sujetador adecuado y hacerlo con respeto, porque en un probador está desnuda. Si eso se hace bien, la clienta volverá y además conseguirás una amiga’. Esa era la máxima de mi tía. Amparo Maroto. No te olvides de nombrarla, por favor”.