Piezas ‘invisibles’ made in Spain para máquinas moleculares

maquinas moleculares USC

La nanotecnología ha revolucionado, sin duda, el conocimiento de la materia. Bajo la idea de manipular átomos y moléculas, los químicos ya son capaces de diseñar nuevos e innovadores materiales del tamaño de una millonésima de milímetro, construyendo su estructura a partir de minúsculos fragmentos de tan sólo un nanómetro. De hecho, el último Nobel de Química ha sido para los grandes impulsores de las llamadas ‘máquinas moleculares’.

En este contexto, investigadores del Centro Singular de Investigación en Química Biológica y Materiales Moleculares (CiQUS), de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), han diseñado dos nuevos elementos para ser usados en estas diminutas máquinas.

El primer elemento desarrollado consiste en el primer tubo molecular que contiene una zona más estrecha, a través de la cual los fluidos se desplazan a mayor velocidad. Conocidos como tubos de Venturi, este tipo de dispositivos se emplean en la escala macroscópica para medir la velocidad de un fluido, y sus aplicaciones son numerosas: tubos de aspiración utilizados en clínicas dentales, bombas de agua usadas en acuarios, carburadores…

Sin embargo, su mayor utilidad reside en su papel como modelos de estudio de las proteínas implicadas en el transporte de iones, por su similitud estructural. En este sentido, el primer autor del trabajo, Alberto Fuertes, ha afirmado que “estas proteínas juegan un papel fundamental en nuestro sistema sensorial, y su mal funcionamiento da lugar a múltiples trastornos o enfermedades”. Por eso ha mostrado su confianza en que “estos componentes supongan un nuevo paso hacia el desarrollo de máquinas moleculares que permitan mejorar nuestro modo de vida”.

Cápsula para albergar moléculas

Por otro lado, los investigadores han creado una cápsula a modo de contenedor. Se trata de un ‘recipiente’ vacío que puede albergar moléculas con propiedades complementarias a las de la cavidad, que posee la facultad de ‘atraparlas’ o ‘liberarlas’. Según ha explicado su artífice, el científico Lionel Ozores, “hablamos de un proceso reversible y controlable a partir de las condiciones ambientales, que podría tener aplicaciones en el desarrollo de nuevos sistemas de transporte de fármacos, así como en nuevas estrategias destinadas a la limpieza molecular, encapsulando moléculas nocivas para reducir su toxicidad”.

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