El 26 de octubre de 1908 nacía María del Pilar Careaga Basabe. Fue pionera en muchas cosas. Aunque tal vez su faceta política, más conocida, ha eclipsado hecho digno de reseñar: fue la primera mujer ingeniera en España. Se matriculó en Industriales en 1923, junto a otros 29 alumnos. En la que se conocería después como la “promoción de Pilar”, había matriculada otra mujer, María Teresa Usabiaga, que no terminó sus estudios.
Perteneciente a una familia bilbaína acomodada e influyente, Pilar Careaga “no duda en emprender estudios de ingeniería industrial. Su paso por las aulas fue todo un acontecimiento social, especialmente cuando realizaba sus prácticas obligatorias en la cabina de una locomotora de vapor. El asombro y el pasmo de los ferroviarios y curiosos no tenía límite. Nada de ello arredró a Pilar Careaga, vasca decidida”, escribía en 1996 el ingeniero Pablo Valbuena Vázquez, en su proyecto fin de carrera titulado “Historia de la ETSI de Ingenieros Industriales de Madrid desde 1901 a 1972”.
La primera maquinista
Pilar se convirtió en la primera mujer que manejaba un tren en España. Estaba entonces en sexto año de carrera y tenía 20 años. La revista semanal Estampa, que se caracterizó por su apoyo a la presencia de la mujer en la sociedad española, le dedicó un amplio reportaje a aquella joven que, vestida con un mono de trabajo, “mandaba” una máquina de tren que salió de la Estación del Norte de Madrid y acabó su recorrido en la de Bilbao. Era una locomotora de vapor 4.700 de la compañía Norte, que más tarde, junto con otras compañías, darían origen a Renfe.
“No soy un caso raro”, se defendía la joven ingeniera. Pero la prensa no opinaba lo mismo. La entonces novedosa “revisa Ilustrada” Blanco y Negro, también se hizo eco de su “proeza”: “Al pie de una de esas mastodontes formidables que hienden el espacio con furia de ciclón aparece como una figurilla delicada y frágil. Pero cuando el jefe de maquinistas, señor Ocerín, encargado de las enseñanzas dice 'arriba' ante el monstruo de hierro del expreso de Galicia aquella muchacha, que con su chaqueta azul y su pantalón bombacho parece un adolescente, se encarama por los sucios peldaños de la locomotora, hunde las manos enguantadas entre las manivelas y con precisión exacta obliga a resoplar al gigante y hace arrancar al tren”, describía con el estilo periodístico al uso entonces el periodista Juan M. Mata.
Enrique Medina, algo más joven que Pilar, que ingresó en la Escuela Central de Ingenieros Industriales como aprendiz en el taller mecánico, la recuerda así: “Careaga era muy simpática. Los chicos a veces la miraban demasiado cuando subía por la escalerilla del motor Diesel”. Comentario que hoy parece fuera de lugar, pero que eran habituales en las descripciones de las primeras mujeres que destacaron en carreras técnicas o científicas.
Inteligente y con mucha determinación, rompió moldes en su época. Le apasionaban las matemáticas, la química y la electromecánica. Con el resto de sus compañeros, entre los que figuraban José María Oriol y Urquijo, Ernesto La Porte y Antonio Hormaeche, acaba sus estudios y da nombre a su promoción, “la de Pilar”, que tuvo la peculiaridad de incluir a la primera ingeniera que se licenciaba en España. Fue en 1929 y tenía 21 años. La foto de su promoción se publicó en ABC. Sin embargo, Careaga nunca llegó a ejercer como ingeniera. Casada con el también ingeniero bilbaíno Enrique de Lequerica, orientó su carrea a la política, llegando a ser la primera alcaldesa de Bilbao.
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