La economía circular va tomando forma en España, catapultada por proyectos europeos como BioICEP (Bio-Innovation of a Circular Economy for Plastic). Este en concreto, con colaboración china, tiene un valor especial: consigue desarrollar alternativas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente a uno de los peores plásticos, el fabricado a partir del petróleo tradicional. AIMPLAS lidera la contribución española a través del tratamiento previo de los plásticos mediante degradación termoquímica asistida por microondas.
BioICEP ha utilizado un proceso en cascada mediante la aplicación y combinación de métodos químicos y biológicos para transformar residuos plásticos de origen fósil en sus sustitutos naturales y biodegradables para su uso en el sector del packaging y farmacéutico. Desde AIMPLAS aseguran que «se han alcanzado resultados prometedores» gracias a la nueva tecnología aplicada. Por ejemplo, al convertir residuos plásticos no biodegradables, como residuos de polietileno de baja densidad, en materiales fácilmente biodegradables y obteniendo una degradación total en menos de 28 días.
AIMPLAS ha desarrollado otras tecnologías basadas en extrusión reactiva que permiten introducir cambios en la estructura de las cadenas poliméricas para facilitar la biodegradación de estos plásticos. Pablo Ferrero, investigador de AIMPLAS que ha estado involucrado en el proyecto desde su comienzo en 2020, remarca que «en este tiempo hemos liderado las tareas de degradación térmica por microondas y la depolimerización de poliamidas». Esta última técnica ha permitido convertir a los plásticos en otros productos de interés, como son los bioplásticos. «También hemos liderado el ámbito de la comunicación y explotación de los resultados del proyecto», añade Ferrero.
Tres tecnologías pioneras
Los países del proyecto han sido seleccionados para representar diferentes entornos mixtos de contaminación por plásticos, con socios específicos seleccionados que tienen la experiencia y las instalaciones para llevar a cabo las innovaciones técnicas necesarias. La solución que plantea el proyecto BioICEP está centrada en el uso de tres tecnologías, que acentúan, aceleran y aumentan la degradación de los plásticos a niveles muy superiores de los que se pueden alcanzar en la actualidad. Se trata de un sistema de despolimerización de triple acción que descompondrá los residuos plásticos mediante tres procesos consecutivos.
En primer lugar, procesos de desintegración química, incluida una nueva tecnología basada en microondas para reducir el peso molecular de los polímeros base para facilitar la biodegradación. Después, la digestión biocatalítica con enzimas mejoradas mediante diferentes técnicas innovativas incluyendo un screening a través de sensores fluorescentes y evolución dirigida.
Por último, destacan los consorcios microbianos desarrollados a partir de las mejores cepas individuales, que, combinadas, llevan a cabo una degradación de las corrientes de residuos plásticos mezclados altamente eficiente. Los productos de este proceso de degradación serán empleados para la síntesis de nuevos polímeros u otros bioproductos para posibilitar la economía circular de nuevos plásticos a partir de residuos.