El viaje innovador de Prats: del cultivo de melocotones a las mejores lentes del mundo

Con motivo de su centenario, hablamos con Francisco Prats, representante de la tercera generación al frente de la multinacional española presente en 22 países
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Francisco Prats, CEO de Grupo Prats.

El 60 % de las empresas españolas no alcanza los 5 años de vida. Tan solo el 0,03 % llega a cumplir 100 años. Uno de estos contados ejemplos es Prats. La compañía de fabricación de de lentes celebró su primer centenario en 2024 con la publicación de ‘100 años de ideas progresivas. Aprendizajes de una empresa centenaria’, donde comparte la receta del éxito para convertir un pequeño taller en una multinacional independiente, referencia innovadora en el sector, con presencia en 22 países. 

Francisco Prats, CEO del grupo, explica a Innovaspain que los primeros culpables de este viaje son su abuelo y su bisabuelo, cuya visión de progreso y compromiso con la calidad siguen sentando las bases de la compañía. “Ellos se dedicaban a comprar campos de melocotones en Aragón. Siempre tuvieran clara la importancia de estar en la primera línea del control de calidad del producto. Embalaban los melocotones en cajas a las que añadían una cinta. El color de la cinta era distinto en función de la calidad del producto que contenía la caja. En su propio camión cargaban la mercancía y la enviaban al Mercado del Borne, en Barcelona, donde la recibía un socio, encargado de su venta a un precio apropiado. El equipo funcionaba”, detalla Prats. 

Visión

Un año, el excedente resultó especialmente bueno. Ganaron mucho dinero. En lugar de quedarse de brazos cruzados se metieron en el mundo de las ópticas -un familiar les habló de que se trataba de un negocio con futuro- con un pequeño taller en Más de las Matas (Teruel). “Gracias a esa actitud visionaria e innovadora empezó todo”.

Después llegó la guerra con sus implicaciones. El país se paraliza, las actividades industriales se ponen al servicio de la contienda y el papel del empresario-propietario pierde valor hasta que, en los años 50, los Prats vuelven a la acción. “En 1956, mi padre funda Meniscos Prats, dedicada a la fabricación de lentes cóncavas y convexas”. Es en 1969 cuando ve la luz Industrias Ópticas Prats, primero produciendo lentes minerales y, poco tiempo después, también orgánicas. 

15 años por delante

Desde entonces, Prats ha apostado de forma decidida por innovar. “Tanto es así, que podemos decir que vamos con 15 años de adelanto respecto a otros competidores”, asegura Francisco Prats. Representante de la tercera generación en la empresa, su papel inicial en la empresa a lo largo de los 80 resultó clave para instaurar sistemas informáticos. “Fue un paso más dentro de la modernización del grupo”, afirma. En los 90, Prats acelera la entrada de los robots en las fábricas. La maquinaria y la automatización han ido ganando terreno para asegurar la producción sin mermar la excelencia del resultado final. 

Una de las varias ventajas competitivas de Prats ha sido la capacidad para personalizar al máximo cada lente, una diferencia que aprecian los ópticos, sus clientes finales. “La fabricación de lentes personalizadas de superficie libre -que hacen que la persona vea correctamente al margen de hacia donde dirija la mirada- fue una complejidad que conseguimos solventar”.

Francisco Prats destaca que, en este proceso, la compañía puede llevar a cabo in house algo que las empresas del sector suelen subcontratar: el cálculo de las lentes. “Llevamos 100 años atentos a todos los cambios tecnológicos. Lo ideal es anticiparse”. Añade que nada de lo logrado sería posible sin un equipo humano capaz de surfear cada nueva ola de I+D. 

Rara avis

Diferentes softwares propios, personal cualificado en áreas como la física y la química y una automatización disruptiva, posicionan a Prats como una referencia global del sector. “Empresas del tamaño de la nuestra ya no quedan. O son gigantes, o muy pequeñas”. En sus cuatro laboratorios -Madrid, Valencia, Lisboa, Costa Rica- han conseguido llevar a otro nivel las lentes progresivas. 

Francisco Prats detalla que no solo fabrican las más universales, sino que han afinado el tiro hasta producir lentes que se adaptan a distintas situaciones y contextos. "No es lo mismo pasar 8 horas delante del ordenador que dar un paseo o jugar un partido de tenis. En esa variabilidad, nuestras lentes se han hecho fuertes”. Las seis tecnologías de optimización made in Prats logran “lo que llamamos Máxima Adaptabilidad. Las aberraciones laterales quedan configuradas de modo que el cerebro del usuario las reinterpreta, convirtiéndolas en imágenes visuales útiles”. 

"Las empresas necesitan más 'Da Vincis'"

“Como no pude ser astronauta, decidí tener una nave espacial”. Así habla Francisco Prats de sus fábricas. “Cuando empezamos a introducir robots, los empleados más veteranos temieron por su puesto de trabajo. Unos se jubilaron pero, sorpresa, otros muchos aprendieron a manejar estas máquinas. La intervención humana sigue siendo necesaria para evitar los errores”

En lo que atañe al talento, el CEO de Prats percibe que las cosas han cambiado mucho. “Hace 40 años, muchos de nuestros empleados habrían podido montar y liderar un laboratorio en cualquier sitio. Ahora las cosas son distintas. El personal está excelentemente formado en su ámbito de actuación, pero no sabe nada de lo que hace el ‘vecino’. En las empresas necesitamos más 'Da Vincis'. Los profesionales son muy potentes, pero no ven todo el bosque”. 

Una de las preocupaciones del directivo es seguir a la altura de las exigencias que impone el avance tecnológico. “Confío en que los que vengan detrás tengan la capacidad del ver el producto del futuro y se anticipen. Pero, ¿quién sabe? La ciencia puede estar cerca de eliminar problemas de visión mientras somos gestados interviniendo en el ADN. Quizá la miopía pase a la historia”. 

Desafíos

Más a corto plazo, admite que el reto es afrontar una nueva realidad después de décadas en las que, además del esfuerzo continuado, les ha sonreído la suerte. “Por su carácter en parte local, la óptica ha vivido en el limbo de la competencia relajada. Si nosotros tenemos dos personas haciendo cálculo de lentes, las grandes multinacionales ocupan a 20 empleados en esa tarea. Existe una concentración del negocio en un grupo pequeño de compañías”.

En este sentido, Francisco Prats alude a otro peligro para su viabilidad. “Las grandes tienden a verticalizarse. Fabrican monturas, lentes y poseen ópticas donde las comercializan. Estamos analizando los efectos de esta mayor limitación en el acceso a determinados mercados”.

Fidelidad como garantía

En el lado positivo de la historia, Prats asegura que seguirán estando al día para diferenciarse. “No es lo mismo fabricar aquí que hacerlo en China; tampoco el servicio es igual. El cliente de Prats prefiere pagar un poco más por unas lentes, pero no tener que esperar más de dos semanas a que le lleguen, sino 2 o 3 días. Además, ofrecemos 3 años de garantía incluso cuando la ley no obligaba a ello”.

Pedimos a Francisco Prats algún consejo que aplicar para favorecer la longevidad empresarial. “No basta con tener un buen producto. Debes saber enseñárselo al mundo. Por encima de todo, hay que tener ilusión por aquello  lo que nos dedicamos profesionalmente, sea lo que sea. Añadiría que es importante calcular bien los recursos económicos, humanos y logísticos para aguantar hasta el punto en el que los clientes valoren lo que haces y les interese pagar por ello”. 

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