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Arancha Manzanares, vicepresidenta de Ayesa: “Dedicamos todos los esfuerzos posibles a proyectos de innovación”

La ingeniera industrial, que llegó a la compañía andaluza en 1996, se ha hecho con la tercera edición del premio Mujer Empresaria CaixaBank
Caixabank Premio Mujer Empresaria
Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, y Arancha Manzanares, vicepresidenta de Ayesa. (Imagen: CaixaBank).

Doctora Ingeniera Industrial por la Universidad de Sevilla, Arancha Manzanares llegó a Ayesa en 1996. En mayo de este año fue nombrada vicepresidenta de la empresa, considerada la primera consultora de ingeniería y tecnología de capital español, y hace unos días recibía el Premio Mujer Empresaria CaixaBank, que reconoce “su excelencia profesional y una destacada trayectoria de liderazgo”.

Fundada en 1966 en Sevilla como una empresa vinculada a proyectos de aguas y estructuras, Ayesa ha diversificado su actividad y su presencia en las últimas cinco décadas y hoy está asentada en 17 países. Arancha Manzanares explica a InnovaSpain que la clave para haber mantenido una curva ascendente durante tanto tiempo tiene que ver con la anticipación y la trascendencia, “dos de los principios fundacionales de la empresa”.

La directiva reconocida por CaixaBank señala que Ayesa “siempre ha tenido la vocación de liderar los avances tecnológicos. Hoy día mantenemos ese espíritu y dedicamos todos los esfuerzos posibles a proyectos de innovación”. Una estrategia que ha propiciado que dispongan de tecnología propia en la lectura de contadores, la recarga de vehículos eléctricos o en plataformas de gestión de energía (virtual power plant).

CaixaBank Premio Mujer Empresaria a Arancha Manzanares vicepresidenta de Ayesa
Uno de los edificios de Ayesa en Sevilla. (Imagen: Ayesa).

La compañía ha compaginado el arraigo con la globalidad. Tampoco había más alternativas para perdurar.  “El contexto económico y la trayectoria de nuestras diferentes áreas de negocio provocaron que la actividad de ingeniería saliera antes al exterior”, afirma Manzanares, para quien aquel primer movimiento fue “la punta de lanza de la internacionalización del grupo y nos permitió ganarnos el apellido multinacional”.

Entre los proyectos que Ayesa tiene en marcha en el exterior se encuentran grandes obras de infraestructura de transporte. “La buena noticia” –dice Manzanares- “es que estamos participando en obras emblemáticas en España como la reforma del Santiago Bernabeú o la ampliación de IFEMA”. La directiva destaca además que, en la línea de tecnología, tienen mucha producción fuera de España, especialmente con sistemas de gestión para utilities, “mientras que a nivel nacional seguimos siendo muy fuertes en implementación de plataformas tecnológicas para la administración pública”.

Como ganadora nacional del Premio Mujer Empresaria de CaixaBank 2019, la vicepresidenta de Ayesa será una de las representantes españolas en los IWEC Awards 2019, que se entregarán el próximo 12 de noviembre en Nueva Delhi, en el marco de la 12ª Conferencia International Women’s Entrepreneurial Challenge (IWEC), una red mundial de mujeres empresarias líderes en todo el mundo, que cooperan de forma global con el objetivo de ayudar a crear y distribuir la riqueza en el mundo empresarial.

“Cuando yo estudié ingeniería, éramos muy pocas chicas las que optábamos por esas carreras. Hoy queda un gran camino por recorrer, pero hay avances”, apunta Manzanares, que opina que en el fomento de las vocaciones STEAM, “todo es una cuestión de educación desde que somos niñas”. La empresaria añade que “el mercado laboral es implacable: necesita esos perfiles, así que inclinarse por cursar estas carreras será casi obligado”.

Entre las medidas para acabar con la brecha de género, la directiva cree que parte de la solución pasa por concienciar a todos los estamentos: familiares, escolares, publicitarios, políticos… Manzanares concibe la familia como una empresa “que busca el bien común de todos sus integrantes, independientemente del sexo. Es una célula en la que todos trabajan en un ambiente colaborativo y ordenado. Cargar todo el trabajo en un solo miembro de esa comunidad es destrozar al implicado y por tanto destruir el ecosistema que tan necesario es para el crecimiento de la raza humana”.