Tiene poco más de 30 años y ya es investigador en el ETH-Zurich, uno de los departamentos de matemáticas lideres en Europa, tras obtener el prestigioso Ambizione Fellowship de la Swiss National Foundation (SNF). Estos y otros logros han sido reconocidos con la concesión, por parte de la RSME, del Premio José Luis Rubio de Francia 2019. Joaquim Serra Montolí obtiene así un galardón dirigido a jóvenes que tiene como objetivo estimular la labor científica, también en sus inicios.
Él forma parte de ese talento que se nos escapa de nuestras propias fronteras. ¿Será porque es más fácil dedicarse a las matemáticas fuera que dentro de España? “Casi todo es más fácil excepto encontrar un buen restaurante”, bromea. Pero no tarda en ponerse serio, en afirmar que “en Europa, países como Alemania, Suiza, Reino Unido, Francia, Italia o Suecia tienen una mayor tradición científica y capacidad de formar y atraer matemáticos lideres en sus campos”.
Además, continúa, “quizás con la excepción de Italia, las estructuras legales y administrativas de estos países ayudan e incentivan en vez de dificultar y obstaculizar, como ocurre en España”. Y hay una razón aún de mayor peso: “Salvo en contadísimas excepciones, la única manera de hacer investigación de primer nivel es colaborando con los mejores del mundo y para hacer eso, casi siempre, hay que ir fuera de España”. Él lo sabe bien, ya que ha podido colaborar con el italiano Alessio Figalli (Medalla Fields 2018), una de las figuras de referencia en el mundo de las matemáticas.
Serra Montolí ya avisó hace unos años, todavía en etapa escolar, de su potencial científico. Fue en 2004, cuando obtuvo el primer puesto en la Olimpiada Matemática Española de 2004. A él le marco este evento, ya que fue el detonante que le hizo elegir este ciencia deductiva en lugar de físicas, que hasta entonces era su primera opción de estudio.
Ecuaciones en derivadas parciales
Y ahora llega el Premio José Luis Rubio de Francia de la Real Sociedad Matemática Española. “Por un lado, sirve para dar visibilidad a mi investigación y, por otro, me anima a seguir trabajando intensamente y a atreverme con nuevos desafíos matemáticos”, afirma el galardonado.
Dotado con 3.000 euros, desde 2016 este galardón conlleva además un Startup grant por el que la Fundación BBVA apoya con 35.000 euros la investigación del premiado en los siguientes tres años. En su caso se han valorado especialmente sus contribuciones en las áreas de regularidad para ecuaciones no locales, problemas de transición de fase no local y superficies minimales, y regularidad para problemas de obstáculos, que han tenido un importante impacto en su área de investigación.
“La ciencia moderna codifica las ‘leyes naturales’ que gobiernan fenómenos físicos, químicos, biológicos, económicos, etc. en fórmulas o ecuaciones –detalla cuando se le pida que explique su trabajo–. En estas, las magnitudes de interés dependen de ciertas ‘variables’, típicamente el espacio y el tiempo. Por ejemplo: la temperatura, la presión atmosférica, la densidad de coches en las calles de una ciudad, o el nivel de contaminación en el agua de un río dependen de dónde y cuándo se miden”.
Se podría decir, por tanto, que “en este tipo de fenómenos lo que pasará en un cierto punto dentro de 30 segundos depende de lo que está pasando ahora, no solo en este punto, sino en todos los de su alrededor”. “Simplificando mucho, este tipo de leyes son las ecuaciones en derivadas parciales, mi campo de investigación”, añade.
Es importante entender que en muchas de estas ecuaciones “es muy complicado entender cómo se comportan sus soluciones. Y, además, que en ocasiones “fenómenos muy diversos dan lugar a una idéntica ecuación matemática”. Sucesos tan distintos como la temperatura de un bloque de hielo fundiéndose en el agua, el potencial generado por un gran numero de electrones confinados por un campo eléctrico, la presión del agua que se filtra en una presa porosa, o el valor de los contratos hipotecarios americanos, “se resuelven con el llamado ‘problema del obstáculo’”. Precisamente el estudio teórico de las singularidades para este problema es el objeto de una de sus ultimas investigaciones.
Todo es matemáticas
Reconoce que es un asunto complicado conseguir que las matemáticas sean una asignatura atractiva, sobre todo en edades infantiles. Lo que sí tiene claro es cómo se consigue exactamente lo contrario: “adiestrando para resolver solamente problemas mecánicos y poco interesantes mediante recetas, ocultando la importancia histórica y aplicaciones fundamentales de los descubrimientos matemáticos y la belleza de sus ideas, teniendo profesores que no entienden bien aquello que están enseñando y que, por lo tanto, lo explican de forma poco clara, o no aplicando nunca jamás las técnicas aprendidas para algo que interese a los estudiantes”. “Por desgracia esto es lo que ocurre en muchos institutos”, se lamenta.
Y añade: “Ahora mismo, viviendo en un mundo en que los algoritmos y modelos matemáticos están en todas partes, es imperdonable que los adolescentes puedan pensar que es algo que no va con ellos”.
Programar el juego de la serpiente o una pequeña red neuronal que reconozca números escritos a mano. Un algoritmo para jugar al póker. Encontrar nuestra posición en la tierra con los datos de hora y posición facilitados por los satélites, como hace un GPS. Decidir si un meteorito observado va a causar una gran extinción, calculando su masa y trayectoria”. Todos estos son problemas que, según señala Joaquim Serra, se pueden resolver en los institutos. “No todo es sumar fracciones y multiplicar matrices”.
Él asegura que ha tenido la suerte de tener siempre muy buenos profesores de matemáticas. Quizás esté ahí el secreto de su éxito. “Siempre me ha atraído su capacidad única y universal de poner de acuerdo a todos los seres humanos –continúa–. Los sapiens podemos discutirnos y estar en desacuerdo en muchísimas cosas pero en nada matemático. Por eso llevando los conflictos al terreno del rigor y el correcto análisis racional se resuelven con tanta efectividad”.
Cree que la mayoría de la gente no es consciente de cómo influyen las matemáticas en nuestra vida diaria. “Ni siquiera los matemáticos lo somos del todo”. Existe la idea de que las matemáticas son algo antiguo. Sin embargo, “casi nada de lo que hacemos en nuestro día a día (televisor, TAC, ecógrafos, banca online, GPS, paquetería eficiente, automatización e inteligencia artificial, Google, etc.) seria posible sin los descubrimientos matemáticos de los últimos 100 años”.