Es curioso que en época de cambios como la que vivimos en materias relacionadas con la tecnología y sociedad, que siempre van aparejados, aparece la incertidumbre. Probablemente unos interpretan que la simplicidad en muchas cosas que antes eran difíciles de conseguir ahora son fáciles y, contrariamente, otros verán en esos cambios dificultades que nunca habían imaginado.
Estos procesos de cambio, sin embargo, no son nuevos y los tratamos de comparar con los del pasado y recurrimos a la Historia para ver qué es lo que sucedió en situaciones que podrían compararse con las de hoy y nos preguntamos o leemos lo que pasó. Descartes, que inauguró lo que podemos denominar la época Moderna en lo que se refiere a la filosofía y la matemática ya se preguntaba que podrían descubrir los más grandes eruditos los tiempos pasados del Imperio Romano que no supiera la sirvienta de Cicerón. Puro cartesianismo por un lado y puro realismo por otro, teniendo en cuenta lo que después han dado de sí los 375 años transcurridos desde su muerte
De hecho, la Historia y la investigación como parte de ella parte de lo escrito en épocas anteriores que, a su vez, han sido los catalizadores de nuevas investigaciones e interpretaciones por esa incertidumbre que crea en el ambiente de épocas futuras. Leer el pasado nos ayudan a imaginar tiempos futuros. Es la capacidad de las personas de buscar nuevos horizontes y no solo geográficos.
Si ya tenemos incertidumbres sobre el pasado como no las vamos a tener para explicar el futuro del que hablamos pero no conocemos. La respuesta la tenemos y no hay más que escuchar a los eruditos o sabios que conviven con nosotros, como lo son las seis personas premiadas la semana pasada por la Comunidad de Madrid por sus trabajos de investigación en diversas materias. Los premios, que recuerdan tres nombres que hacen historia en diferentes materias de nuestra más reciente Historia de España, son: Margarita Salas, bioquímica; Julián Marías, filósofo y Miguel Catalán, físico, los tres referentes internacionales en sus actividades.
Como si se hubieran puesto de acuerdo, que era imposible, fue, precisamente, incertidumbre. Es el motor de la Ciencia y la Civilización. Es la gente que tiene la vocación del cambio y mejora la que lo reconoce y por eso trabajan en el descubrimiento de nuevas pautas de acción en todos los sectores y actividades posibles. Ese generar conocimiento es su actividad, acciones que en demasiadas ocasiones pasamos por alto.
Pero para hilar esos avances necesitamos la cultura, que no es otra cosa que el conjunto de personajes y acciones a lo largo de la Historia. Y no es casualidad que la quinta palabra fuera utilizada por todos: gratitud. Y la última, no puede ser más que el resultado de lo que provoca la incertidumbre, que es la evidencia que, curiosamente, es la que define el éxito o el error, pero nunca la rendición ante la necesidad de pensar sobre el futuro.
En este caso los premios eran una representación y difusión de sus trabajos realizados, unos en pocos años, como jóvenes que son y otros después de una larga carrera que sigue. Y en estos casos hay que recordar y difundir sus nombres: Francisco José García-Vidal, Antonio Cabrales, José Luis García, Marta Martínez, Ana Llorens y Jerónimo Rodríguez-Beltrán, todos ellos representantes de ese conjunto de actividades que en muchos casos nos llevan al éxito que supone la innovación.