La empresa española EquiCord-YMAS ha presentado ante la Agencia Europea del Medicamento (EMA) el primer producto médico veterinario del mundo basado en células madre, extraídas del cordón umbilical de los potros, y que se podrá utilizar para tratar lesiones articulares en caballos de alta competición. Para Almudena Pradera, directora científica y fundadora de esta empresa, con este avance podría abrirse paso en el futuro a la vía humana. “Las células madre ya se están utilizando pero en fases más iniciales, puesto que los plazos en medicina humana son más largos. Pero sí, este principio activo podría ser usado en el futuro en la medicina humana”, ha manifestado.
El proyecto comenzó hace cinco años, en 2011, de forma casual como ha relatado Pradera “embarazada de mi primera hija, nos ofrecieron la posibilidad de congelar la sangre del cordón umbilical. Entonces ya era veterinaria, veía cómo los caballos se lesionaban y cómo eso afectaba a su vida deportiva, entonces pensamos en hacer lo mismo aplicado a los caballos”. En esos momentos ya había empresas que extraían células madre de otros tejidos, “pero eso requería la intervención quirúrgica de los caballos y esta fuente de células madre nos parecía una fuente no invasiva”.
Una ventaja a la que Almudena Pradera añade otra, la juventud de las células madre del cordón umbilical, por lo que “tienen una mayor capacidad terapéutica, lo que las convierte en el principio activo ideal para hacer un medicamento”.
No obstante, según esta investigadora, la gran innovación que presenta este medicamento con respecto a otros similares radica en que su principio activo está en las células madre del cordón umbilical de caballos, “puesto que las yeguas paren en un ambiente sucio, y es muy difícil extraer células de un tejido que cae al suelo y se ensucia”.
Por delante quedan ahora más de 200 días de evaluación por parte de la EMA para conseguir la autorización de comercialización, pero de momento, los estudios tanto pre-clínicos como clínicos realizados por la compañía han logrado una mejoría de los síntomas en el 78% de los casos. Además, según ha manifestado Pradera, “la mayoría de estos caballos alcanzaron o superaron su nivel de actividad deportiva previa a la lesión y esta eficacia se mantuvo durante al menos los 12 meses siguientes a iniciar el tratamiento”.