Investigadores del Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola (IMyZA) del INTA han encontrado una posible solución a la multiplicación de moscas domésticas en establecimientos ganaderos y en lugares de acumulación de basura. Se trata de fomentar la reproducción de avispas parásitas de acción benéfica que destruyen uno de los estadios biológicos de la plaga.
Es una alternativa de control biológico, cuya aplicación debe estar asociada a una gestión integral de residuos y efluentes, tanto en zonas urbanas como periurbanas, tal y como señalan desde el instituto argentino. “Es una forma natural de minimizar el uso de agroquímicos en las granjas, en pos de evitar la contaminación de alimentos, animales y personas”, asegura Diana Crespo, jefa del Grupo de la Biofábrica de mosca doméstica y del Laboratorio de Transformación de Residuos del IMyZA.
De este modo, la especialista remarca la importancia de realizar “una muy buena gestión de efluentes y residuos sólidos dentro de los establecimientos para reducir los sitios de ovipostura y el desarrollo de las moscas y complementar la acción de esta alternativa biológica”.
Una mosca doméstica adulta pone 50 huevos por día en desechos orgánicos húmedos durante 30 días. De esos huevos, eclosionan larvas que se alimentan de la materia orgánica entre cuatro y cinco días. Luego la larva busca lugares secos y permanece en estado de crisálida durante otros tres días. Las avispas del estudio pinchan las crisálidas para colocarles un huevo en su interior. De él nace una larva del parasitoide que se ‘come’ todo el interior y, después de unos días, emerge un parasitoide benéfico.
Para Crespo, esta herramienta contribuye a resolver una de las principales problemáticas de las producciones ganaderas intensivas (avícolas, porcinas, tambos, etc.) y de algunos sistemas agropecuarios afines, como mataderos y frigoríficos. También destaca el impacto social que conlleva el control de la mosca doméstica en las zonas periurbanas, sobre todo debido a que este insecto puede volar hasta tres kilómetros desde el sitio donde se generó y vehicular enfermedades y parásitos zoonóticos que afectan la salud humana y veterinaria.
“En el INTA Castelar producimos a escala industrial avispas que se crían, justamente, sobre la pupa (crisálida) de la mosca doméstica y luego se liberan en las granjas durante primavera-verano”, detalla Crespo. Los productores pueden acceder a este servicio a través de convenios con el IMyZA. Este tipo de control biológico fue implementado en varios municipios de Santa Fe y Buenos Aires de manera exitosa.