¿Cómo promover servicios de cuidado infantil de alta calidad en América Latina?

Centros de cuidado infantil

Por María Caridad Araujo - Esta columna fue publicada originalmente en el blog Primeros Pasos del BID.

La región de América Latina y el Caribe ha experimentado una rápida expansión de los servicios de cuidado infantil con financiación pública para niños menores de tres años de edad. En países como Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Uruguay, al menos el 40% de los niños de tres años utiliza servicios de cuidado infantil y, en algunos casos, el uso de estos servicios entre los niños de dos años es similar.

El aumento de la demanda en este ámbito responde, en parte, a los cambios demográficos de las familias latinoamericanas: aumento de la urbanización, familias menos numerosas y una mayor participación de la mujer en el mercado laboral. Entre 1999 y 2014, la participación laboral femenina en la región pasó del 58 al 65%, cambio reflejado en todos los niveles educativos y también entre las mujeres con niños menores de cinco años.

Aunque el empleo femenino tiende a aumentar el ingreso familiar y el bienestar de los niños, presenta interrogantes importantes sobre las políticas de cuidado infantil temprano.

¿Qué es el cuidado infantil de alta calidad?

Mucho se ha dicho sobre los principales elementos que caracterizan un cuidado infantil de calidad. Los expertos suelen distinguir entre los aspectos estructurales de la calidad y la calidad de los procesos.

La calidad estructural se refiere a la infraestructura, la disponibilidad de materiales, las calificaciones profesionales del personal que cuida a los niños y la cantidad de niños por cuidador. Este aspecto es importante para garantizar condiciones de seguridad e higiene adecuadas.

La calidad de los procesos se centra en la naturaleza de las interacciones que se producen entre los cuidadores y los niños. Las interacciones de calidad con niños pequeños tienen que ser frecuentes, receptivas a sus intereses, ricas en lenguaje, cálidas y sensibles a sus necesidades.

Según estudios realizados, la calidad de los procesos es crucial para que los servicios de cuidado infantil logren impactos sobre el desarrollo infantil. Como estos deben ser sostenibles en el tiempo, no se deberían hacer concesiones en este tema. Desafortunadamente, la evidencia disponible en América Latina es poco alentadora, ya que apunta a niveles muy bajos de calidad de procesos.

La relación entre la calidad de los cuidados y el desarrollo infantil

En una publicación reciente, mis colegas y yo estudiamos la relación entre la calidad de los procesos y el desarrollo infantil. Examinamos datos del mayor proveedor de servicios públicos de cuidado infantil en las zonas urbanas de Perú, el programa Cuna Más. Comparamos la calidad de los procesos con el desarrollo infantil de los niños de distintas aulas en un mismo centro.

Descubrimos que la magnitud del desarrollo de los niños era un 7% mayor de una desviación estándar cuando el cuidador ofrecía una desviación estándar adicional en su calidad de procesos. Es decir: mientras mejor la calidad de los procesos, el desarrollo infantil también mejora, y aumenta. Por otro lado, detectamos que los cuidadores con más años de educación no necesariamente eran más eficaces a la hora de fomentar un mejor desarrollo infantil, pero sí lo eran los que tenían más años de experiencia.

8 pasos para ofrecer un cuidado infantil de calidad y a escala

1. Ampliar la cobertura solo si se cuenta con una estrategia para ofrecer servicios de calidad
2. Focalizar los servicios subsidiados únicamente hacia los niños de las familias más pobres y vulnerables
3. Ofrecer al personal condiciones de trabajo atractivas
4. Proveer mentoría y entrenamiento como parte de la estrategia de capacitación continua, para que el personal aprenda a ofrecer de forma consistente interacciones de calidad a los niños a su cargo
5. Implementar estrategias de mejora continua de la calidad que se alimenten de datos en tiempo real y puedan desencadenar consecuencias positivas
6. Fortalecer los programas de formación previa para los proveedores
7. Implementar currículos basados en evidencia
8. Mantener el énfasis en la calidad de los procesos

Una discusión más extensa de cada una de estas estrategias se encuentra aquí.

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