Fabricar baterías de ion-litio que resulten más eficientes, baratas, resistentes y seguras que las convencionales. Con este objetivo, investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han patentado un método para fabricar nuevos electrodos cerámicos que se utilicen para la producción de esta nueva generación de baterías.
Actualmente, las baterías de ion-litio son los principales sistemas de almacenamiento electroquímico en dispositivos electrónicos y en el ámbito del transporte. El investigador Alejandro Várez ha explicado que se trata de “nuevos electrodos cerámicos que se caracterizan por ser mucho más seguros y permitir trabajar en un intervalo de temperatura más amplio”. Se trata de un método de fabricación de láminas cerámicas mediante moldeo por extrusión termoplástica. Una técnica que, según ha resaltado, “permite fabricar electrodos de morfología plana o tubular que se pueden aplicar en cualquier tipo de batería de ion-litio”.
Asimismo, los investigadores ha señalado que este sistema permite que el coste de fabricación sea “relativamente bajo”, facilitando así su adaptación al proceso de fabricación actual y, en consecuencia, su salto a la industrialización. Y otra ventaja de las baterías que integran estos nuevos electrodos según han informado, es su eficiencia. Las pruebas efectuadas muestran un aumento de la capacidad específica de casi el triple con respecto a los electrodos comerciales del mismo espesor. Y cómo esta técnica permite fabricar electrodos de un alto espesor, se aumenta hasta diez veces la capacidad de almacenamiento por área respecto a la tecnología actual.
Menor riesgo de degradación e inflamación
Otro de los investigadores involucrados en el proyecto, Yves Sanchez, también ha incidido en que, como estos electrodos cerámicos están hechos sólo de material activo, se reduce el riesgo de degradación e inflamación a altas temperaturas ya que “estos electrodos sólidos no se pueden quemar”. Un factor, según ha dicho, “especialmente importante en el caso de los vehículos eléctricos, porque si se produce un accidente y hay fuego, las baterías convencionales se pueden incendiar y resulta muy complicado apagarlas”.
De hecho, según ha resaltado Sanchez, ante importantes picos de consumo eléctrico, las baterías de ion-litio comerciales tienden a sobrecalentarse y, en algunos casos, han llegado a explosionar. La clave para que esto se produzca está en que suelen utilizar unos disolventes orgánicos líquidos, que pueden inflamarse, pero que en este nuevo método de fabricación no están presentes. Además, ha puntualizado el investigador, “si los comparas con los electrodos convencionales, los que obtenemos con este proceso de fabricación son muy duros, no se pueden cortar, lo que contribuye a mejorar la solidez de la batería”.