El proyecto MARES, un instrumento científico que es capaz de medir la atrofia muscular en la Estación Espacial Internacional (ISS), ya ha dado sus primeros frutos. La misión Proxima ha realizado “con éxito” la estimulación eléctrica y medida de los músculos de rodilla y tobillo (los más afectados para la falta de gravedad), algo que sería impensable sino hubiera sido por la supervisión del líder y gestor de MARES: la compañía española Sener.
Básicamente, el proyecto es un sistema para “la investigación de los efectos que provoca la ingravidez en los músculos del ser humano, que incluyen atrofia y una merma de fuerza en los músculos y osteoporosis por pérdida de calcio en los huesos, así como los efectos de la ingravidez a la interacción neuro-muscular”, explican. Como aseguran desde Sener, actualmente “los astronautas de la ISS practican ejercicios para contrarrestar estos efectos pero no es posible analizar sus efectos adecuadamente”. Pero con MARES se les permite monitorizar los beneficios que dan las series de gimnasia que realizan mientras están aún en órbita, y así, de ese modo, poder realizar entrenamientos efectivos y comparar, antes y después, el estado de los astronautas cuando ya están en la ISS.
El ejercicio en sí, realizado a un astronauta francés, consiste en aplicar “un estímulo programable en velocidad o en par/fuerza a 11 grupos musculares, para medir posteriormente la respuesta de par/fuerza y velocidad del sujeto”. Esto permite valorar los cambios en músculos y tendones por efectos de la ingravidez y contribuir al desarrollo de medidas para compensar sus efectos tras largos periodos de permanencia en el espacio. Y, tras las dos pruebas, el resultado «no podría haber ido mejor».
Para ello, Sener ha comandado a un equipo científico de la Agencia Espacial Europea (ESA) que está integrado en el módulo Columbus de la Estación Espacial Internacional, y que, a su vez, forma parte del laboratorio espacial de la NASA, el Human Research Facility (HRF).
Asimismo, no ha sido el único proyecto MARES que Sener ha desarrollado. De hecho, tiene otros tres equipos, aparte del que está en la ISS: uno se encuentra instalado en el Centro de Entrenamiento Europeo de Astronautas que la ESA tiene en Colonia, Alemania; otro en el centro de apoyo a las operaciones CADMOS, en Toulouse; y el cuarto se está preparando para que sea instalado en el Gagarin Research & Test Cosmonaut Training Center (GCTC), en Moscú. En atención a este último país (y a raíz del éxito de las dos sesiones del proyecto), durante el 2017 está previsto repetir el experimento con dos nuevos astronautas, uno europeo y otro ruso.