Esta semana se presentó en Valencia el proyecto Sueños Interrumpidos, una iniciativa de Ingenio (CSIC-UPV), San Juan de Dios Valencia y la Fundación del Sueño Mónica Duart. La idea es utilizar sensores digitales para analizar el sueño de las personas sin hogar de la capital. Por supuesto, se hará con el objetivo de mejorar su calidad de vida, en la medida de lo posible, a través de pulseras digitales, las llamadas smartbands.
Según Álvaro Fernández-Baldor, investigador de Ingenio, han participado en dos líneas principalmente. Por un lado, en la coordinación metodológica del proyecto y el seguimiento de la metodología, en la que van a incluir unos talleres participativos que les van a dar algunas variables importantes a tener en cuenta para la siguiente línea.
«La segunda línea es la creación de unos dispositivos, de unos sensores, que van a ser unas pulseras, unas smartbands, con las que vamos a poder monitorizar algunos parámetros básicos del sueño, como el tipo de sueño, si es sueño profundo, ligero, sueño REM, y también medir la frecuencia cardíaca», explica. Con esas variables, serán capaces de determinar la calidad del sueño.
A través de la tecnología se monitorizarán y recopilarán datos clave para analizar sus patrones de sueño. A partir de esta información, se desarrollarán herramientas basadas en inteligencia artificial para comprender la calidad del descanso de este colectivo y generar recursos que contribuyan a su mejora.
El objetivo de las pulseras de Sueños Interrumpidos es —a través de San Juan de Dios, que es con quien trabajan estas personas en situación vulnerable y con las que tienen confianza— que simplemente se midan ciertas variables que puedan interesar para su bienestar.
«Variables relacionadas, por ejemplo, con la respiración, la cantidad de horas efectivas de sueño, ese tipo. Con sólo aquellos datos que se necesitan para mejorar la salud y el bienestar de un colectivo que normalmente ha estado olvidado en términos tecnológicos y un poco la idea final es poner este tipo de tecnología al servicio de proyectos como este», cuenta Fernández-Baldor.
«Sinhogarismo» y calidad del sueño
Desde San Juan de Dios se estima que hay unas 800 personas en la ciudad de Valencia que viven en situación de «sinhogarismo», ya sea en la calle o en los distintos recursos que ofrecen las entidades sociales.
De hecho, las personas sin hogar «sufren tasas elevadas de sueño inadecuado o de mala calidad, con efectos directos sobre su salud física y mental». Y, según las publicaciones científicas más recientes, un 70% de los adultos sin hogar reporta problemas de sueño frecuentes.
Isabel Tortajada, directora San Juan de Dios Valencia, contó en la presentación del proyecto sSueños Interrumpidos que es un proyecto innovador en toda España para un colectivo «invisibilizado, que no está en nuestras ciudades. Teníamos claro que era un proyecto que tendríamos que hacer en algún momento porque sabemos que la mala calidad del sueño afecta a la salud mental del colectivo de personas sin hogar».
Por ello querían monitorizar «cómo se duerme cuando se duerme en la calle o cuándo o en un recurso social para luego poder ver qué mejoras en la calidad de su vida se puede hacer para mejorar su sueño».
En la presentación de Sueños Interrumpidos también estuvo Mónica Duart, presidenta Fundación del Sueño Mónica Duart, que indicó que este proyecto es algo «muy novedoso», ya que se va a utilizar una muestra de 200 personas, con unas pulseras digitales que van a medir el ritmo del sueño y va a poder facilitar herramientas para mejorar el descanso en las personas que viven en la calle.
«Y no sólo en su bienestar físico, sino también en el impacto que se sufre a nivel emocional. En estos momentos estamos uniendo tecnología al descanso desarrollando esta herramienta, que pensamos que va a ser muy positiva y que vamos a poder contribuir al bienestar social, sobre todo, de estos grupos que tanto nos preocupan», señaló.