Destaco la información que publicamos el pasado 1 de agosto sobre la iniciativa de Innobasque, Agencia Vasca de la Innovación, de facilitar una herramienta a las pymes para que midan sus capacidades de innovación. Es importante por varias razones. Por una parte, resume muy bien como son los tiempos en esta materia y no es la velocidad lo que más cuenta, sino es el mantenimiento continuo de una voluntad la que al final da vitalidad al proceso innovador global. Ésta es una experiencia que se puso en marcha en 2017 y los resultados, que supongo han sido positivos, han llevado a ampliar el programa.
En segundo lugar es importante porque fija en las pymes el centro de atención. Es un ejemplo a seguir porque, en un país donde el 99,9 por ciento de las empresas son pymes es esencial tener el foco muy claro donde hay que actuar. Comentaba en un tuit que es un ejemplo a seguir porque hay que completar el círculo que cierra una política eficaz dirigida a este segmento de empresas, las más deficitarias en el tema innovador, no por la calidad de las que lo hacen, sino porque necesitamos que lo hagan muchas más.
Independientemente de los procesos y presupuestos que tienen las grandes empresas ya hemos destacado en muchas ocasiones que el gran reto es lograr que un gran número de pymes vean en la innovación el seguro de su supervivencia. Es un hecho que ya lo hacen muchas y que, tanto a nivel estatal como autonómico, e incluso municipal, se ha incrementado la atención hacia este gran segmento que, a su vez, tiene una gran diversidad.
El objetivo de las distintas administraciones públicas debe que ser la creación de una gran bola de nieve que arrastre, en este caso para bien, a todo el empresariado a decidirse a innovar. La existencia de sectores de ganancias rápidas han sido un lastre para el desarrollo de una cultura de la innovación; si a eso se le suma la penalización al ahorro que, en muchos casos, puede ir destinado a la formación y desarrollo de empresas, la situación no era fácil. Y, si a eso la sumamos la mala costumbre de los políticos de pensar en lo inmediato más que en el medio y largo plazo, ya tenemos el escenario de tormenta perfecta frente a la quimera de la innovación. La crisis de 2007 fue un aviso y malo es pensar que ya la hemos superado totalmente. Nos podemos encontrar otra a la vuelta de la esquina y la innovación no es algo que se pueda hacer de hoy para mañana.
Por eso es importante la decisión de Innobasque, Agencia Vasca de la Innovación, y otra cualquiera que siga el mismo objetivo. Como decía, ya he escrito sobre el tema en otras ocasiones y el problema no es repetirlo; lo crean las mentes y voluntades que no piensan más que para la hora siguiente y, esa ya está pasada cuando llega.