Para Ramón Méndez, la edad solo es un número. Su antigüedad en este mundo nunca se ha correspondido con las formas que lo caracterizan. De niño, en el pueblo de O Pino (A Coruña, 4.700 habitantes), solía comprar el periódico solo para leer la cotización en Bolsa de las empresas del Ibex 35. Las ansias por convertirse en uno de esos ejecutivos que protagonizan las páginas económicas de los diarios, lo llevaron a abrir un hotel en 2018. Apenas tenía 19 años. Pero eso solo sería el inicio. Ahora, con 23 primaveras, dio un nuevo paso: puso en marcha, hace un par de meses, una agencia especializada en el Camino de Santiago, Tu Buen Camino. El resultado ha sido un nuevo triunfo empresarial para este joven. El teléfono no lo ha dejado en paz. “Tenemos unas 10 o 12 reservas al día, y muchas son para agosto”, comenta.
Para una persona con visión empresarial y que viva a un lado del Camino, pensar en eso como una oportunidad de negocio es, por decir lo menos, esperable. Pero todo a su debido tiempo. En primer lugar, Méndez tuvo que iniciarse de forma exprés en el mundo turístico tras restaurar una antigua casa del pueblo, para así convertirla en un hotel. Antes de abrir las puertas del alojamiento, ya era muy crítico con las agencias de viaje que hacían rutas hacia Santiago de Compostela y que no tenían base en Galicia. “Había cosas que no me gustaban. Era todo muy mejorable”, señala el CEO desde su teléfono en un Jueves Santo que tampoco lo ha dejado descansar.
Esos detalles que había que mejorar son parte del valor de marca de su agencia. En El Buen Camino todo se maneja con precios fijos en dos paquetes distintos. En el premium, los peregrinos duermen en habitaciones con baño propio en hoteles y casas rurales; mientras que en el adventure —el más económico— los alojamientos son albergues privados. Otra diferencia que remarca Ramón Méndez es que, en ambas opciones, la empresa se encarga de planificar todo el viaje de principio a fin «y en cinco minutos, con atención las 24 horas», presume el empresario gallego. Las rutas comienzan desde la localidad lucense de Sarria (Camino francés) y Tui (Camino portugués).
La otra pata en el proyecto —claro, no podía faltar en una empresa joven, y administrada por un joven— es la difusión en redes. Especialmente en la joya de la corona en el mundo viajero: Instagram. La agencia fue algo que se ideó durante el confinamiento, con el hotel cerrado. La parte más importante, antes de poner a andar la maquinaria, era la difusión. Ahí es donde mejor funciona el factor milenial. En marzo, el influencer gallego Xurxo Carreño hizo un sorteo con un paquete premium, algo que catapultó el número de seguidores de la empresa de Méndez en Instagram (casi 7.000). Nada mal para una agencia de viajes recién nacida y con una pandemia mundial de por medio.
No mencionar la edad, una estrategia inusual
Todo tiene pros y contras. Cuando se trata de emprender con 23 años, a veces es mejor evitar la conversación que le sigue a la pregunta: “¿Y tú cuántos años tienes?”. Ramón Méndez admite que ya le ha pasado que, en medio de una conversación de negocios, mencionar su fecha de nacimiento haya provocado una reacción no deseada. “Tienes que tener cuidado si dices tu edad. La gente suele decir: ‘Ah, muy bien…”, cuenta pero con un tono con el que trata de quitarle hierro al asunto.
El empresario se despide. Tiene que seguir su jornada, que a veces se extiende a más de diez horas. No le molesta: “Hay que trabajar, trabajar y trabajar. Si haces lo que te gusta ni lo sientes”, pero sí que admite que su devoción por el emprendimiento le ha quitado un tiempo importante para estar con su familia y amigos. Con el verano a la vuelta de la esquina y dos negocios viento en popa, Ramón Méndez tiene todavía una larga vida por delante para leer su propia historia en las páginas de la prensa económica.