"Nos comemos el equivalente a una tarjeta de crédito a la semana". La frase de Raquel Parra es tan contundente como real. La investigadora vive por y para concienciar sobre la importancia de acabar con los microplásticos en el agua, tanto es así que en junio de 2020, pocos meses después de que el COVID-19 comenzase a azotar en España, fundó su startup Captoplastic. El proyecto cuenta con el respaldo de la Universidad Autónoma de Madrid y el fondo de capital científico Beable Capital. Parra ha logrado algo hasta la fecha algo sin precedentes: separar los microplásticos, retenerles prácticamente en su totalidad y evitar su propagación en el agua.
La innovación de Captoplastic se basa en fragmentos de plásticos de menos de cinco milímetros considerados como un nuevo tipo de contaminante de preocupación ambiental emergente. Los expertos calculan que actualmente hay unas 230.000 toneladas de microplásticos en el agua. "Las herramientas disponibles en la actualidad no son eficaces para eliminarlos. Nuestra tecnología permite separar estas partículas casi en su totalidad, evitando que se dispersen por mares y océanos", explica Raquel Parra.
La investigadora está convencida de que su empresa tiene el conocimiento y la tecnología para solucionar el problema actual que constituye la presencia de microplásticos en el agua, tanto marina como residuales o dulce; también en alimentos y agua potable, así como agua embotellada, agua corriente y aguas industriales. Además del desarrollo de la tecnología para la eliminación de estas partículas en medios acuosos, Captoplastic ha desarrollado un método de análisis y determinación de los microplásticos en el agua que tampoco existe en el mercado a día de hoy y que es fundamental para la implantación de su proyecto.
La presencia generalizada de microplásticos en el medio ambiente se ha convertido en una preocupación mundial y en un problema creciente debido al aumento exponencial de la producción y el consumo de plásticos. Se considera que son un contaminante emergente que pone en riesgo la salud humana y del ecosistema. "Los microplásticos son un problema que nos rodea y se sabe mucho de ello, pero hasta ahora no se había dado con una solución eficaz", lamenta Parra.
La investigadora, sin embargo, ve un rayo de luz de cara al futuro. "Es posible el control absoluto sobre los microplásticos en el agua, especialmente porque Europa está haciendo mucho empuje desde la regulación. Desde la investigación debemos complementar estos pasos que se están dando", reflexiona.
La Fundación Everis acaba de dotar con a Captoplastic con 20.000 euros, además de con un programa de aceleración y un pase a la final internacional del premio eAwards –recientemente la startup ha ganado la edición española–, donde competirá con los ganadores de las nueve convocatorias nacionales en Europa y Latinoamérica en noviembre. El ganador global recibirá un premio adicional de 60.000 euros y asesoramiento especializado.
"Ser los ganadores de los eAwards Spain entre tantas iniciativas que buscan contribuir a solventar desafíos sociales y medioambientales ha sido una alegría y una responsabilidad para seguir escalando", valora Parra, que anticipa que en 2022 Captoplastic está en la situación idónea para crear su primera planta demo con la que seguirá dando pasos para acabar la lacra de los microplásticos en el agua.