“Ha llegado el momento de la ciencia feminista”. Raquel Yotti, directora del Instituto de Salud Carlos III se mostraba así de rotunda durante su intervención en Madrid durante Mind the Gap, la jornada impulsada por la Embajada de Suecia en España para promover las vocaciones STEAM desde una perspectiva de género.
Yotti defendía la irrupción de un nuevo paradigma en estas áreas y recordaba cómo, en 1962, el filósofo y físico norteamericano Thomas Kuhn anunciaba que los cambios en ciencia no se producen de forma lineal, sino por cambios de paradigma que dan lugar a una revolución. “Si aceptamos que estos cambios son revolucionarios, entenderemos que el progreso no puede ir ligado al conservadurismo”.
La cardióloga apuntaba que, en estas situaciones, el nuevo escenario se produce tras identificar errores y ante la ausencia de respuestas a hechos verdaderos. “Para observarlos hay que ser valiente, muchos no nos son ajenos, nos afectan directamente. La acumulación de fallos, de anomalías, deriva en un proceso que, en un corto espacio de tiempo, culmina en un cambio radical, en este caso de hacer ciencia”.
Una de estas anomalías es, a su juicio, la desigualdad de género en la investigación y en el ámbito académico “que atenta contra todo principio básico ético o intelectual”. Yotti considera que el ‘viejo’ argumentario machista “también se opone a la pura productividad académica. No hay más respuesta que un cambio de modelo”.
Hasta ahora, Yotti recordaba cómo los distintos roles que ha ocupado la mujer en la ciencia, o su escasa participación en la misma, se han sustentado “con teorías científicas erróneas, que no han hecho mas que alimentar un estereotipo que concluye que ése no es su lugar”. Un recorrido de cientos de años en el contexto de un paradigma “diseñado por y para hombres”.
Hacia una nueva realidad. La importancia del método
Para la directora del Instituto de Salud Carlos III, hacer ciencia feminista no consiste en “abrir espacios para que las mujeres luchen por sus derechos en el seno de las organizaciones científicas y académicas”, sino implicar a toda la sociedad “para lograr una inclusión efectiva, absolutamente integradora”.
En este proceso, Yotti incluía otros elementos a favor. “La ciencia ha dejado de ser algo que depende de científicos geniales encerrados en un laboratorio. Ahora es una cuestión de equipos diversos y multidisciplinares. Y cuanto más diversos son, mayor es el impacto de la producción científica en la sociedad”.
Feminista, integradora y… humanista. “La ciencia ha de tener al paciente en el centro. Es el motor para dar respuesta a un desarrollo sostenible para toda la humanidad. Al viejo paradigma le cuesta introducir esa dimensión social en un conjunto que va más allá de disciplinas y géneros”, exponía Yotti.
Abalan su propuesta la ética y el mercado. En lo que afecta a la primera, Yotti advertía del peligro que implica el resurgir de un discurso reaccionario que vincula el feminismo con una ideología supremacista, de mujeres por encima de hombres. “El feminismo es un posicionamiento moral que debe ser compartido por hombres y mujeres. No es exclusivo. Lo que persigue es incluir”.
Por otro lado, en una economía “en la que no siempre lo que corresponde hacer encaja con los intereses del mercado” y en la que el ámbito científico lleva al extremo “la competitividad y la forma en que es evaluada la excelencia de los grupos de investigación”, Yotti aboga por, al igual que sucede en la empresa, las ventajas testadas de una ciencia “más inclusiva, más justa, y, por tanto, más productiva”.
Tiempos de cambio –“el momento es ahora”- en los que Yotti piensa que ha demostrado su parcial inefectividad la teoría de la masa crítica, aquella en la que alcanzar un determinado porcentaje de mujeres en puestos de representación o responsabilidad originaría una reacción en cadena hasta lograr un entorno más inclusivo. “En el ámbito de los cambios sociológicos no ha funcionado. Esta no puede ser la respuesta completa”.
Otra visión, la de los actores críticos, dice que, “realmente”, el cambio viene dado por personas, “hombres y mujeres que tienen el compromiso y el poder individual o colectivo de poder crear a su alrededor un escenario integrador, en el la igualdad es una realidad en la mayor brevedad de tiempo”. La posición de estos agentes clave va, según Yotti, más allá de lo jerárquico. “Es una perspectiva más social. Cada uno de nosotros como creadores del cambio”.
Y si todos estamos implicados, es importante qué decimos, qué hacemos, qué priorizamos y qué estamos evaluando. “y lo es en el seno familiar y en el entorno laboral”. Yotti no olvidaba el papel de las instituciones, como la que ella misma dirige -“a más poder, más responsabilidad”- y ha concluía lanzando un mensaje optimista. “Hemos conseguido mucho, estamos en pleno proceso de cambio de paradigma. Habrá resistencias, porque cuando va a cambiar el modelo resurgen voces nostálgicas de los que, de algún modo, se sienten agredidos, pero es imparable”.